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La sumisa del Ceo

Capítulo 3 3

Palabras:1294    |    Actualizado en: 26/02/2025

y ahí estaba Ares,

cido por la sorpresa y la desesperación, traté de articular cualquier palabra que pudiera funcionar como

gustado tener la fuerza en mis piernas para poder levantarme y correr

n alerta, incapaz de obedecer las

que aterrizaron en el cinturón que sostenía en una mano,

cura e impenetrable y la cabeza de la serpiente tatuada en su pecho... t

rente a mí. Descansó los brazos tranquilamente sobre sus muslos, balanceándose sobr

culado para aumentar la excitación que ya parecía

mente torpe, sintiendo mi

discreto, y luego en la comisura de sus

y vi su pulgar derecho deslizarse sobre el cuero n

miento, hipnotizada, antes de que f

rieran que estaba espiando a un huésped. Ya

mo si Ares fuera un depredador d

ra su

do divertirse casi sádicamente con mi incapacidad de

ludable que mi corazón latiera tan intensamente, pero la f

ogada por la adrenalina, y esa era to

ca cosa coherente que pude articular,

aparición cuando se humedeció los labios,

l pulgar lentamente sobre el cuero del cintur

con cada cosa que me decía, pero no puedo negar cuánto me angustió la rev

er por qué me dejó observarlo du

an a descender, atentos a la forma amenazadora

... te disté cuenta?

e metal golpeara el piso de madera de forma sonora, lo que me hizo levant

, indicando que el movimiento an

, en un tono severo que anulaba cual

asintiendo d

on un tono un poco más lig

a la más absoluta certeza de que él sabía exactamente lo que yo estaba haciendo allí. No me refiero a haberle

ba y, entonces, elegí la verdad

minar esa oración, así que comencé de nuevo, aun sintiendo que mi corazón po

endido por la respues

ar ese tipo de cosas de una mujer, pero tal vez

do? -Fue lo único que preguntó, a pesar de to

no sabía responder, así que me quedé

jo, ante mi prolongada ausencia de

me un tiempo para pensar, pero Ares ya parecía

avivando la certeza de que ya sabía que yo estaba allí durante el t

eé, at

e mi cuerpo, pero no era vergüenza. Era algo más, alg

de Alice todavía en mi man

me, dejando en claro que no acep

beza de arriba a abajo

sonrisa, pero satisfecha y

apaz de volverme loc

lamé, un po

mi á

e después de haber sido embrujada por esa sonrisa,

le, su mirada oscura se

y sus ojos bajaron len

ando con otra sonrisa torcida en sus labios. Y mis ojos se abrieron aún más al percib

-Completó, haciéndome sentir mi rostr

a pequeña manija construida en la puerta, todavía

ir lo último, hizo que escuchara como le poní

ntir la vergonzosa humedad que se

nunca antes. No fue solo conmoción lo que sentí

escrita por Alice, sabiendo que su destino sería la basura. Ell

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