EL DOLOR DE LA CEO
ndo una foto donde Ángel estaba sentado en el regazo de Feli
l-susurro Bady tocando la foto con nostalgia , dolía
sus palabras salieron con un gran dolor , se cubrió su rostro con sus manos-. Nunca pensé q
starán contigo para siempre, Bady. Nadie puede quitar de tu corazón los momentos mar
nada podrá llenar el vacío que dejaron, pero si te aferras a estos hermosos recuerdos, y si e
uerdo de ellos; eso me lastima más. Pero, ¿cómo le digo a mi corazón que siga adelante con solo recuerdos y nada más? Me arrancaron el
egaba que extrañaba a Angel y a Felipe; los sentía como su familia. ¿Y cómo no? Si Angel era su pequeño sobrino y Felipe su mejor amigo d
quedó despierta junto a la cama, pensando que sería b
su alegría. Pensó que Bady era demasiado fuerte, pero la tristeza la invadía. Perder a Ángel y Felipe no solo era el dolor de Bady, también era suyo. Al imaginarse perder a Bad
ventana. Hazel entró a la habitación con una pequeña bandeja d
nto a la cama-. Sé que no tienes mucho apetito, pero logré traer un poco de av
bandeja y l
una pequeña sonrisa-, siempre pedía
ió, pues a
oca; cada bocado le recordaba a Felipe, a los desayunos juntos. En su mente, podía oír la voz de Felipe pidiendo más fruta. Sintió q
ue después de muchos días, Bady estaba comiendo poco pero seguro. Ella sab
todo si no quieres -le
iro y dejó la cu
rtarlo -susurró con su voz cargada de dolor y culpa-.¿Cómo
mo, Bady, er
la habitación de Bady y ellos hicieron
s volver a caminar. Con el tiempo, tienes que realizar algunas terapias; ellas te ayudarán a recupe
a que no tenía esperanza ni felicidad, sino desinterés.
único que deseo no lo puedo volver a tener en m
ar el muro de dolor que ella había levantado. Los doctores, al ver la negativ
dada de alta. Hazel la llevó a su propia casa, temerosa de dejarla sola en medio de su dolor. Sabía que los recuerdos la iban a hacer flaquear, pero Bady apenas hablaba, apenas
inua