MI JEFE ES UN OGRO
dia de Carlos, un compañero que nunca había sabido manejar sus propios fracasos. Se sentaron en la acera, las miradas perdidas en el horizonte, como si el
dijo David, con su voz temblan
o con una mezcla de preocupación y desasosiego. La tarde se torn
ñor al que David había atendido minutos antes en la cafe
nísono, un poco nerviosos, com
o ayudarles. Me parecen buenos muchachos. ¿Qué les parece si hablamos en mi casa
idea de que alguien quisiera ayudarles en medio de su
ánimo. Extendió su mano hacia David, ayudándolo a levantarse. La conexión
ando su reloj-. Debemos recoger a nues
empo, y puedo llevarlos a recoger a sus hijos -ac
sea esta donde nos acaban de expulsar -dijo Dav
tedes escojan -respondió Cristóbal,
ar que había marcado su caída. Al llegar a una acogedora cafetería, se sentaron en una mesa junto a l
de los hoteles Stone y de la empresa de turismo St
la -dijo David, esbozando una sonrisa. Había estudiado hotelería y turismo, y aunqu
do escuchando atentament
nistración. Siempre he soñado con tener un bufete y se
su mirada había una mezcla
sonas con talento y pasión para un nuevo proyecto que estoy desarrol
. La posibilidad de un nuevo comienzo se aso
inando su rostro. La esperanza comenzaba a brotar en su interior
scando personas que no solo tengan habilidades, sino que también estén dispuestas a apren
emoción en el aire, se
o es? -preguntó, su c
s de responder, como si estuviera el
gar donde la gente no solo venga a hospedarse, sino que viva una experiencia única. Necesito pe
que mil palabras. La idea de trabajar juntos en algo signif
untó David, con su voz un poco más suave,
mirada comprensiva-. Lo más importante es que encuentren un equilib
tado pesando sobre ellos comenzó a desvanecerse. La cafetería, con su aroma a café recién hec
segunda oportunidad. La propuesta de Cristóbal no solo era una oferta de trabajo, s
e la pérdida por su antiguo trabajo se había transformado en la promesa de un nuevo comienzo, y mientras caminaban hacia la guardería, sus cora
inua