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EL CEO Y SU ASISTENTE PARALITICA

Capítulo 3 CAPITULO 3

Palabras:1470    |    Actualizado en: 03/10/2024

años

go Del

recuerdos del pasado aún me atormentan

que ella dejó en mi ser.Seguía aferrado a mí como una sombra que no podía quitarme de encima. Su traición, me había marcado ya

proches de mi padre. Sus constantes peticiones para que volviera habían sido una fuente de discusiones entre nosotros. Pe

recorrer la ciudad, visitar los sitios que alguna vez compartí con mis amigos de la universidad. Pero mis plane

imero que dijo, sin siq

ble, aunque mi corazón palpita

cortante-. Santiago, por fav

por unos segundos, tratando de procesar la frialdad de sus palab

samientos. Él es mi único amigo, uno de los que no había traicionado m

e una vez para la empresa -Comente, con un susp

ntamente-. Con una sonrisa, la verdad no es

frentar esto sol

niños , y sabía que no había necesidad de decir más. Con un abrazo y

aían de un pasado que trataba de olvidar. Al llegar al frente del gran edificio, potente y majestuoso sentí un nudo formarse en mi garganta. No solo por lo

pcionista me dedic

u oficina, señor Santiago -me

la de resignación y determinación. Al llegar al pis

se escuchó con la misma auto

e fuerte y rigoroso. Tampoco no había envejecido tanto como esperaba, pero se le veían las líneas del cansan

volver a casa de nuevo-.Para ser honesto, no estoy seguro de que haya un solo motivo, papá -resp

años, pero necesito que mi único hijo esté al frente, alguien

en la boca al decirlo-. ¿Vas a seguir a querer mete

go raro en él-. Es cuestión de responsabilidad. Esta empresa

o dije antes de poder detenerme, la ra

ondería con la misma dureza de siempre. Pero en

-dijo finalmente-. Solo quiero que encuent

gran señor Bruno Del Monte hablar así. Pero antes de que

-respondió

l mar, en una silla de ruedas. Llevaba una carpeta en sus piernas y un air

ocumentos que me pidió revisar

. Te presento a

aron. Había algo en su mirada, hizo que mi corazón y todo mi s

erte -dijo, ente

o. Era cálida, firme, y por un momento, sentí u

en el próximo proyecto -intervino

su postura profesional-. Santiago, estaré a t

ntiendo cómo el ambien

la oficina, dejándonos

de ella ,-dijo mi padre, rompiendo la tensi

pensando en la breve conexión

y responsabilidades. Amelia resultó ser no solo eficient

unos proyectos en su oficina, Amelia se quedó en sil

hace cuatro años? -preguntó de

o de desviar la conversación-. No

ncierras en ti mismo -dijo, cruzándose de brazos-. Eres un hombre increíbleme

años. Sin querer, le conté mi historia con Laura, de cómo me había traiciona

dijo Amelia, tomando mi mano

ré-. He tratado de d

ada vi una comprensión que me sorprendió-. T

que aún no sabía cómo hacerlo, sentí que, por primera

un poco con mi regreso. Nos encontramos trabajando juntos, compartiendo i

documentos, se detuvo y me miró con

do duro contigo -dijo, su voz quebrándose li

tiendo un nudo en la gargan

ue un silencio cómodo, uno que marcaba el

o de tu abuelo -dijo mi padr

inua

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