El secreto de las bestias
para cerrar la tienda e informarle a su madre que iría a cam
cía volar la larga cabellera y los aromas marinos qu
de piedra que precedían al mal
ua a medida que se escondía el sol, y las olas apaciguadas por los rompeolas
isa dibujada en los labios. Aquel lugar la
uitó los zapatos, permitiendo que los dedos de los pies se le hundieran e
nismo a través de todos sus sentido
ubrió por completo haciéndola estremecer. Oteó los alrededor
plaza solo alumbraban la zona cercana a ellos. El b
aceleraba el pulso, no tenía miedo, solo cu
to a otro llegaría lo que había
hermoso de no
ltar y girar el rostro hacia la
mbre alto e igual de corpulento que Gabriel Veldetta, a
racterizaban a Gabriel. En la fisonomía de este nu
ue habías venido a
ella con pedantería, al percatarse que todos al
dadera intención er
ar una sonrisa radiant
tiempo. Nos alegra que hayan vuelto a esta
a conocer el verdadero motivo de su madre por viajar a ese lugar:
es hijo? -indagó pa
el rostro perfecto de aquel en
iembros de esa sociedad étnica tuvi
padre, pero fue muy amigo del tuyo y era q
on las que solía conversar por teléfono sobre el trabajo en La Costa y el envío del dinero que
rigió la mirada hacia un costado de la playa, don
instantánea, como si se enfadara p
ó, al tiempo que posaba de nuevo su atenció
Sa
e esas tierras como nosotros, sería un honor que la vi
r un instante mientras su mente repasaba las imág
fértil que tanto añoraba y volvería a ver los rostro
ontraría de nuevo con é
n se le esfumó al reco
ó con recelo. Sus palabras le e
versión-. Aunque la mayoría de los empleados descansan, los miembros aprovechamos el día para evaluar los sembradíos, revisa
ebeca, pero sus inseguridades no
ajando, puedo
osquilleó en el estómago de la chica-. A todos nos gus
llos y le alborotó los cabellos a Rebeca
u control. Javier acercó una mano y movió al insubo
ras. Rebeca se giró asombrada e intentó p
inquieta, con el recuerdo
ada en la oscurida
ión de la chica y evitar que ella siguiera indagando entre las sombras e hizo un esfuerzo por relajar las facciones-.
lvió a otear los alrededores mientras
ogrando que ella desviara su atención hacia él-. No
rebatió su
eto como él nadie se atrevería a hacerle d
contrarían a la mañana siguiente y se dirigió a su
paseo, ya que iba en contra de sus dictámenes
si él también se había marchado, notó que el hombre se encaminaba
upiera con qué se encontrar