No voy a perderte
dirigí a la camioneta, saqué la maleta, la llevé a la habitación de los
empre sonrió de las
-Lo corrig
vámonos
o. -Casi nunca uso de dos piezas-. Me puse una licra para no
nte, ahora necesitaba relajarme, nadar me desestresaba. Cogí el protector solar, les apliqué a los niños y s
a, seguro mi suegro lo había reprendido, ojalá le diera correazos. Después de saludar a los tres primos con su
ia, nos metimos al agua. Julián sabía nadar, pero Samuel se encontraba
rían pasar una noche amena, bajo buena música y whisky. He evitado a mi esposo, me he escudado d
só al cuarto, sonrió un poco al ver que
los espera en la cocina, l
o azul de algodón, bastante fresco para el cli
buscar a
n se saludó de puñito con su
mos aclarar muchas cosas. -Ahora q
eparada para iniciar un divorcio, escuché su frustración. Todos se encontraban al lado de sus respectivas p
da fam
scuas, querida.
estamos c
rmal. Al acercarse al oído, toda la piel se me erizó, olía increíble, ese aroma tan caracterí
s bell
o, pero era tan masculino. Su perfil que tanto me gustaba y con el que idiotamente me excitaba. Al cruzar la mirada conmigo me guiñó un ojo, siempre lo había hecho en el p
sperdiciaste
ido que me
o supiera la verdad estaría dando brincos por lo que acabas de decirme. Y, por cierto, es la primera vez desde que nos casamos q
. ¡Estoy e
er hijos, sonreí ante el recuerdo de los comentarios en reuniones pasadas. «Nosotros hacemos muy bien la tare
orar. La noche transcurrió de maravilla, César no dejaba de mir
mir, literalmente estaba agotada. Pasé por Julián y los llevé a su habitación. Nos
on nosotros? -Mi hijo
que se
s mías, al abrir mis ojos, los de César ya lo hacían. Nuestras manos entrelazadas y los dos encerrábamos a nuestros hijos, q
, explicarte lo que realmente pasó el viernes. Por fav
sde que nos escribíamos notas en nuestro noviazgo no lo había vue
ero esc
Necesitaba nadar, a esta hora aún dor
que rogarte
to de atormentarte... una conversación con Carmen en e
y contonee ese trasero a su favor, señora,
le a
do el derecho ante Dios y por
a pagar, haré que se engarrote tanto que no solo me va a rogar, sino que se arrod
iciente con que
ura para toda la familia, nunca antes me vieron con tanta piel expu
oy quería sacarle los ojos. Al verme al espejo, ¡Señor!, préstame un poco de se
es ayúdame a traerlo de vuelta, pero como yo lo
nto. «Perdóname, Bonita» fue tan sincero. -sonreí, mañana iré donde el padre a
ba lista para perdonarlo. La gente dormía, menos mis suegros, tomaban
ij
sé, pero es esto o un divorcio. -El rostro de mi
arices al pendejo de mi hijo. -sonreí, tenerlos de mi
que mi esposo, de contextura robusta,
legar a las tres de la mañana,
hizo el tarado de mi hijo?
la madrugada, no le notifiques donde estuviste cuando
aci
otras depende todo. -mi
? -La miré, mi
o hubiera frenado en el noviazgo no sería t
asado treinta y c
día. -Ellos llevan trein
comprender có
ejé la salida de baño en una de las sillas, me lancé con un perfecto clavado, tenía buenos pulmones, salí a la superficie
qué carajos haces al