La vida secreta de un matrimonio
temas de interés para ambos, pero incluso así era imposible que se dieran a conocer dada la cantidad de
tre el gentío que se formulaba por los pasillos jamás nadie hubiera pensado el inicio de esta amistad. Para empezar la universidad en si tenía un largo terreno para diferentes actividades, pero la facultad donde residían sus clases era tan solo un viejo edificio de 10 pisos de altura, por lo que algunos doce
bien, sin embargo, el caso de Luperca era distinto como el de muy pocos que realmente habían escogido el camino de la docencia, ella siempre soñó ser la guía de sus futuros estudiantes al mismo tiempo que sentía una enorme curiosidad por la historia, su ánimo parecía contagiar a los demás estudiantes haciendo que la ilusión de ser buenos profesores influyera en sus vidas, pero pese a eso su alegría siempre mantenía una oscuridad escondida, pues sí; t
a conversación que se iniciaba en los salones dejando grandes risas entre sus compañeros, su sonrisa gentil y mirada cálida hacían brotar un gran valor entre sus colegas y todo aquel que conociese en cuestión de segundos, su gran carisma encantaba a sus compañeras al igual que conseguía llevarse bien con todos, pero algunas veces disfrutaba de pasar tiempo a solas como lobo solitario caminando de lado a lado hasta encontrar lugares tranquilos donde poder escuchar sus propios pensamientos ¿Qué podría estar pensando allí en solitario? En real
lo lejos y prestar la misma importancia que cualquier otra persona, por ejemplo: si Erick ansiaba ir por una hamburguesa, Luperca iba por una ensalada de frutas, siempre cr
ió, luego de tantos años trabajando para la institución finalmente estaba pensando en su retiro dejando a su compañero de didáctica también a cargo de sociales, este hombre para evitar tener que subir las pesadas escaleras hasta el cuarto piso de literatura d
es que los primeros días fueron un caos: ambas clases peleaban por los mejores asientos como fieras contra su presa dado la poca adecuación de estos para más de cincuenta alumnos, llegar temprano era el delirio para ganar un puesto que permitiera recibir las clases de manera adecuada en lo que ambos personajes se
satélite su brillo peculiar llamaba la atención de quién admirase su intrépida personalidad, al mismo tiempo era muy difícil de convencerla, desde luego debían mostrar pruebas contundentes para poder verificarle cualquier novedad y por su puesto fue la única que notó la supuesta relación entre estos incompatibles seres. La perspicaz señorita notaba la cómica forma de ser de ellos, pero algo en Lupe le parecía tierno e incluso curioso de ver, la distracción de Luperca le facilitaba ignorar el mundo entero cuando se sumía en sus pensamientos, por otro
y escapar a su auto para descansar de la obligación social a la que se había condenado, por lo que entre el apuro olvidó su bolígrafo en la mesa mientras los
do de su meditación a la joven y estirando su mano fren
que mantenía cierta distancia, el mentir de otros era algo tan normal para ella que casi siempre se aburría de lo predecibles que podían llegar a ser, luego de un
pero impactando a Luna con una sonrisa gentil en lo
ó titubeante bajando la mano y mirándo
upe
tras tomaba asiento junto a ella esperando
sonrió de nuevo- si quie
en tan solo unos minutos se había dispersado entre que los demás continuaban con sus actividades. Las clases continuaron mientras Erick miraba por el rabillo de su ojo a las dos muchachas ahora buenas amigas, de pronto una ligera sonrisa se dibujó en el rostro del joven, era la primera vez que miraba a Luna disfrutar de una charla y le parecía muy tierna la forma de ser de Luperca, pe