INVASIÓN SANGRE Y OLVIDO
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, al ser el más robusto, le tomó más tiempo correr hasta la habitación contigua en busca de refugio, ahora la sangre hacía un charco al lado de su cuerpo. Alma, la mujer inglesa, no lo pensó dos
astronautas que resultaron heridos, se retorcían en horribles espasmos, como siendo presa de un dolor insoportable, sin emba
re se congelaba y un sentimiento de pánico, pero a la vez, dicha se apoderaba de su cuerpo, al presenciar, como uno de los hombres que se daba por mue