Mi amante salvaje
Apretó los botones hasta su piso y se dió vuelta para no v
lla dejando a su peque
ó molesta. Estaba actuando como un adol
por los pasillos para subir las escaleras a su cuarto. El sigu
eres!" Gritó Pablo tras ella c
l, pero no contaba con que ella abriría una puerta de rep
ahí. No pued
sted, y sino me deja en p
amen
por qué estarías huyendo. No creo que se t
te por
ora estás aquí de nuevo en
problema
el otro lado de la
caos. El padre de ambos morochos habia aparecido despues de mucho tiempo, el no pod
stabas feli
ue seas el hombre de esa noche
o aquí María José. Pero relájate, que no volví
pana y un top sin mangas. Se pasó los dedos por e
puerta. Ella abrió haciendo que
lo que
e podíamos bajar a t
o debería estar h
n marido q
que María tragara grueso.
er, así qué es todo. N
edes, nadie trabaja
lo h
a noche libre,¿Que tipo de
sonrisa sexy apoyado d
hablando con el después de cuatro
nmutó, incluso, sonó divertido cuando dijo: "Tu esposo es muy afortunado de tenerte, recuerdo cua
tonte
uguetearon entre ell
poco sobre nosotros y el qué, después de cuatro años no te he olvidado
os t
ombre e intento cerrar la puerta
Arquitecto de AirQu
más famosa de
, pero si la que ofrece cal
, el despacho de los s
e miraron como si las palabras sobraran y sonr
despidió nuevamente
ada lanzando vestidos sobre la cama, n
aro que su amiga no contestara, siempre de mantenía en contacto. Aun
stido rojo, y los taco
consumiendo pero aún así se vis
uela y acomodó su cabello en un mo
e estoy
que algo pasaría entre Pablo y ella. E
é hasta el bar donde queda
. María se sentó en una mesa retirada dónde nadie p
os el entró buscánd
l paquete y una camisa blanca con tres botone
o un buen niño y esos ojos p
echo hombre" pensó Marí
e antes que yo." Comento obser
garganta, este está
s que lo
luego tú puedes pedir algo más y así
egar mujer, y tú me estás pidiendo que..." Soltó una
e aquel hombre. De pronto quiso que la tomara sobre aqu
ijo para después llevarse
e María para luego besarla. La sorpresa en su rostro fué notoria, pero la
ados. Rozaban sus narices y Pablo empezó a bajar las manos hasta el cuello de María, d
s ojos caídos embelesado. Quería tomar a María otr