Una dulce venganza
noches frías, insultos, golpes, largas caminatas, cruzar selvas, desiertos y ríos, ser perseguida
una vida mejor. Aunque para ser sincera, me gustaba m
con mi nana Liliana y mi primo hermano Roberto a un pequeño pueblito. Vivíamos en u
, pero unida. Aun cuando yo solía vivir en la ciudad cuando vivía con mis padres (según lo poco que r
pueblo de que Roberto estaba iniciándose en el camino de la delincuencia, pero nun
or en Estados Unidos. Eso nos deprimió mucho a Nana y a mí, sin embargo, apoyamos su sueño.
idos, por fin se comunicaba constantemente, además nos enviaba un buen dinero. Siempre se mantenía comunicado
guiente, no despertó. Sufrí mucho, lloré sin cesar, ahora estaba sola, por eso, no lo pensé mucho cuan
eles en regla, viajé de forma ilegal y no se imaginan
que vendría a buscarm
frente a mí. Bajaron un vidrio, se asomó un sujeto con un aspecto bast
da con el corazón latiendo desbocado. Al no ver ningún movimiento, el sujeto con mala cara se bajó
uetas, iban vestidos completamente con colores oscuros. Tenían una música de rap en inglés puesta en el reproducto
ue había llegado mi hora, con la pinta que se traían estos tipos, seguramente me llevaban para torturarme y matarme
mi garganta y no era capaz de pronunciar,
tón y entramos. Había mucha gente en el lugar, hombres y mujeres, mucho movimiento
riba en el almacén, con estos enormes hombres a mi alrededor, no podía ver mucho
n una puerta y
Habló uno de los sujeto
entana, pero no se sentía tan intimidante, más bien parecía una oficina, c
iernas, se abrió la puerta. Con el corazón en la boca, vi que alguien va entrando a la habit
lo reconocí, se trataba de mi primo, Roberto. Los ojos
l. Mi cuerpo no dejaba de temblar y comencé a llorar como una posesa. Él me llevó hasta un sofá que está en u
estás feliz de verme?... ¿Tan mal estuvo el viaje?.
ágrimas y que mi primo me sirviera u
s músculos sorprendentes, era más fornido, su rostro se había endurecido, se veía más serio, maduro, sexi, lleva el ca
a otro, "¿Qué me pasa? Es mi primo, e
con evidente preocupación. - ¿Qué te
ía mucho miedo. Esos hombres... Los que me trajeron..
rías algo así?. -
e subieron al auto a la f
enuinamente sorprendido. As
me escoltaron. Fue hasta el escritorio de la oficina y descolgó el teléfono, habló unos seg
blar con un tono tranquilo, aunque su expresión era
untó uno de los e
hermana!. - Los tres hombres
ue era un ajuste. - Contestó uno
ente les pedí que recogieran a alguien por mí!. - Rob
tía dio un paso para adelante. En ese momento, mi primo, con la velocidad de un
! ¡¿PARA QUÉ PREGUNTO?! ¡ES OBVIO QUE TÚ SERÁS EL SIGUIENTE
rédito, mi primo, mi hermano, como todo un ogro, golpean