NUNCA SU SUMISA
ltaba el aire mientras estaba allà sentada en el asiento del copiloto del carro de Jonas. Su respir
uese posible»,
vante, la habÃa envuelto en una bur
nte minutos, puedes contarme un poco d
o. -No iba a ceder
tarte a respirar hasta que llegue
oficina sigo sien
va, altanera e irritante a la cual le estoy haciendo el favor
ra el equi
ue nada podÃa salir mal por conta
alido por gusto. Las vacaciones nunca entran en mis planes.
entendiera a la perfección su falta de entusia
ba entender, estar allà con ese hombre que apenas habÃa visto dos dÃas en su vida
ntrar en el vecindario. Le quedaban pocos minutos de trayecto y ni se habÃa percatado-.
olocó sobre la suya, apretándola un poco. Al instante,
Me encanta MeadVille, es más tranquilo que muchos otros lugares del paÃs. Aquà conservo las
nrió antes de mirarla u
pensar que lo fueras. Para mà l
nsar de sus palabras. ¿SerÃan con
aq
tacionó en
sus zapatos. No se molestó en colocarse l
os pies? -inquirió al bordear el v
. El marrón avellanado la embrujaba. El
os de Jonas parecÃa una promesa
lta a la
ones. Se metió las manos en los bolsillos para d
rte de él deseara hacerlo, perderlo todo, perderse
z fue ella quien
rcado a la entr
e dentro se escapaba una luz ligera que tr
rapidez, sin darle tiempo a su mente de advertirle de
a buena noche,
hacia su vehÃculo,
agarrado del b
ueñe con otro más que contigo. -Se ace
boca se apoderó
os sin pedir permiso. No lo necesitab
an atenerse a la
osa del más grande placer y su cuerpo expiraba sensualidad. Ella sabÃa que él podÃa otorgarle el placer más grande que habÃa
dejó la danza de sus lenguas. Jonas la agarró de la cintura y la apretó más contr
s respiraciones aceleradas eran l
ue él aún tenÃa los suyos cerr
el pecho y cerró los
gas buen