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Entre las hojas

Capítulo 2  siempre tarde

Palabras:1471    |    Actualizado en: 26/02/2023

ubre d

cama y me golpeé la frente contra el borde de la mesita de noche que estaba a la derecha de la cama, busqué varias veces el reloj con l

y al mis manos sentir el suave contacto del agua fría un escalofrío recorrió mi cuerpo de pies a cabeza pero no fue una sensación para nada desagradable, es más como que eso fue lo que necesité para espabilarme. Tomé agua entre mis manos y me empapo el rostro, m

tera con baches— dije al observar mi reflejo y qued

o con algunos destellos de luz de vez en cuando. Reaccioné de mi trance en el que yo mismo me había sometido, me cepillo los dientes y salgo del baño otra vez a mi habitación; recorro el cuarto con la mirada

— dije mientras buscaba rápidamente una camisa que pon

las llaves que estaban colgadas en la parte izquierda de la puerta y de un portazo abandono mi hogar, par

e, llego a recepción y pido que me digan el lugar de la reunión, la recepcionista era una comput

oz tal vez podría… ¡Mierda! Que estoy pensando, concéntra

ortantísima con la distinguida señorita Almohada y con la Madame Cama y me consumió todo mi tiempo dispon

elodía de fondo no ayudaba para nada a calmar mi agite, solo me estresaba mucho más, mi pie derecho g

n el número 55 en dorado. Al entrar lo primero que veo fueron que ya las pers

algo sutil pero convincente

ardió , el pecho me subía y bajaba aceleradamente por el ca

ciones y en situaciones de presión pierdo fácil

inconvenientes— mentí en un intento de justificar mi retras

gos pero mi insistencia y urgencia la hicieron darme una oportunidad desp

ra mi que he presenciado en m

taria y fuerte a los demás par

sos por largarse de este lugar, yo también lo estaría y es más, es lo que quiero hacer. Salir huyendo sin dar una explicación alguna o que se Act

jo la señorita con su voz suave pero que te da esa sensación de respeto— aparenteme

ivo del chisme de la semana, pero no me interesa lo que opinarán de mi los demás, pues obvio no estaba ahí por voluntad propia o por qu

opción que resignarme y era algo que me costaba demasiado, pues me consideraba alguien que no dejaba que

omable” ;en el buen sentido de la frase no se

e de las pendejadas que solo a mi se m

en este grupo de apoyo por orden de juez, por

s en mi su penetrantes miradas ,como si así conseguiría

eñorita a cargo con un tono de curiosidad y dulzura

cárcel y además ellos parecen que con su miradas quieren verme hasta los bo

ador ebrio regalando puñetazos a cualquiera en la calle— dije sin pensar mucho sobre que

levantó de su silla y me agradeció por mi participación e informó que ya podían retira

da, pero a medio camino algo llegó a mi

us pequeños ojos negros y sintiendo de nuevo como s

incomodidad inconfundible

ijo con una sonris

salí de el aula para lu

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