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Cuando un hombre ama a una mujer

Capítulo 9 Dulces sueños

Palabras:2271    |    Actualizado en: 22/02/2023

s improbable que el Dagger que quiere que cuide a su schnau

ara explicarnos las cosas que no entendíamos. También nos daba tutorías de química a pesar de que no era su asignatura. Él sabía que los grupos de último año estaban teniendo bajas calificaciones en la materia, por lo cual se ofreció a ayudarnos.

ugiar en su auto? No pasó nada entre ambos, pues él era demasiado cuida

dieciocho años, empecé a masturbarme pensando

a, tuve un contratiempo menor

rdad es

le as

de siempre al acabar labores. Que tengas un buen día y ve c

un nuevo trabajo. -Me

na televisión de pantalla plana que se daña más veces de las que quiero recordar y una habitación estrecha con una cama suave. La ventana es tan pequeña que pa

ue en cualquier momento venga por mí e intente hacerme daño de nuevo. Por su culpa tuv

acompañarme a me

a pesar de que es céntrico. Juana, nuestra casera, es una mujer muy bondadosa que me recibió como a una hija. M

mismo con mis padres en cuanto le empezó a ir bien en la vida. Es modelo para una marca famosa que no vale la pena mencionar y un día le gritó a mi madre que si la gente empezaba a relacionarla con una mujer que llegó como ilegal a Estados Unidos, su prestigio sería puesto en duda. Mamá le contestó que si tanto le a

a mi padre, se enamoraron, se casaron y, tras un complicado

medio, Julieta es la may

ndo cuido durante más de un día a sus mascotas. Empaco tres pares de pijamas, artículos de aseo, ropa interior, ce

enfrente. El cielo está repleto de nubarrones grises que lucen como algodones inflados de tinta desteñida. Parece que va a llover, por lo cual empaco un impermeable de col

añera de tubo pintarrajeada de celeste neón. Es como esa amiga

ico envuelta en papel aluminio. Lleva un vestido escarlata con mangas acampanadas. Se acomod

me dijo que son tus favoritas y quiero que te la

de verdad son mis favori

lo blanca, mete el envase allí y l

e irás e

dah

s ojos verdes

e tengas suerte en todo, mi niña. ¿Y qué ta

a de emparejarte con alguien. Bruno me quitó las ganas de enamorarme,

gracias por todo

e mal a nadie, mi

o eso dice ella. Y aunque en más de una ocasión ha querido leerme el destino, la v

onotonía casi silente de mi viaje. El aspecto pintoresco del sitio en el que vivo siempre le resulta atractivo a los visitantes. Unos edificios de piedra dura resguardan la calle, acompañadas por grandes ventanales y un césped tupido que crece en los lugares qu

pnótica e inalcanzable, como un gran monstruo que no desea moverse. Unas ventanas de vidrio polarizado asc

o. Lo he buscado en redes sociales y nunca encontré nada sobre él. Tras dejar el instituto pareció como si se lo hubiera tragado la tierr

y un Lamborghini rojo. Mi barato modo de transporte se ve como una di

o a la enorme estructura y me pregunto si, después de

icio. Una recepcionista mayor y de rostro amable me r

Giselle -saluda con profesiona

el Dagger me contrató para cuid

ueño del

e tipo de lugares son rubias despampanantes que te miran como si pensa

permites tu

sup

me genera la posibilidad de que el dios nórdico que conozco sea la persona que me contrató

nto excesivo de sus lentes y sonríe de nuevo. La mujer, de unos sesenta años, lleva el pelo corto y

rme a quien supongo que es Dagger. Lu

e tiende la insignia de visitante y me pide que me la ubique

mode

digo, regalándole

pálido y el alfombrado consiste en hiladas de flores negras y doradas. Hay unos candelabr

del hombro. Llevan trajes de cóctel en colores ocre y azul. Una de ellas luce un collar de perl

desaprobación. Reconozco esa forma de mirar a las personas, pues es la misma que Juliwta solía usar con mi familia. Es la mi

estoy en el último piso. Un par de guardias de seguri

Uno de ellos saca una tableta y teclea algo en ella-. ¿Cuál

endré que preparar una preparación en Power Point para reproducírsela a todo el que me p

de datos y me indican qué pasillo debo to

o los dedos a mis sienes para masajearlas. Me arrepiento al instante, pues si los guardias de seguridad me ven tan nerviosa, podr

vez en cuando... sobre tod

me y relajarme. Vamos, Kira, solo tienes que tocar l

de mi corazón se descontrolan, las manos empiezan a sudarme, me tiemblan los

su magnificencia eclipsa mis parpadeos y respiraciones. Abro la boca y me que

en mi lista de ob

star s

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