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Mi mejor amigo, mi obsesión.

Capítulo 5 La maldita Trinidad

Palabras:4401    |    Actualizado en: 15/02/2023

argo, aquellas apreciaciones se las guardó para sí misma y a Liam tan solo le dijo que le había parecido uno de los mejores sitios que habí

, había ido perdiendo el interés y la concentración en lo que le decía. Sin embargo, aquello no le disgustó, ya que al menos hab

ra? —preguntó, una vez

sito un té y una ducha

mbién —dijo, encendiendo

o la humedad que se había acumulado en sus ropas, tra

n largo silencio, durante el cual se había

—respondió la muchacha, apartando la

vil del bolsillo delantero de sus vaqueros y ten

noche decidí

e te quejas de que yo

azón. La había atrapado

erto —dijo, levantando una

gesto mientras se encogía de ho

no móvil—. En la lista de contactos encontrarás

vegar por aquella interminable

! —exclamó, al c

ntó Liam, frunciendo

blos tienes tantos números de

el rabillo del ojo

s —dijo, poniendo énfas

se, volteando los ojos—. ¿

do papá pasa por casa, cosa que sucede relativamente poco, Ébha también se encarga de

usta cómo cocina? —

de maravillas, pero no me

Po

to más inválido

mbécil —dijo Deni

a con respecto a su discapacidad. Ser cuestionado por sus sentimient

era un imb

pir

da mexicana —propuso,

a mal, para

me dijiste cuál era el segundo punto po

aba el contacto del delivery de comi

muró, luego de e

ué no t

e, tú nunca me

os,

o tengo derecho a

no es meterse en mi vid

ana—. Te recuerdo que fuiste tú

ró—. Pero, vamos, me da curiosidad, d

ía derecho a aquello,

becka y a Adam Warren

—afirmó

exnovia y al hermano y esposo de ellas, respec

sus adentros y suspiró. Ya le parecía que la cosa había ido demasiado bien. Sin embar

entes algo por ellas?

por ellas, pero son buenas clientes. Y Adam… —dijo, cortándose—. S

clientes como para poder rechazar los

—preguntó, cada v

regar—: Es solo que no entiendo qué es lo que pasa

da

e quien se quedó co

stacionaba en el garaje de su vivienda y se

que esperaba oír. Liam le había ocultado aquel importante deta

acia el interior de la casa—. ¿Adam e

significaba que había dejado de dolerle el recuerdo de como Clara lo había abandonado. En un principio, no estaba del todo seguro de qué le dolía más: si el hecho de que su mejor amigo se hubiera quedado con su novia, o que esta lo hubiese dejado por Adam Warren.

dez que si hubiese sucedido el día an

vilístico. Ese día, su pierna izquierda había sufrido un gran daño, por lo que los médicos se habían vis

aron que era una maravillosa idea subirse al coche de su tío y pisar el acelerador al máximo, sin tomar ninguna precaución. Liam jamás había participado de algo como aquello, y la emoción lo había invadido

seguro era de haberse subido al vehículo, para luego despertar en la cama de un hospital sin sensibilidad en su pie

dada por haberse encontrado ocupando el asiento del acompañante. El coche había recibido t

lla extremidad, intentando hasta lo impensable. Pero una horrible gangrena termin

ría dejar de lado ciertos hobbies. Lo que en ese momento no pudo ni siquiera imaginar era que aquel accide

iam le pidió a su padre que lo acercase hasta la casa de Clara, su novia. No veía la hora de verla

hasta la puerta, donde fueron recibidos por la madre de la mu

ue una vil y asquerosa broma de Clara, por lo que decidió que lo mejor e

de la muchacha había comunicado los mensajes de uno y otro

e abrazarla, recibiendo por

ijo, sin un ápice de compasión por su estado. Los sentimientos que al

cho una semana, que tristemente se convierten en cuatro, regreso con unas ganas loca

a de su habitación, lo observó de reojo con hastío, para luego

sagradas —respondió,

. Unas gruesas lágrimas, las cuales se apresuró a secar con el dorso de su mano, comenzaron a brotar de sus ojos de cambiante c

eguró, intentando ma

esagradas y… y hay alguien m

¿Por qué? ¿Qué sucedi

r contigo, Lia

or

En fin, con Adam estamos saliendo desde hace un par de semanas. Es atractivo. No tanto com

que ya nada valía la pena. Había perdido a

los estudios, procurando así no caer en depr

Liam siempre había creído que el saber no ocupaba lugar y, buscando evadirse de sus pensamientos negativos, decidió desoír a su progenitor y matricularse

spués de todo y a pesar de la culpa que tenía, Liam sabía que la real culpable

o, siempre lo había considerado un hermano y no podía con la sensación de romper cua

hermana de Adam, quien, tras fallecer sus padres, había decidido comenzar los estud

e por momentos lo sacaba de quicio. Sin embargo, había aprendido a quererla, con sus defectos y virtudes, llevándolo a que, meses más tarde,

ndo su atención y apartándolo

o, dándose cuenta de que aú

cha, haciéndole señas con las manos e i

pó, adentrándose y pe

caminó hacia la cocina, no sin ante

, mientras sacaba de su bolso

e Argentina? —preguntó, al

tazas del armario—. No sabía si aquí encont

enemos todo, querida —d

uieres o no? —preguntó de nuevo, m

accedió—, pr

Cu

e no sea tan horrible com

a —lo co

que

e te encantará —aseguró, mientras llenaba con agua e

ara y de Adam y te quedaste congelado. Igual tampoco me has dicho por q

como si eso lo explicara todo—. Cre

ién tú, ¿no podías buscar una mujer heterosexual y,

, mientras Denise colocaba los saquitos de té en

, la muchacha, encaminándose a la me

ando la infusión qu

é pensabas? —insisti

mientras se llevaba la

ijo, asintiendo, tr

evades la

sus

mo fue… —comenzó a de

? —lo instó

que suce

la historia, pero jamás me contaste

. La víbora, trepadora e interesada, siempre ha sido Clara. Adam solo aprovechó la op

o logro e

, confiándoselos a su amiga. Ni siquiera su padre, quien lo había acompañado ha

ue acababa de oír. Era más que consciente de que había ge

to —fue lo único q

ntacto con ellos, pero se dejan una buena cantidad de

eres un poco imbécil —dijo, soltando una sonora carca

acabo de contar algo que nadie sabe, ni siquiera mi padre c

nándose—. Perdona. Tie

oy bien —dijo Liam, q

ado que percibía que había algo más rondando la cabeza de su

xtrañado tanto aquella costumbre, y ahora por fin podía retomarla, aún a riesgo de… Alejó aquellos pensamiento

su amigo. Su estómago dio un vuelco. Aquella cercanía terminaría

e. Sé que no soy un genio, pero esos re

así solo por La m

zo del abrazo y se giró en la

ieres, entonce

que no te está haciendo bien. Hay algo que te estás guard

servó sin

, no me molesta, por el contrario, pero te conozco lo sufici

a que estoy feli

o sé que no es así, de lo con

ué contarte tod

inas haciéndolo —dijo,

ue mi mejor amiga llegó y vive con

o que aquello resultaría más di

sp

eza—. Sé que hay algo más.

a misma manera que

remedio que contarle la verdad de lo que había s

mismo momento en el que el timb

tiempo. Denise blanqueó los ojos y, con una leve inclinación de la cabeza, le indicó

tenía por qué ocultarle aquello, pero acababa de confesarle que, técnicamente, era un im

platos del armario empotrado y los colocó en la

abriendo las bolsas de papel

cos al pastor

sabes de com

suele pedir

, notando como Denise titubeaba a

ajando, leyendo o simplemente viendo una serie o una película. Suspiró. Sí, definitivamente, si quería conocer qué le sucedía, tendría que contarle la verdad, aun cuando aquello le doli

la mirada, sorprendido—. Te lo contaré, aunque no ahora, no hoy al menos, y no hasta que no me di

bservó, p

usto, pero ¿

aré. Tal vez mañana, luego de que me dedique

ir Liam, siendo inmediatamen

tomar uno de los tacos al pastor y llevárselo a la boca, dándole un mordisco—. Es más, creo saber d

e algo que ver conmigo, con el

sabe

naste —aclaró—. Por la tarde, cuando desperté, pensé en acomodar mi ropa, pero al abrir el armario me lo encontré a rebosar de cajas. Pensé en preguntarte en dónde podía poner mis cosas, p

a cabeza, mient

uivocas —cont

en mí —dijo Denise, poniéndose de pie y, acuclillándose

a sus pinturas, sus escritos y demás. —Sonrió con nostalgia—. Saqué todo y lo puse en cajas con la intención de clasificar las cosas, ver lo que

que aún te duele su partida, no ha pasado demasiado tiem

bién sé que es lo que ella esperar

ucede c

Sobre todo, si llegase a leer los diarios que escribió.

ras. Puedes solo darles una hojeada y solo si quier

en silencio por

seguro. Además, tantos recue

? —preguntó, compren

jo, con la mirada clavada en un punto

pa

He intentado hablar c

ue revisaras las pertenencias de Nahomí, i

uesto a ayudarme —dijo—, ni siquiera pasa demasiado tiempo en casa, entre viaje y viaje, porque le duele

Éb

e nuevo. Ya lo hice una vez y

expectante, ladeando la cabeza—. S

Ya has visto q

s mucho más, así que no tengo prob

—preguntó, a

se

rincipio de aquella relación de amistad, Deni

ró, estrechándo

s por qué

ue jamás imaginé tener

a evitar que una lágrima traici

mundo —dijo, en un susurro

que, aunque no era del modo que ella deseaba, la r

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1 Capítulo 1 Un viaje desesperado I2 Capítulo 2 Un viaje desesperado II3 Capítulo 3 La Torre de Reginald I4 Capítulo 4 La Torre de Reginald II5 Capítulo 5 La maldita Trinidad6 Capítulo 6 La verdad I7 Capítulo 7 La verdad II8 Capítulo 8 Secretos y noticias9 Capítulo 9 Secretos y noticias II10 Capítulo 10 Una entrevista inusual I11 Capítulo 11 Una entrevista inusual II12 Capítulo 12 Un jefe particular I13 Capítulo 13 Un jefe particular II14 Capítulo 14 ¿Es tan obvio I15 Capítulo 15 ¿Es tan obvio II16 Capítulo 16 Sentimientos al descubierto17 Capítulo 17 Figurita repetida18 Capítulo 18 El cuadro secreto19 Capítulo 19 ¿Quiénes somos I20 Capítulo 20 ¿Quiénes somos II21 Capítulo 21 Confusión.22 Capítulo 22 Arrepentimiento.23 Capítulo 23 Tramore Beach24 Capítulo 24 Desaparición25 Capítulo 25 Incomunicada26 Capítulo 26 Una Prostituta de Oro27 Capítulo 27 Reconciliación Con La Vida28 Capítulo 28 Una Noticia Inesperada29 Capítulo 29 No Te Vayas30 Capítulo 30 Un Pase A La Legalidad31 Capítulo 31 No Hay Damiselas En Apuros32 Capítulo 32 Visita A La Comisaría33 Capítulo 33 La Librería De Las Sorpresas34 Capítulo 34 Los Resultados35 Capítulo 35 Demasiado Que Procesar36 Capítulo 36 Una Dolorosa Verdad I37 Capítulo 37 Una Dolorosa Verdad II38 Capítulo 38 En Busca De Respuestas I39 Capítulo 39 En Busca de Respuestas II40 Capítulo 40 Carpe Diem41 Capítulo 41 Efecto Mariposa42 Capítulo 42 La Historia Cobra Vida I43 Capítulo 43 La Historia Cobra Vida II44 Capítulo 44 Esto No Es El Medioevo45 Capítulo 45 A Escondidas46 Capítulo 46 No Quiero Un Mr. Darcy47 Capítulo 47 Un Mal Presentimiento48 Capítulo 48 Un Regreso Fallido49 Capítulo 49 Una Macabra Broma Del Destino50 Capítulo 50 Alteración Cardíaca51 Capítulo 51 ¡Cree, simplemente cree!52 Capítulo 52 En El Mismo Pozo53 Capítulo 53 El Interrogatorio I54 Capítulo 54 El Interrogatorio II55 Capítulo 55 No, no puede ser56 Capítulo 56 ¿Qué le hiciste 57 Capítulo 57 Obra Milagros58 Capítulo 58 Una Sorpresiva Visita I59 Capítulo 59 Una Sorpresiva Visita II60 Capítulo 60 ¿Qué Harás 61 Capítulo 61 Un Obsequio Muy Especial62 Capítulo 62 Maldita Ansiedad63 Capítulo 63 Una Salida Imprevista64 Capítulo 64 Nada Mejor Que La Comprensión65 Capítulo 65 Dímelo De Una Vez66 Capítulo 66 Un Giro Inesperado67 Capítulo 67 Un Shamrock De Cuatro Hojas68 Capítulo 68 Epílogo