Mi mejor amigo, mi obsesión.
o, Denise frunció el ceño, al ver como una alta torre se al
o? -preguntó
Reginald -res
cir que se trataba de una torre -agregó con sarcasmo-. Y, a ver, déj
s en blanco, en tanto se apeaba del coche y tomab
oy -respondió
te aquella enorme construcción de piedra. Sí, er
ejaba de sorprenderse de la capacidad de su amigo de moverse más rápido q
aterford no te vendrá nada mal un poco de
quitaba el hecho de que estaba segura de que terminaría aburriéndose.
soros de Waterford. O el Museo Vikingo de Waterford. Llámalo como quieras -agregó-. ¡Ven! Vamos
es saber un poco de historia, pero dime, ¿po
i contratásemos a un guía, probablemente terminarías perdiéndote la mitad de la explica
a del todo bueno, no
-la cortó, indicándole con
a ante lo que sus ojos veían. Aquel lugar era majestuoso. Se trataba de un sitio enorme e increíble
por lo que se limitó a sonreír y a comenzar c
era incapaz de lograrlo por completo. No podía concentrarse lo suficiente
uró, interrumpiend
espero que hayas oído todo lo que
o que te oí -dijo
reguntó, inq
-bromeó-. También confesaste que estabas deseoso de cumplir tus fantasías con esta bella dama en lo alto de la torre. Pero, lo siento, eso no podrá ser, caballero. Primero de
igua Denise hubiese regresado, aun
kingo antes de su construcción y que al parecer yo tenía razón y Reginald es la malformación del nombre de un gobernante vikingo. Lo siento, olvidé el nombre origi
ubicada estratégicamente entre una rama de Saint John's River (creo que se ll
o» y luego, cuando el último que vivió aquí se fue, se convirtió en museo. En la actualidad se exhiben hallazgos arqueológicos de una excavación en el rí
rió, sat
Denise no se enteraría de nada de lo que intentara mostrarle. Sin embargo, y a pesar de que la muc
e de su amigo-. Lo siento si no he retenido demasiado, ya
e hay ciertos detalles que has pasado por alto, pero v
n manotazo en el hombro-. ¿Debo tomar
ien como un halago
iciente como para hacerlo sonreír. Amaba aquella amistad y temí
uerta mientras una cortina de lluvia se
sintiendo como el agua la
parada en una iglesia geor
e del coche en la mano y la mirara con el ceño fruncido-. Por fin com
jos al cielo, pro
laneo casarme. Vamos. Súbete al bendito coche. No quiero estar es
uieres acosta
o pudo evitar reír junto a él, aun cuando su co
calmada, dirigió la mirada hacia la ventanilla
restar atención comenzaba a agotarse y empezaba a sentirse hambrienta y cansada. No ve
que Liam acababa de encender, permitiéndose cerrar los