El enigma del millonario
rjeta y su móvil entra con contraseña. Revisa los detalles de los movimientos banca
il, ya que es vieja tecnología. Sale del banco maldiciendo a su hermano y luego piensa en
en eso mientras camina de vuelta a la clínica. ¿Tendr
era necesario. Cuando llega a la clínica va directamente donde la asistente. Esta le inform
irugía y le explicará la condición de su madre -i
unta cuando desc
quién
pago? -inquiere con dudas y
iables. Te asignan incluso hasta un abogado para que cuide de tus intereses -con
r favor, ¿podrías ayuda
» piensa una vez más y se s
able, pero cada detalle sobre los procedimientos r
pasara nada malo, ella había sido su ancla cuando más la necesito. A mediodía, su vecina Lora las visitó y llevó un par
da como estaba, las curvas que una vez tuvo,
a mañana siguiente decidió revisar su cuenta de correo con la esperanza de que le hubieran aumentado el monto de la beca por milagro divino. Nada m
e madre s
o es el tener un hijo. Pero no podía quejarse, ella decidió que lo haría y de esta manera saldaría la cuenta
aniel
y hora. ¿Tengo que llevar documentos e
, Arya
us. Una vez que sube y toma un asiento, la notificación de un correo nuevo llega. Es
Har
aurante del Hotel Plaza a las diez de la
e at Centra
rk, NY
ento
el C
en que puede llegar allá, de camino en autobús serían al menos casi cuatro horas, el boleto le sale de treinta a cua
pequeño bolso más grande con un cambio más de ropa y vuelve al hospital. El día siguiente cae sábado, Eleanor
encuentra con que el doct
nta inquieta nada más ver al
álvula, la que tiene está dañada y necesitamos o
de medicina. Aun así, el temor no le deja
regunta ella sin
diólogo-. Es su decisión si quiere operarla aquí o llevarla a ot
¿Ella resistirá?-aclara ella. Sabe que la cirugía
o se agrave -ac
ora debe hacer que todo mar
Con una coleta alta, un poco de maquillaje, su mejor pantalón sastre y una
o lustrado del Hotel Plaza. Nunca había visitado Nueva York, pero el lugar la deslumbraba. Al llegar
hermoso cristal la mar
ncia al hostes. Este la invita a pasar y l
tan solo su cardex, un celular viejo de su vecina que le ha prestado y un gas pimienta por si lo ocupa, es todo
de pelo engomado abriend
os de traje, uno más apuesto que el otro, uno con
ta Daniel poniéndose d
iende su mano
e te contactó -advierte-. Él
aludarlo de mano, pero este la
ce en su lugar, señalando l
itud, pero acepta con un poco de bronca, p
es desde Boston -advierte Daniel, si
venido en taxi -asegu
ieron venir hasta NY» piensa mientras le da un trago
nudo? -pregunta
e medicina y debo mantenerme alerta -explica ella, luego
y si realmente estás consciente de lo que harás -explica con calma, Daniel-. Nadie que no
a aire,
iendo que ambos hombres se vean mutuamente, lo que la lleva a
ner esa joven de cabello marrón y ondulado, ojos
a colocarme tan pronto en una
ontacto, y señaló que te urgía un pago, tanto como a mi cliente le urge tene
órganos y votada en una esquina -suelta
u lado derecho-. Es una figura pública y respetada de la comunidad neoyorquina. Por eso te cit
ión y le pasa la mirada rápidamente
a dispuesta a darle un hijo» medita notando los hombros cuadrados y los b
é lo más sincera posible -pide el abogado, que
pa de vino mientras el hombre
n se escandaliza y la mira con asco. Daniel por su parte se ríe y
lo soy. -Ayden toma de su vaso de agua cuando ella aprovech
sarse el agua. Daniel vuelve a reírse, pero cu
prosigo -dice y toma pluma-.
ta que los de látex son muy resistentes -res
olesto y rompe el buen
ego, señorita Arya -di
lo bromeaba -aclar
-puntualiza cada pal
epiente de haber bromeado con el abogado tal como lo
ahora no sabe qué hacer ni a quien acudir. En
estoy acabada» piensa para s
de cabello que le ayuden a ocultar lo hinchado de sus ojos. Toma aire y
no, pero en vez de eso un Aston Martin color os
gnora-. ¿Es siempre tan cabe
a terminado se apodera de ella y