Miedo a la venganza
ist
me reclama Laura cuando me llama por teléfon
iendo, ayer no fui capaz de decirle nada sobre lo que leí en esa carta. Estoy seguro de que ya no estoy ena
rla, menos por las palabras de una carta, que, desde luego, no d
o quiero que nos veamos en la clínica más
spués de eso podemos ir
ece est
lusionarla me hace sentir culpable, pero no me queda otra salida. Si bien no sé si voy a dejar a Laura, al menos d
quiero, solo sé que me falta algo,
ra hacerlo, pues estoy casi seguro de que esa misteriosa mujer estudia allí. Toda la noche traté de entrar
cosador comie
para decirle que interpondrás una denuncia por acos
ía con día. Las únicas horas en las que estoy tranquilo son cuando estoy trabajando, lo cual no creo que sea d
o aquí, así que me bajo de mi coche sin preocuparme. Mis ojos se centran en un par de jóvenes que están hablando cer
erco a ellas. Sé que es estúpido pregunt
n, señori
a que no puedo ver. El sonido de su voz hace que me es
z es p
que la trato de perseguir. No logro mi cometido, puesto que
cuando volteo a verla, me doy cuenta de que e
uí -respondo sin titubear -. Necesito
e? Podría ayudar
e gustaría saber el de la joven que acaba de irse.
miro con el ceño fruncido -. No, no sé quién e
que no fue honesta conmigo, que me está mintiendo. No voy a conseguir nada de ella, por l
De nuevo pienso en interponer una orden de restricción o una denuncia, pero luego, al recordar esa voz tan tierna y que me hizo sentir
Voy a llegar muy tarde a la clínica si sigo haciendo esto, por lo que me
studia allí, y alguno de e
n ellos. Este día veo a más pacientes embarazadas de lo normal, lo que me hace recordar constantemente el tema de Laura, quien debe
onrisa de emoción por verla. Seguro ya hablaron un buen rato antes, pu
mpuntual, pero voy a
r que la anuncien, pero prefiero estar prevenido, ya que sus visitas a la
a situación. Sigo sin entender por qué esa carta ha repercutido tanto en mi estabilidad emocional, porque me conmociona ta
tienes? -me pregunta Laura con voz mimosa y, antes d
a con mis brazos. Sus ojos me observan con mucho a
a que empiezo a sentir ganas de tener sexo, pero el sonido de esa voz y el recuerdo de mi mujer misteriosa
s un par de días raro, ¿te hice algo? -cuest
y sacudo la cabeza -, pero creo que tú
o? -me mira asustada. Me a
necesito mos
sma que se evapora cuando hago que entre a la s
odo esté en orden par
te dij
esto, quedarme t
que me revises, no
a tan tonta -. No tiene nada de malo que
o que no
y sujeto el picaporte para que no pueda salir. Su cuerpo queda
me entere de que nunca podrás ser mamá porque
a después de
to eso,
nerviosa mientras se gira hacia mí
e importa es que lo sé. Necesito co
er
diendo, te lo esto
vise, comprobando por fin que lo que esa carta de
e dejaras -confiesa cuando volvemos a mi con
Me presionaste tanto para tener un hijo, has hecho
, lo siento, no me
, sino por haber creído que te dejaría si no me dabas un
limpia la nariz con un pañuelo -. Pero tú
poder volver a confiar en ti -me levanto del so
olo era una incógnita. Pensé que enloquecería de rabia, pero no es así, me siento indignado pero tranquilo,
r esto, yo sigo
u valor como mujer -replico -, pero sí que te resta puntos como pareja.
ía, pero quería encontra
ara venir a abrazarme. Pese a que quiero mandarla al demo
ica -. Te juro que
¿Cómo l
desabrochar mi cierre. Aunque necesito tener sexo y su insinuación no me d
me mira de forma sumisa, lo que no me agrada, pues no me refería a eso -. Si yo no quiero tener rel
siente de manera desesperada antes de aparta
ero ir
onces podremos
-. Acabo de recordar que me gustaría habl
nn
al interior de la enorme casa. Me preocupa muchísimo que Sofía esté merodeando por aquí y que
z baja mientras cierra las puertas con seguro -. Ahora mismo está haci
rostro palidece al escu
sada que me siento ahora mismo. Mi carta no sirvió para nada,
acia su silla, que está detrás de su escritorio, para sentarse. Con un gesto
ará que esto es u
real, solo que comprenderás que no puedo creer de buenas a
o nerviosa, mirando hacia abajo y jugueteando con
ro que hablemos, que me cuentes todo lo que sabes pa
ce unos días no sabía nada con respecto a esto, pero una mujer
Cómo que
, pero me mostró todo lo que sucedería entre Christian y yo, y lo que vi fue
a idea de que todo eso termine sucediendo de verdad,
urra -. ¿Quién
mejilla derecha -. Doctor Russo, lo que le digo es de verdad, no estoy inventando nada. Yo le mandé esa ca
a, algo enojado -. Mi hijo ha estado nervioso
me encuentre -mu
uieres? Es ilóg
ficado mientras hablo -. Prefiero renunciar a su amor antes que ponerlo en riesgo de que sufra
-frunce el ceño -. ¿Te das c
alguna manera de
r con esto y no tuve éxito-suspira-. No dudo que tú seas una chica i
r a Christian, no p
controlarlo -me trata de tranquil
me -me levanto de la silla y lo miro furiosa -. C
de esperanza. Él, desde luego, no quiere que le ocurr
de eso, yo no voy a permiti
aldición, no le pido nada más. Necesito entend
ero sigue siendo evidente que está asustado -. Él va a encontrarte, y mucho m
mientras no me vea a los
oportunidades de éxito. Solo vas
uyó de él una vez que me encuentre.
es mejo
lgunos problemas, y sé que Christian va a querer solucionarlo todo, y no quiero eso, no quiero preocu
yos en el momento en que estén ju
esolver sus problemas? ¿Dejaría que su
ás pondría en semejant
n se vea con mis padres, no quiero que los enfren
nado-. Esto debe saberlo Christian, hija,
berlo, me iré de mi
Inquiere con nerviosismo, y yo
a la puerta, haciendo que
o cardíaco se acelera de forma instantánea al e
urra César, y yo niego en
frente a él, no así, as
De él saca un libro de pasta gris y aspect
, tratando de abrir. Menos
responde el doc
¿Será que tienes a una m
ar, y si yo no estuviera tan nerviosa, me reiría. Me encanta ese tono
o, lo cual hago sintiéndome culpable, pero el destino no me deja otra opción. Nos e
eíble, te metiste a la casa de su padre, ¿
e pregunta Christian a su padre c
unos informes médic
ar co
momento, ahora d
o hablar ahor
, Christi
n agradecería que salga de aquí, ya que mis piernas
lemos en e
o, lo cual casi me hace rechinar los dientes de furia. Estoy molesta con él por no
el cuento en esta situación por querer romper una pareja,
hablar, pero
montón de palabrotas mientras escucho
iona Christian -. Parecier
regnado el perfume de tu madre. Sabes que ella v
ice Christian -. Reconozco este aroma
estás así, yo no percibo nada -replica César, y yo so
disimulo saco mi celular y descubro que el muy
o 1; H
que lo puso en esa carta es verdad -responde Christian. Puedo notar en
o puede te
no tiene úter
hijo, ¿qué va
rla no es opción por
ue no la había dejado, pero escucharlo de la
có pe
siderarlo, tú no eres
í que da igual, ¿no? -dice mi Christi
ue piensas -contesta su padre, quien da una
que no creo, y con respecto a esa mujer... Voy
ristian de esta forma, me hace desear levantarme e irme, pero recuerdo que esto es lo mejo
alabras y vendrás aquí a decirme que
o verás-se b
rees, deja de busc
to que me explique
o, no vas a dejar a
qué? Yo
dice Laura, y a mí se me revu
mentira, lo que me hace sentir ridícula... ¿Cómo podía esperar que la dejara por eso? Tengo
marcha del estudio, y César m
que he encontrado sobre el tema. Espero que te ayude a entenderlo, a
debo hacerlo-respondo con la voz tem
a. Él te necesita, de ve
quiero que su voluntad se reduzca a cero por
e conoce, pe
e conocerá, no mientras tenga esa maldición. Cuand
ssa, rompo a llorar en sus brazos. Esta no me pr
e, él nunca me e
e todo esto es confuso para él-contesta-.
rá porque es
star contigo. Él te amará de verdad, H
ndo el abrazo-. No sé qué me pasa, esto me du
o a tu doctor y estás celosa-gruñe, lo que me hace reí
número para contactarlo de nuevo, también esto-le muestro el libro, que en realidad es una libreta pro
annia-dice contenta-. Qu
ió mucho en aparecer frente a
sa tal Laura consiga tener un hijo suyo. No estamos en la
primero debemos averiguar si podemos romper esa maldici
gas solo porque me muero de curiosidad y
che-pongo los
n temas que implican brujería. Me encanta, l
s. A mí no me agrada que esté tan emocionada con esta situación, pero no puedo quej
libreta, la cual guardo en mi mochila, pues la leeré
mos tenido que tomar dos autobuses, pero logramos ll
, quien está en medio del porche. Mi corazón empieza a latir desboc
ian, tranquilízate, él e
n se encuentran con los míos en cuanto cruzo la p
nada que estén mis progenitores presentes. Él es bastante atractivo a sus cuarenta y tres años, un sueñ
re, antes muerta. Aun así, no digo nada, mi prudencia hace acto d
on una sonrisa encantadora, que no podría serle indiferente a n
o es Chris