Un amor por contrato con el CEO
andra
erzo mis dedos, con nerviosismo, no sé qué hacer o qué decirle para saber cuánto escuchó en realidad. Sin embargo
ste todo
ndo qué decirme para no hacerme sentir tan miserable. Asiente, luego d
ero tener que dar explicaciones por las decisiones tomadas, no quiero quedar como la actri
vidad y el gesto dista tanto del que hizo antes su herma
e de mí no tienes que actua
té aquí hoy, su declaración de hace tres días, donde aseguraba que conocía mis secretos. Lo que no me ha dej
? -pregunto, con ironía. No puedo evi
e al borde de una crisis de ansiedad. Por más que inten
-confirma y me
obstante, necesito aclarar esto de una vez, aunque suene desesperada, tengo que saber a qué se refiere con que conoce to
rco una ceja,
s? -devuelv
que sabes, tal vez te me
Finge que se lo piensa y cuando lo considera pertinente, se acerca un poco más a mí y rebusca algo dentro de su chaque
saber lo que es, tengo memoriz
ante lo que esto puede significar. Miro a los ojos a Ryan y es evidente que está analizándome, mis reac
ior, más nerviosa de
su mano y me muestra el contenido del recorte, que ya yo
ca una mueca extraña que no alcanzo a determinar qué significa. Pero tampoco le p
s é
a en mi cabeza, como el mismo primer día; una espalda un poco descubierta y un rostro de perfil. Comparo uno con otro y a pesar d
ve confundida. No obstantem es algo que ahora mismo me interese pensar, lo
to? -insisto, solo para co
a información. El miedo de que un aparente desconocido estuviera al tan
iero dar volteretas en el lugar. Mil preguntas
sonrisa en mi rostro en cualquier momento me hará colapsar, de tan intensa que es. Me duelen las mejil
ra en responder. Pero algo en su expresión insegura no me deja permanecer tranquila, mantener la emoci
en al suelo una vez más. Incluso siento
o, pero de igual forma, asiento. Tal vez haya
su expresión confusa aún
en mil pedazos. No puede ser cierto que ese hombre sea él, Ryan O Conell, mi actual cuña
Intento sonreír, pero no logro convencerlo-. Por
de mi alcance-. Dime por qué la guardas y la
aguantarlas. Intento tomar la foto, pero
foto es mía, dámela
úsa a darme lo que con tanto
recorte a mi cara-. ¿No te parece injusto qu
dez. Forcejeo con él, intento quitarle el papel de una vez por todas y sal
repente. Volteo a verlo y su rostro está rojo de indignac
o y veo con claridad como Ryan aprovecha para guardarla dentro de su c
uieres enredar a Ryan con tus escándalos tambi
e sacudo, para soltarme, pero
ue ver contigo -exijo, negada a
recuperar
chas. Ahora mismo voy a sacarte de aqu
el show, déjame en paz -gru
dome voy a terminar revolcada en el piso, porque sospecho que ni siquiera
o, miro a mi alrededor y no t
onfianza que yo le doy, me afecta. Puede que haya descubierto algo extraño hoy, con esa afirmación de
o darle más motivos para que me ataque. Para él, mis lágrimas serán aún más falsas de lo que cree que soy. Y esta concentración que llevo, para evitar derramarlas, me hace