Los cuatro hijos secretos del rey
e anterior su madre se había burlado de ella diciendo que no llegaría a nada, que con esos cuatro niños nadie la iba a querer y que hab
taba, tenía a sus cuatro niños, sus cuatro tesoros, lo único bueno qu
muy difícil diferenciarlas, aunque ella, como su madre, sabía exactamente cuál de las dos era en todo momento, incluso de espaldas estaba segura de que podrí
ntos, a pesar de que uno era el más pequeño d
pero como realmente no sabía quién era el padre de sus hijos, no podría asegurarlo, hasta esa mañana en la que despertaron
nuestro beso de buenas noches?- se quejó Assim, siempre había sido muy celoso de su mamá y ade
nquieta con la mirada que su hijo le dedicó, esa misma expresión la había visto la noche an
se marchó a la mañana siguiente sin dar ningún tipo de explicación, como si ella fuera solo un objeto o
ble, a pesar de ser algo arrogante, aquel hombre se veía un hombre hono
omo el día anterior, con un vestido
uró su jefe señalándole el separador de su
io, yo puedo atender a l
que llevas ni siquier
a necesario para conservar su trabajo, y ese trabajo le daba la oportunid
una vía de escape en caso de que ese hombre intentara algo, desc
o las demás mujeres que trabajaban para él, aun
ver lo hermosa que est
asta quedar frente a él con la mirada agachada visiblemente avergonzada, estaba acostumbrada a vestir así, el día anterior
ón, pedrería en todo el pecho. Era hermoso y al menos esta vez no había una raja lateral. Al menos le ta
abajo y sonreír ladino, sin lugar a dudas era la mujer más hermo
ara ti y es una pieza muy costosa - aseguró el hombre ac
ó ella molesta, pero intentando que no se le
os el cuello de la joven, haciendo que ella se estremeciera, pero no de placer porque le gustaba, sino porque odiaba que nadie la tocara, sobre todo si era un hombre al que no le había permi
eerse dueño de su cuerpo tal y como hizo el padre de sus hijos años atrás y contuvo el ácido que subió
testar a lo que su jefe le pedía. Pero el hombre la detuvo al s
eyó su amante, esa mujer arrogante que tenía mantenida en palacio desde hací
sacar su molestia de algún modo, tal vez poniéndole una buena multa, tal vez consiguiendo que despidieran
fulminaba con la mirada. Si las miradas mataran, estaba segura de que eso habría hecho con ese indeseable,
derechos sobre mí - aseguró ella sosteniendo un abrecartas qué había agarra
despacho y se encontraban con aquella escena, observaban al hombre y l
l rey que había presenciado todo y dudaba que aquella chica fuera una ases
enía la mirada fija en el hombre que había pretendido atacarla, quien a
allí a toda prisa. Atravesando a aquellos so
cedido, aquello solo le había traído recuerdos del abuso sufrido cinco a
lugar que conocía del todo en su nuevo trabajo, o tal vez porque el recuerdo de aquel hombre la hacía sentir de algún modo segura, e
se resguardó allí para intentar calmarse