Estrellas en el firmamento
2: Clases
ituación. TenÃa ganas de decir un par de cosas, como que fingir no le quedó a una chica como ella, se veÃa tan dulce
de su manto de calidez, después de todo, Neithan ya la habÃa visto, ¿qué caso tenÃa fingir ante él? Además, si él llegaba a cont
d frente a sus narices, ¿no serÃa un pecado dejarla pasar? Ya estaba harto de que su padre le cortara las alas, de que siempre impidiera que su sueño de ser un músico se v
esiones de duda en su cara. No dejaba de golpear su pie contra el suelo, sintiendo como
as y me dars esa grabacin d
on duda-. Venga, responde a mi pregunta, ¿qué pasarÃa si yo decido guardar esta grabación y se la enseñe a los medios de prens
¿qué pretendÃa obtener
rada que tenÃa el chico. DebÃa aceptar una cosa, aquellos ojos azules que se asemejaban al mismo cielo eran los más hermosos que habÃa visto e
ó el rubio aun sonriendo, con una expresión que casi decÃa "te teng
estás h
hecho de que yo muestre esta grabación a la prensa arruinarÃa tu carrera, ¿no es verdad? –Hanalise asintió con la cabeza, habiéndose arrepentido luego, porque sólo le
no para alcanzar aquella grabadora y poder quitarle el pequeño casete, pero Neithan estir
de brazos, inflando las mejillas y luego soltando todo el aire de una vez, lo que hizo que su flequi
tos? –Hanalise estaba dispuesta a ofrecerle de todo, no escatimarÃa con tal de recuperar aquella cin
, el estilo de Hanalise no le gustaba para nada, él y su grupo eran metal alternativo asÃ
do, pues pensaba que no existÃa nadie en la vida que rechazara ese t
, asà como tú –habló decidido el Harrison, notando por un momento la sorpresa que expresaba
evió a cuestionar el
udÃfonos, asà que la música que oÃa estaba en extremo fuerte, por lo que no iba poniendo atención a nada más a su camino. Salió al pasillo y enseguida las personas comenzaron a aglomerarse para ver salir a Hana
on las personas, pero la pobre chica estaba tirada ahà reco
–se agachó para ayudarla, quitá
l oÃrlo disculparse, no pudo evitar dirigir sus ojos negros hacia él, so
pero igualmente fue oÃda por
sabes m
o, él se podÃa dar cuenta de sus sentimientos y eso era lo que menos querÃa, sabÃa que Guillermo jamás se fijarÃa en una chica tan poca cosa como ella, él era demasiado genial, a
Ãa tomado la mayor importancia, después de todo, la chica no llamaba demasiado la atención, no hablaba con
arias partituras para tocar el piano, por lo que el chico se les quedó viendo con detenimiento,
lermo habÃa agarrado su cuaderno de partituras, por lo que se sonrojó aún más de
ez, para después salir corriendo avergonzada. No querÃa que nadie supiera de su amor por la música, al
o por unos segundos. Luego se volvió a poner los audÃfonos y siguió su camino, ignorando
petición. Era el padre más difÃcil que le podÃa haber tocado, encima de estarlo siempre criticando hasta por el más mÃnimo defecto, estaba totalmente en contra de su sueño, lo único que lo movÃa era la ava
jar que su padre decidiera su futuro y asà lo tuviera
querer se cayó, pero entonces, un soni
estaba espiando a Sergio a escondidas, pero cuando vio que se detuvo, pensó que se iba a d
basura y pudo ver a una chica de cabellera rosada, la cual se que
l vez él se habÃa dado cuenta de que lo estaba espiando y se morÃa de la vergüenza. Estaba enamorad
ara la tierra, pero entonces se sorprendió cuando sintió como el azabach
lto asÃ, cuando Sergio era un niño solÃa ser mucho más alegre, siempre hablando de lo grandioso que era su hermano
ias,
nso dolor en su pie, por lo que su caminar era muy lento, si no fuera por Sergio, probablemente no se podr
duda y confusión mezcladas, ya que Samanta no era de las que se llevaban mucho con ese profesor porque
rogar el Bernal, no era que fuera muy curioso,
no. Miró hacia una pared del estacionamiento de la escuela y la luz vino a su mente como un foco encendido; se trataba de un anuncio d
como todos los años con Ino –Sergio sabÃa cómo era Samanta, desde pequeños siempre habÃa sido una chica
o ahora que lo pensaba bien. ¡En qué lÃo se habÃa metido! Ella de música no tenÃa ni la más mÃnima idea, con suerte habÃa aprendido a tocar
ez habÃan salido mejor de lo que pensó, porque ella habÃa aceptado el trato sin vacilar, de verdad debÃa ser muy im
capaz de hipnotizar a cualquiera. DebÃa aceptar que Hanalise tenÃa una voz preciosa, como pocas veces habÃa oÃdo, que
rca de ella, me va a servir, ya quiero ver las caras de
practicar algunos acordes, ya que finalmente en la tarde no habÃa
en ella, en lo arrogante, pero a la ve
ra otra cosa. Comenzó a pasar sus dedos suavemente por las cuerdas de la guitarra, cuando estaba
vo en esa dulce sonrisa que habÃa sido capaz de hipnotizar a t
, haciendo que dejara de tocar para darse cuenta de que es
manera, como si lo que estaba haciendo fuese algo realmente malo, como si
guntó sin inmutarse, pero
r eso todos pensaban que tenÃan una excelente relación de padre e hijo, pero estaban equivocados, porque Neithan no soportaba que su
rubio mayor. Neithan simplemente guardó su guitarra dentro del estuche, dejánd
a cama. Mario sólo le miró y cerró la puerta de gol
tÃa en este momento, no dejarÃa que esta vez se entrome
vió a escapar de sus labios en forma de suspiro.
cambio de escuela o como se estaba llevando con sus nuevos compañeros, pero la verdad, no estaba de humor, después de lo que habÃa sucedido con ese Neit
te a mi agente, no ganará nada, él no es bueno seguramente, se irán con la cola entre las piernas –eso pensaba la joven estrella, que
a los demás guardaespaldas y finalmente entró a su casa dando un enorme sus
ó Nahum, mientras se quitaba su saco negro y los lentes de sol. Hinata sonri
ojiperla, para luego darle la e
, siempre tenÃa que estarla cuidando de los fans y de los periodistas, no era nada fácil tener que estarle quitando gente de encima
necesitaba una distracción de aquella vida llena de a
isión de plasma, muebles hermosos y nuevos, un closet del tamaño de otra habitación, lleno de
su animal favorito, se lo habÃa regalado un niño hace mucho tiempo atrás, le conoció en un con
ro, pero entonces notó lo que le habÃa pasado y se sentó
rostro con una almohada, no tenÃa por qué estar pensando e
uitos. Sus ojos eran color chocolate y su piel era clara. Usaba una especie de traje chino, una blusa de color rosado claro y unos pantalones bombachos
cada lugar, pero sólo veÃa gente desconocida-. Creo que...
es su hermana mayor se las habÃa encargado. Se dirigió a la enorme cocina y dejó un par
ó una joven alta, de cabello rubio, tomado en cuatro coletas y unos hermosos ojos azules, la cual lo miraba con una sonr
rtando el impulso de hablar de su hermana mayor, la cual hizo car
à de pesado, cada dÃa
implemente no lo soportaba, porque aquel sujeto ni siquiera podÃa llamarse de esa manera, cuando siem
s suspiró, habÃa olvidado lo mucho que a Guillermo l
illa de las que estaban alrededor de la mesa de la cocina y tomó una manzana, le dio una mordida y miró a su hermano menor con gracia
se quejó el chico de orbes aguamarina. Tomó una manzana también y le dio una m
e Clara se ponÃa fastidiosa. La rubia apoyó su rostro contra la mesa, aún se sentÃa ofendida, pero no iba a dejar que el
y nada menos que psicologÃa, según ella, porque en el futuro tratarÃa los problemas mental
e los gritos estridentes de su hermana mayor, menos mal que David -su otro hermano- aún
s toques en blanco, perfecta según él. Se sentó en la cama y posó su mano izquierda sobre las cue
e le movÃa en la vida, su ú
lde, de una familia esforzada. Su padre se habÃa ido de la casa, pero constantemente les mandaba dinero para poder sobrevivir, mientras que su madre trabajaba absolutamente todo el dÃa para poder mantenerla, ella decÃa que mientras viviera, su princesa no necesitaba sacrif
estapó las teclas, tocando una por una sin que éstas emitieran ningún sonido, pues tan s
a una persona que no puede ser escuchada, cuando inten
o la mirada. No podÃa dejar de pe
e pareció un prÃncipe de los cuentos de hadas, de esos que sólo se fijan en la hermosa princesa
, sintiendo los fuerte
rviosa, no conocÃa a nadie, además, para ella era muy difÃcil hacer amigos
su cintura, mientras que su mirada delataba a una jovencita llena de amabilidad
Iba tan distraÃda, que sin querer chocó con una persona, per
jovencita levantó su vista para observar que sin querer habÃa manchado la camisa blanca de un chic
óneme –se disculpó una vez más, pero aqu
s, dando un salto, mientras aquel chico se atrevÃa a levantar la mano, dispuesto a golpearla si e
ien, de otro chico. Su cabello rojizo llamó ens
a nueva y asustada? –dijo aquella persona, con una voz ta
termine golpeando también –amenazó el bravucón, pero una
rada capaz de infundir miedo a quien fuera. Al parecer, el chico le habÃa r
se dio la vuelta y en ese instante ella pudo apreciar su rostro, pero en particular,
es de abandonar el lugar, dejando a la joven aún paralizada, viéndolo con verdadera admiración y deslum
ller
ientras pensaba en él siempre le sucedÃa aquello, pues sabÃa que serÃa inútil amarlo
nciliar el sueño, cosa que le resultaba imposible. TenÃa muchÃsimo sueño
bajó el volumen hasta cero, observando a sus padres que dejaron de bailar felices de la vida al ver
ño oscuro y ojos negros, que aún no soltaba las manos de su esposo, Santiago. Él carraspeó un
rece si practicas un poco con ese bajo que te regalamos para navid
uarto. Santiago iba a subir el volumen del radio, pero Samuel se detuvo a la mit
su esposa con intriga. Ella sólo hizo un gesto de no saber y después suspiró resignada-.
omántico –le respondió su espos
Lo tenÃa desde hace unos dos años atrás, al principio le encantaba tocarlo, pero habÃa perdido el interés a medida que aprendÃa más, tal vez por
o –se dijo mirando al techo, el cual estaba pintado como un cie
os que se inscribirÃan. HabÃa varios clubs disponibles en la escuela, entre ellos teatro, danza, periodismo,
preguntó el profesor de cabellera plateada
–gritó histérica la rubia. Samanta se cubrió los
nmediatamente Ino gritó llena de sorpresa, pues no podÃa creer que su mejor amiga le
s el último año, quiero hacer algo diferente, vamos –decÃa Samanta sonriendo, aunque sabÃ
obre todo si se trataba del club de música, ellas no tenÃan aptitudes en ese ámbito, pero aun asà no se
la peli rosa, pues no pensó que Ino tamb
s, ambas se inscribirÃan, asà qu
nstrumentos musicales. Ella estaba nerviosa, querÃa entrar, pero sentÃa que nuevamente los nervi
o a sus dos amigos. Sus mejillas se sonrojaron como siempre le pasab
e le hablaba en la escuela, pero entonces se quedó con la boca abierta al darse cuenta de quién se trat
todo, estaba frente a aquella importante personalidad y no
rada del club, que ya come
ra una chica tan tÃmida y dulce que le recordaba a ella misma antes de convertirse en una cantante famosa, ella era
diendo, ¿cómo podrÃa decirle que no? Además, Guillermo también estaba ahÃ. Tal vez era hora de enfrentar aquel
a entrada. De inmediato, ambas se volvieron el centro de atracción de todos
sentir nerviosa. Al observar hacia aquel lugar, pudo ver que eran los ojos ag
delineó una pequeña sonrisa, para luego desviar la mirada, pero Mónica pud
l no la dejaba de mirar, parecÃa como si ella fuese lo más interesante del mundo, pero no la ve
que habÃa visto; azul cielo, le parecÃa que det
scuchó como alguien carraspeaba. Se trataba de Eduard, que se habÃa parad
spero que puedan mostrar todos sus talentos, y que este año sea uno muy bueno para tod
o que les resultaba aquel profesor, mientras que, Neit
l que tú –pensaba con seguridad, sonriendo alegremente sin percatarse, mientras que Hanalise, habÃa s
r sus nombres! –exclamó Eduard, oye
sica al fin h