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Amor ardiente

Capítulo 3 3

Palabras:3970    |    Actualizado en: 29/11/2022

ex

t-Miles, él y yo estuvimos saliendo.

mplemente me costaba imaginar a alguien como Ángela con alguien como

suerte que tenía de tenerme. Yo no solía corresponderle aquel tipo de comentarios, es decir, él me gustaba y me hacía sentir bien estar a su lado, pero no le quería. No sentía estar enamorada de é

on las mangas de su sudadera en un gesto nervioso. Podía notar en el temb

icas de fiesta solía ir él también con sus amigos para asegurarse de que nadie se me acercara, incluso cuando él comenzó la facultad y me quiso presentar a su nuevo grupo de amigos escogió él la ro

ara seguir hablando. No quería que se sintiera obligada a decírmelo, podía esperar a enterarme de aquello para

ecesario que sig

re mi mano, volviendo la vista a mis ojos, y aun con

ses pero era lo que tenía que soportar, supongo. Ahí fue cuando conocí a Kian. Siempre me pregunté qué demonios hacía él con el grupo de Nate, no encajaba en absoluto. -dijo con una pequeña sonrisa al recordarlo. - Él era tan bueno... Era un chico amable, divertido y muy inteligente. Él

de aquello? -murmuré algo sor

creía que con Kian, que era su amigo, no haría nada que una chica no debiera hacer. -dijo rodando los ojos. - Él me hizo ver que Nate realmente no me quería, que yo no me merecía vivir así. Cohibida de todo, sin apenas salir, sin poder ver a mis amigas, sin poder vivir...

compulsivamente las lágrimas que comenzaban a descender por su rostro, queriendo mostrarse fuerte ante aq

in si quiera poder imaginarme lo que deber

o y, a pesar de todo aquello, la maravillosa persona que seguía siendo. Y

grimas seguían brotando de sus ojos con rapidez. - Nunca llegó a darme, siempre pude esconderme tras algún sofá o tras alguna puerta. Podía leer la ira en sus ojos, era como si se transformara en alguien completamente distinto, y sentía el miedo en mi pec

er en aquel momento era envolverla entre mis brazos con fuerza. No pude evitar pensar en Nate, yo le conocía bien y sabía de lo que era capaz, por eso mismo, desgraciadamente, no me sorprendió dema

al. Él siempre debía tener la razón. Aquella vez si que se cabreó, si antes creía haberle visto enfadado no fue nada comparado con aquello... Mi casa terminó destrozada, comenzó a romperlo todo a su alrededor, las fotos, los cojines, alguna prenda de ropa por allí en medio... Hay días en los que revivo aq

ipo de resistencia ante aquello, envolvió sus brazos alrededor de mi torso aferrándose a mí con fuerza y quebrándose allí mi

rse firme mientras ves cómo la person

la... -murmuré sobre su cabello. Su e

za en mi cuello y yo paseaba mis manos a lo largo de su espalda, cons

a otro chico estando con él. A partir de ahí cada vez que me cruzaba por la calle con algún chico de los de su grupo, los más simpáticos simplemente me giraban la cara. Otros optaban por decirme lo

ge

daban los paraguas normalmente, lo sacó al jardín trasero que era donde estába

estras despedidas. Todos le conocíamos de una manera u otra, algunos habíamos llegado a establecer incluso una pequeña amistad,

éramos iguales bajo la luz

er lo que ha escri

ue fue él quien dio la cara y nos dijo lo que realmente ocurrió. Antes de todo aquello, recuerdo un día antes de un partido contra los del East, donde estuve hablando con él sobre la mierda de árbitro que nos había tocado. -dijo soltando una pequeña risa. - Recuerdo que cuando se acercó hacia mí pensé; ¿qué demonios hace este tío? Es decir, no sé si sabe que va a jugar contra lo

co a poco, vimos cómo el humo que provocaba se desvanecía hacia arriba, llevándos

a Jude, y fue Vera quien

on él por el campus, pero sobre todo le conocía por el maldito señor Geller. Siempre hablaba de un tal Kian Miller que había sido uno de sus mejores alumnos en lo que llevaba de carrera como profesor, y yo pensaba joder tiene que ser realmente bueno, porque el señor Geller no es precisamente de la clase de profesores que van dan

pel se consumía. Volvió a su sitio junto a Liam, quien la acogió en un cá

murmuró Alexis en mi oído

o la verdad es que no me veía capaz de

stro mientras se inclinaba a dejar u

re que tenía sobre mí y haciéndome sentir la brisa rozando mi nuca ante la fal

ue podía pedir. Sólo te bastaron un par de horas para darte cuenta de la realidad en la que estaba viviendo realmente. Y sólo tres fueron suficientes para acercarte a mí y comenzar a hacerme ver que todo aquello realmente no valía nada de lo que yo me pensaba. Tú no me conocías apenas, pero aquell

erme por los hombros. Mi corazón latía al ritmo de la tristeza, deshaciéndose y tornándose del color de la mel

me duele decirte adiós esta noche, porque solo espero que seas la última persona que caiga en este juego de venganzas y rivalidades. Sólo me que

apel junto con el suyo. Al volver a mi lado, me sujetó de la barbilla para deja

stro Lex. Porque te lo mereces... Cuídalo por nosotros allí do

sus papeles. En silencio, nos mantuvimos unos minutos más allí, rodeand

maldad y solo estaba formada de sonrisas y buenas intenci

os abandonaba en la Tierra, su aliento seguiría resonando de alguna manera entre

ortaba, era saber con certeza que él estaría

ber dejado que él cayera en este

s, K

ge

a siempre y ahora comenzaba a gustarme, sin duda respondería

e solía quejarme porque me impedía moverme por la cama sin aplastarlo. Ahora

ora el motivo de la primera sonrisa del día. Me quedé durante unos segundos observando la imagen en el cuarto, h

ó él con la voz ronca al

recién levantada. - Me haces feliz, Keller. Tú y e

e pelo. -dijo colocando su brazo bajo su cabeza, mirándome aú

os días, poco a poco se convirtió en algo más profundo y ansioso. Colocándome sobre su regazo mientras él aun descansab

do que tuviéramos que separarnos. Alexis resopló con una pequeña sonrisa mientras se dejaba ca

e mi voz habitual estrechándolo en mis brazos mientras se acomodab

robando

una enorme sonrisa al verle girando

ono, diría

omenzaba a acariciar hacia atrás las orejas del felino. -A veces cuando le hablo par

dillas y ratones que se colaban en su huerto y se comían sus verduras, pero resultó que al perro le daba miedo hasta el sonido de una lata de Coca-Cola ab

r, no me malinterpretes no conozco a tu abuela, pe

. -Mi abuela daba más miedo que ese perro, créeme. Seguro que si encerramos en una habi

maba Dobby? -dije con

comenzaron a poner las películas de Harry Potter y co

n? -pregunté

en cinta para su reproductor de vídeo, además de encargarme una bufanda de Slytherin porque "Draco

ás normal del mundo mientras jugaba con el Coronel, pero la simple imagen de su abuela v

therin, tu abuela sin

que separaba a cada casa de otra, pero a ella le gu

a. -murmuré mientras el Coronel comenzaba a olisq

mo aquella era la última noche en la casa querían preparar algo esp

en la toalla mientras Drew y yo estábamos en la orilla frente al resto, con el agua cubriéndome

algo muy sensato por nuestra part

solo me miraron con una cara de "¿realmente has pensado eso antes de decirlo?" Y ent

tellas de vodka y una de tequila y nachos para

ez nachos traen pizzas

. -musité negan

¿qué crees que traerán

Una botella de tequila y una de vodka, para cenar seguro que compran

ones. El que acierte se lleva e

e dicho que vay

. Me lo debes por compar

. - Además, en mi defensa diré que

es ci

s opinar, er

ón. -dijo Jared estirándose

chicos. -dijo con un

chicos a la vez obviando el

que comenzaba a tener algo de frío, y me refugiaba en la toalla de Alexis

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