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El secreto de la sumisa

Capítulo 8 El punto de inflexión

Palabras:3547    |    Actualizado en: 14/10/2022

TULO

O DE IN

para disiparse como un jirón de niebla en la noche. Yo toqué el

Qu

o, ábreme, q

a. Menos mal que al abrir la puerta Antonio, María se

adre. ¿Quién es el pavo ese que te traía en su coche?, porque un taxi no par

ido que limpiarle yo la casa a mi niño y traér

an protectora con su hijo, y tan crítica conmigo, ya desde antes de que nos casásemos. Que si no le hago bien la tortilla de patatas, que no cocino

que no es lo mismo, muy mal acostumbrado a hacer lo que le viene en gana y eso se va a acabar en

dre. Espero que entres en razón y vuelvas a ser la misma de siempre.

s si no me voy yo también y cuando vuelvas no me enc

y bajé los escalones a pie, sintiéndome menos que nada. Igual Antonio y su madre tenían razón esta vez, claro, porque creo que me había pasado un poco, pero irse de casa y dejarm

había tenido una coraz

y mira por dónde te encuentro en la puerta llorando a lágrima viva. Esta noche te quedarás en mi casa y no se hable más. Mañana co

e su madre solo sabe que echar leña al fuego. Pensarás

lo no reñimos nunca?, lo que pasa es que nuestras

estar en tan buena compañía, porque mi familia estaba lejos y reñida conmigo. Lloré hasta que me quedé dormida. Toda mi vida estaba pendiente de un hilo, y lo peor era que no dependía de mí cortarlo o no. N

gggg!!,¡¡ riiii

colgar, su voz sonó fuerte y s

¿qué

palabra, me eché a llorar como u

nde

mansión de lo

allí. Vístete y límpiate las

propio marido, me deja en la calle sola, tirada como una colilla…pero me vino una incógnita a la cabeza. ¿Qué pensaría Alonso de

riedad que sufría. Llegó al cabo de cuarenta minutos, había pisado a fondo el acelerador para llegar. Alonso, salió a recibirle y se dieron un abrazo, como si

Alonso so

eías más conveniente, lo entiendo. Os

ro estar informado, ¿entendido?, ahora cuénta

loroso y frío. En aquel momento no hubiese cambiado ese gesto ni por todos los diamantes

límites?, este es el más importante cuando se tiene que cuidar de marido e hijos. El resto es insustancial, se aprende a super

zarme mejor y clarificar cuáles son mis priori

y supe, no sé la razón, que no estabas en tu elemento había algo discordante en ti. Ahora te llevaré a casa, a mi casa cla

o, que parecía conocer muy, pero que muy bien a Adrián, se despidió de nosotros cordia

endencia. Quiere dar lustre al título que va a heredar y me pidió que le dijese de una decoradora que pudiese ayudarle a llevar a cabo el faraónico proyecto de redecorar la mansión. Alonso quiere que antes de morir su tío vea la mansión como era en sus mejores tiempos. Te estarás preguntando por qué te elegía t

er que al menos servía para algo. Iba a pasar la

o vuelvas continuaremos dónde lo dejamos. De momento quiero que te relajes y duerm

or cualquiera de ellos sería una locura, tomase la decisión que tomase al respecto. Antonio, significaba volver a un pasado que ya veía como remoto, y en el que mi personalidad quedaría ahogada para siempre sin remisión, Alonso, era la viva representación de un futuro brillante y lleno de lujos, que resultaba obviamente tentador, y Adrián…Adrián se presentaba como el hombre duro y protector que me poseería sin lugar a dudas como amo y para siempre, educ

arte ese cerdo

ido posesión de nadie, pero en aquel instante supe que era de él para siempre, que nunca me libraría de aquel dulce yugo que era la esclavitud a su persona. Me palpó brazos piernas y cadera, y en aquel momento no supe por qué hacía tal cosa, pero luego comprendí que

aminaré más ate

, ¿qué tenía aquel hombre en sus dedos que me sometía con solo rozarme, con solo unas secas palabras, pronunciadas con a

dó sentado, despatarrado mirand

tomándome una muñeca con la otra mano. Bajé la cabeza y entonces él se puso en pie y fue rodeándome, palpando de nuevo mis piernas, mis muslos, subiendo hasta mi cadera, sin rozar siquiera mi sexo. Me apretó varios puntos de la espalda y los hombros, mientr

rdad, dormirás en la cama, yo me

u amabilidad, creía que dormiría en una colchoneta hinchable y por el contrario era él, quién iba a dormir en ella, y yo cómodamente en la cama. Pero no todo acabó ahí, tras hincharla con una e

y terminaba por acariciar con la yema de su dedo índice mi clítorix, provocándome un placer desconocido. Luego introdujo lentamente un dedo en mi vagina y luego repitió la operación con dos y me empecé a sentir húmeda y excitada como nunca antes. Acarició mis muslos y sentí la imperiosa necesidad de que regresase a mi sexo para seguir con la caricia íntima. Pero me dio la vuelta y apoyó mi cabeza en su poderoso hombro viril, mientras su polla se pegaba erecta y dura contra

rando que no le molestase. Además si le molestaba lo más que me iba a pasar era que me castigase, y…ji ji ji, eso no estaría tan mal. Encontré cereales y varios boles para ponerlos. En el frigorífico encontré mermeladas de varios sabores y elegí de arándanos, que jamás la había probado y pan de molde. Encendía la placa de inducción y puse unas tostadas p

o?, pensé. Me arrodillé junto a él y le acaricié la frente, y la parte alta de las cejas. El puente de la nariz y los labios con t

café, ¿

ostadas y cereales, cómo no sé aún qué le gust

la misma siempre. Ponlo todo sobre la mesa, tú desayunarás

para uno solo. Me mantuve de pie a su lado y l

y su mano derecha se desvió y acarició mi rodilla sua

tú. Mientras tanto he de atender a

a la cama y sacó el teléfono móvil, lo conectó. Llamó a Alonso por lo que pude medio escuchar y le refirió lo ocurrido. Más tarde llamó a un número que luego supe era el de mi casa y una voz ronca sonó torm

rzo titánico. Adrián me dijo, que me esperaría diez minutos por si tenía que irme con él de nuevo. Me metí en el portal mirando atrás con un miedo que me recorría el cuerpo como un rayo al caer una noche de invierno en un roble seco, y entré para pulsar a posteriori la tecla del ascensor y esperar con mis pier

la

a An

imera vez en una cita a ciegas. Él estaba tan

es, ¿est

madre para esperarte y pod

hablar de mucha

, ¿vas a

madre le abandone y estaba a punto de soltar el moco, co

onio, pero es muy posible

e llamó hace un rato por teléfono?, aún

de nada tenemo

bruto, es verdad pero soy buena persona, no soy de esos que pegan

e tenemos que hablar, somos dos completos desconocid

ú también. De haber sabido lo que te pasaba esta

as y alisándome la falda, comencé a decirle cuales eran mis sentimientos, mis nec

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