icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

Venciendo en su propio juego.

Capítulo 6 Nunca a sido mi intención dejarte aquí.

Palabras:1184    |    Actualizado en: 03/10/2022

onio de la Ross. Que otra cosa puede ser una mujer a la que le pagas los estudios, las vacaciones, le compras departame

contró extrañamente sorprendido de que su otra hermana hubiera aceptado dócilmente viajar a Londres para la fiesta del señor de la Ross. Había escuchado que estaba enamorada de alguien, y supuso que ese era otro problema que tenía que resolver, pero al parecer las aguas se habían encauzado sola. Tocaron la puerta –Adelante. -Me mandó a llamar señor. -Así es mi querida secretaria –Rafael se levantó con una sonrisa y tomó un estuche que había sacado de la caja fuerte, rodeo el escritorio, apoyándose en la mesa. –Acércate, tengo algo para ti. Olena estaba expectante, era la primera vez, desde que había empezado a trabajar con su hermano que se habían permitido fraternizar en la oficina. Fuera de la empresa era el hermano más maravilloso y atento del mundo, pero dentro de la empresa, era un hombre muy exigente. Dentro y fuera de la empresa, era su modelo a seguir. Ella no recordaba a sus padres, y cuando pensaba en un padre, el único rostro que venía a su mente era el de Rafael Sandoval. -Olena, a finales de la semana nos vamos a Londres, así que quiero que te tomes la tarde libre, para que te despidas de quien tengas que hacerlo y hagas los demás arreglos. -Pensé que me dejarías aquí – Dijo sin poder ocultar del todo sus deseos. Sabía que ella no se tomaría la noticia con entusiasmo, por sus sentimientos hacia Tony, pero también sabía que para que ella estuviera preparada para su futuro, debía marcharse para regresar como toda una mujer. Una de las razones por la que le daba la tarde libre era para que Tony la consolara. -Debí habértelo comunicado antes, pero nunca ha sido mi intención dejarte. –Se acercó a ella y le coloco un colgante con un solitario diamante amarillo, igual que el que tenía su hermana Elena. -Es igual al de nuestra hermana Elena –Le dijo emocionada. -Cuando Elena nació, nuestros padres mandaron a confesional dos collares idénticos y cuando ella cumplió los 18, mis padres le regalaron ese collar como su primera joya–Rafael respiro profundo y la abrazo, luego le dijo –cuando nuestra madre estaba muriendo me dijo que la primera vez que te dijera lo org

Obtenga su bonus en la App

Abrir