Venciendo en su propio juego.
toria en el mundo empresarial, pero antes, tenÃa que verificar si estaba caminando sobre terreno firme, la experiencia le habÃa enseñado que, si s
con el detective Re
eñor. Un minuto después son
tive Restrepo es
léfono -Buenas tardes señor S
guridad y de alguna manera lo consideraba como un miembro de su familia. Hace unos años, con su ayuda y la de su padre ab
Hazme un informe detallado de sus empresas, de sus empleados de confian
ado de la lÃnea y no escuchó a Tony
señor de la Ross? –Le preg
nos fuimos un tiempo a China. Fue allá donde lo conocÃ, en una academi
eservado y correcto, sin embargo, han pasado nueve años desde entonces, no sé en qué clase de persona se habrá convertido. Cuando yo lo conocà acababa de cumplir los ven
. Ni siquiera entendÃa por qué, no era como si ella necesitara protección o no supiera defenderse sola, aunque de algún modo lo comprendÃa, por ello trataba de sobrellevarlo sin quejas. -Eso lo veremos. –Fue todo lo que respondió su hermano. -Supongo que me llamaste para algo más que para fastidiarme ¿verdad? –Le pregunto Isabella, algo molesta por la seguridad de su expresión. -Por supuesto que te llame para algo importante. Te estoy llamando para informarte que Antonio Sandoval y sus hermanas llegaran al paÃs el viernes y daremos una fiesta de bienvenida en nuestra mansión en su honor y como sé que te disgusta ser anfitriona de las fiestas, de una vez te digo que no te preocupes, Adela mi secretaria, se encargara. - ¿Tu secretaria? – ¿Desde cuándo Antonio tenÃa una secretaria llamada Adela y como era que serÃa la anfitriona de una fiesta tan importante para él? – se preguntó a sà misma. -SÃ, Adela Scott es una secretaria nueva, tiene excelentes referencias y es una empleada muy eficiente, te encantara conocerla. –Agrego. -Estoy segura que asà será. –Respondió Isabella arrastrando las palabras, aunque tenÃa un presentimiento que se alejaba bastante de lo que estaba diciendo. -Bueno, si tienes una anfitriona, ¿Para qué me llamas? –Le pregunto ex