Corazón que miente.
ÍTU
espiración aún no se había tranquilizado. Dio un par de grandes y profundas bocanadas de aire para
iaría para siempre. A su corta edad ella casi se
nací pa
a su corazón. Estaba a pocos meses de cumplir diecisiete años y nunca se había enamorado. Cómo enam
la familia Von Steiger. Era el cumpleaños número veintitrés de
o tan rar
estejando en un club, hasta muy entrada la noche, p
ista? —preguntó su m
mejilla. Lysa Dunham estaba tan hermosa y elegante como s
de su edad. Le daba lo mismo ponerse lo que fuera, pero ese día su madre, que se ob
ella prefería los jeans y las camisetas, pero e
l vestido. En sí era muy sencillo por lo que era perfecto para ella. El cabello marron recogido en un moño apretado. Supo que, al
uro que me
el, serás la chica má
tó a sonreír agradecida con su
lamó la atención de Liesel era que estaba rodead
t Von Steiger, su abuelo; además de ellos estaba una joven que fue presentada como Tatiana Von Steige
as y para nada giraban sus cabezas hacia un par de chicas delgaduchas cua
a gusto y al parecer nunca lo haría. Rodeada de tanta gente estirada que al mirarla se extrañaba al ver que
un rato al jardín, ne
ás b
omo pued
uieres
iestas me abruman. Para
mpaño e
anecer aquí por si
ti te
ré, te lo
anaba de ese lugar. El sonido del viento, el canto de las aves nocturnas y
l, pero en el medio había un montículo de piedra y sobre él, los cuerpos de lo que parecían animales, pero que de lejos no logro distinguir. Qué cosa e
s salía un chorro de agua tan blanca que parecía irreal. En las orillas, pequeños cachorros de lobo jugaban alrededor de la
ueno Liesel. —Se recordó en voz alta pa
nde estaban cerrados y en su gesto había dolor, además aullaba a la luna. Los lobos solo aullaban cuando sufrían, entonces que era lo que adolece a esta hermosa escultura, quiso tocarla, pe
ués»,
ran parte de la luna y el jardín cayó preso de los velos de la noche. Liesel sintió calosfríos y a estos se sumó