Peligrosas Mentiras
a
y negro y los tatuajes en sus brazos resaltaban más el color de sus ojos. Su postura era algo intimidante, y tenía aires de chic
sperando una
ona,
discoteca. Quier
a ocupado. Pidió que no lo
ta de trabajo. Tengo
ra adecuado que yo lo entrevistase, pero no me quedaba otra opción. Así es... quien iba a entrevistarlo era yo, por órdenes de mi jefe, quien aparentemente estaba muy ocupado en su oficina, segura
ntenté recordar su
Stefan -
su nombre.
re me confundía el acento. Sea com
uí -le hice una seña
ño escritorio con sillas para las entrevistas estaba situado en el medio. Un sofá verde viejo, con algunas rajadu
uien hará la entrevis
dejé mis brazos sobre la mesa después de b
solo serv
ito jefe le gusta darnos trabajos que no nos corresponden porque él est
á por hacer entrevi
o que
ió, con esa misma expresión ser
Aquí dice que antes has trabajado como guardia de segur
con la
emos ¿Por qué v
oco personal
gí de h
encargado esta entrevista. No tengo idea de qué preguntarte -admití. A juzgar por el calor que subía a mis mejilla
n seria, me obsequió una lev
de hacer, ¿por qué simplemente no dejamos esta entrevista y tú le dices al jefe que te he
sto, él la quería
de seguridad deshonesto en
te una vez más
una ceja-. No me con
pude evitar preguntarme qué le había pasado. Quizá se metió en una pelea. Stefan
sumisión. Eso me pasaba por s
an la atención? -Su tono era de arro
los
ueran así. Y justo me había to
rog
travesar mis ojos y hacerme sentir incómoda. Me removí en mi asiento-. Entonces... -miró el nombre bordad
de rá
no lo d
os por el reloj caro de su muñe
por cómo lo miras, comienzas a asustar
r, era muy bromista. Y yo que p
lesto, ¿te l
icho? -contraatacó-. Tal vez debería decirle
un poco
Además, ¿en serio? ¿Nuestro jefe? Tú no
cto.
reí
es un idiota. Puedes ser demasiado bueno para el trabaj
fectos dientes. Stefan te
epente. Vaya, también había cambios repentinos de
ta que se hace en
uena pregunta: ¿por qué
a ciudad, y tengo que trabajar. Ne
llamará si te cree
ante, tomando mi mano derech
n esa mirada seria, combinada con una pequ
us ojos y quitar mi mano de debajo d
scu
te, pero te discu
an, porque él fue el único que se interesó en el puesto de guardia de seguridad. En esta discoteca las peleas eran frecuentes, siempre terminaba algo roto, como los vasos, botellas, o la cara de algún borracho y de vez en cuando teníamos que llamar a la policía porque no podíamos poner orden en la discoteca, ni siquiera el propio jefe. Te
eleas. Hice una mueca de disgusto cuando noté la cantidad de nuevos clientes que llegaron a la discoteca mientra
, cuando pasé por al lado de la barra. Sostenía un va
efan, sorprendiéndome. Su tono fue bastante agresivo. El tipo lo miró, al
zando la puerta trasera de la discoteca, por esa en la que salíamos solo los empleados Prácticamente él ya a
llamé, deten
nía una manera peculiar de deci
oteca, eran unos asquerosos y malditos inmorales que no les importaba que cosas así pasaran. Pero Stefan había interv
te, pero me
er que aquí las peleas son muy frecuentes, y por lo general, qui
yentarme? Te adviert
ndote, para que sepas en donde te estás meti
por su pelo oscuro, d
, rodeando un hermoso auto negro, aparentemente caro. ¿En serio él nec
su coche y
acostumbrado a las peleas. ¿Quién está acostumbrado a ellas? Por sus cicat
s ojos me llamaban mucho la atención.