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Rashad, un Rey Perverso

Capítulo 5 Cap. 4

Palabras:2224    |    Actualizado en: 12/06/2022

ass

entr

especie de olor perfumado, invadió el luga

ervar a este hombre más de la cuenta, pero

podía ver toda su a

so como de cuero, que rodeaba sus muslos y caderas, mientras su torso se encont

emente era formida

detallar como algunas cicatrices débi

apariencia era hermosa, quizás por eso lo tenían como a un d

mi dirección, entonces giré para dar dos pasos hacia los hombres que me habían traí

i persona, y aunque no que

oda costa tu muerte... ¿Cómo te

llo mientras intentaba contener la respiració

erte... -levanté mi cabeza para encontrarm

emente y luego apareci

ueno q

pí sabiendo lo q

estaba rindiendo, e

a este reino... mi muerte no está e

mi cuello fue atajado rudamente por su enorme mano. No estaba apretán

mbre agitó mi cuerpo obligándome a que llevara mis manos a su mano para intentar

aire, y en cuanto levanté la cabeza, solo pude notar que el hombre estaba camina

la visión, pero algo dentro de mi pecho me

frasco diminuto en su mano y l

de nuevo, pero yo intenté levantarme rápido para correr, porque nada de

iernas traté de patalear tanto como pude. Sin embargo, un segundo hombre vino

rimas, estaba tan cerca de ellas, que rápidamente las perlas de sudor inundar

ismo como en tercera persona. Como si le hablara al dios y al humano al mismo tiempo-. Las marcas... esclava

apretó su mandíbula y su cabeza se echó ha

do el hombre quitó la daga del fuego y acercó

garganta sufrió un desgarré cuando un grit

adas. El dolor era horrible, y ese hombre seguía punteando mi piel y llevando la daga al fuego a cada nada, mie

hacia un lado cuando supe que por más q

é mis ojos esperando que e

ara intentar tomar mi muñeca derecha y revisar la quemadura. Sin embargo, mi

junto con un animal muerto, que

as cosas, porque el ardor en mi carn

volvieron a desaparecer dejándome sola con este monstruo, que tom

sus palmas y luego restregó la sangre del animal que tení

go llevé mis ojos a la muñeca de mi mano, ú

a roja por la quemadura, pero allí estaba u

R

mente sobre mis mejillas y un sol

ra mi culpa, sentí un peso enorme en mis hombros como si

sin brusquedad y un líquido amarillo fu

mediatamente sentí un gr

abios temblaron ante la ira y la gran angustia de lo que esto significaba para

el centro de mi clavícula, y de

mi pres

n, solo levanté la mirada nuevamente hacia é

ente... ¿Es esto una

, y estos se detuvieron lejos de nosotros. Pero Rashad se acercó

pero... respondiendo a tu pregunta -inmediatamente el hombre miró mi boca y luego sonrió-. No... tú no eres

e mi rostro y luego hizo un ademán

ampoco lo hizo hasta que esos hombres tomaron

Mara, y mi corazón sufrió otro quiebre al

Kalesha, y en cuanto los hombres cerraron la puert

ía era desaparecer. Necesitaba encontrar la forma de salir de este lugar, porq

volver antes de

mirada de Mara me hizo sentir culpable al instant

l ver la marca y luego

s... yo no puedo ha

nsé que al menos iba a descasar en esa habitación anterior, Kalesha apareció en mi

el lugar se pusieron de pie ante mi llegada. Séfora fue la primera en retroceder cua

trigada que preocupada, pero cuando me vio sostener mi m

ndo sus ojos y luego llevó

hizo esto

uitando

la celda donde la luz de la lámpara no tocaba l

gura, mis ojos se cerraron dejando derramar las lágrim

*

tio trasero del palacio, porque parecía que hoy todas las mujeres de l

rca, y que solo algunas mujeres con unos solda

a vez era más agrio. Mi mente solo podía pensar en el momento en que saliera corriendo de este lugar, y eso de c

pudiera tomar una espada y escabullirme en algún lugar, poco a poco y con los

entraron a una puerta, y que solo algunas m

ndose los pies, y salí de la fila con una camin

se pusieron alertas en cuanto me giré. Ellas se apartaron sin ningún problema,

señaron. Di los golpes que sabía debía dar, y una sonrisa se enfatizó en mi

solo me hizo girar con brusquedad, y cuando vi que esos ojos azules me taladraro

cito de hombres, y eso también junto a Kalesha, pero mi adrenalin

rle

me quedara estática viendo como tiraba de mi única defensa de acero al suelo, él no perdió el tiem

y mis manos se apresuraron a tocar mi piel, pero eso no llegó a suceder p

tinuación, hizo que todo mi mun

re mi cuello, y luego llevó su dedo ensangrentado a su boca, succio

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