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Las Lunas de Abril IV: Luna Eterna

Capítulo 3 3: Profecía

Palabras:1175    |    Actualizado en: 19/05/2022

noche mi padre―, nec

Real y allí expuls

asa? ―i

de algo y creo q

é oc

en su escalada, vienen hacia acá y

tiré, tengo

hijo, ellos tien

prof

í e

ba de la superioridad de los dorios sobre

dejó caer

bre nuestro pueblo sol

―interrogué

ida, esos hombres se podrán hacer de

na me decía que mi padre moriría, cr

ar mi puest

, ¿qu

permitiré que mis mujeres sean atacadas y mis hombres muertos, mucho menos que

é ha

ré la única cosa qu

no puedes

no los defraudaré. Pero antes, necesito que

so no necesi

con lágrimas en los ojos―,

tienes qu

Un rey debe hacer lo que tenga que hacer para defender a su gente y si eso signif

adre, así es

digas a

é ha

l pueblo, no

hora s

del ama

e ir c

ejor que

te volve

―afi

ento. De pronto, él se levantó

cuida de tu madr

ocupes por

erás un b

eguir tu

r que yo

que eso se

amos a

aya, la luna brillaba en todo esplendor c

gada. Yo sé que tú no crees en estas cosas, no

había quedado

mpre aseguró que el niño que estaba en su vientre era diferente y especial, nadie le creyó, tú eras su primer hijo y to

on los ojos llen

i más ni menos que la de salvar la tierra, no solo a nuestro pueblo, hijo, a todos los pueblos del mun

ios, papá, pero de ahí a salvar el m

d, quizá, con mi muerte, tú conquistarás ot

estaré preparado para ser tan

stoy seguro de

mpleto silencio, a la entra

tana, lo vi salir de palacio, solo, disfrazado de mendigo

és, recibimos

noté raro... La otra noche... La otra noche sentí que despedía de mí, sin embargo, jamás me i

mi hermana que llor

se fue, tuvo la dicha de asesinar a uno de los espías del pueblo, el otro lo asesinó, de todas formas, terminó tan mal herid

se secó las lágrimas con s

padre no quería esto.

la

e dirigirnos al gran salón para resolver los detalles

ió? Me dijeron que a nuestro pad

cuerpo, se vistió de mendigo y

Además, se suponía que estábamos p

solo prevalecerían sobre nosotros si papá se mantenía con v

e no debió

él tomó esa decisión, él quer

bió sacrificars

an a nuestros hombres, abusaran de nuestras niñas y mujeres y es

un bue

en caso de que quieran atacarnos de todos modos, no o

ás su

e, un servidor. Él será recordado como el último gran rey del Ática, Ate

eblo, la que se cumplió poco después ya que mi

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