La mujer del teatro
me plácida. Recuerda el día que la
, se enamoró de ella. No así ella de él, que no miraba a nadie, de hecho, era una chica muy tímida
paña. Ella no lo reconoció, tampoco él se lo dijo, simplemente se puso a sus pies para servirle en lo que fuera necesario. Desde ese entonces él, como un perro fi
abía despertado sin que él lo notara. Ella
, ¿cómo
ho m
y le acaricia el
nsiste ella-. Parecía
en cuando
do tanto
solo unos c
han dejado su hu
qué lo
briel, ya no soy la mis
mucho mejor -a
solo lo dices p
ada, solo se acerca y
edo hacerte u
ue sí,
uda que tengo ha
o la aclaró a
e atr
me a nada ni a nadie, ¿teme hacer
eví, luego lo olvidé y ahora, con mi
a ceja, ¿acaso
abe que puede consu
de mis papás? ¿Por qué te
edra. Ni un músculo d
riel
cuándo l
a prueba -responde la mujer tocando con su dedo el costado del hombre donde tiene una cicatriz por culpa de un fanático que
fallaré,
te lo ag
s usted y que ha hecho con mi due
echan
el pecho y él atrapa su mano, besa
oña? No ha sido
a, quizás el hecho de saber q
de besos, dulces,
ue tiene que hacer. Solo tiene que decirlo, pa
ado en m
es
entable de mi vida hasta ahora. Bueno, un par
n que las madres tienen cone
sa. Además, aunque así fuera a mí no me impor
argo las cosas pueden ll
lo único que espero es que jamás me busque, porq
o quieran cambiar, ni siquiera podría él enterarse por casualidad, no existen pa
ú eso? -interr
ues que nada, debo estar al tanto de todo lo que le pu
la mujer al tiempo que acaricia su m
-consulta el hombre extrañado, nunca lo había llama
lo v
de su hombre. Él reacciona de inmediato y también la acaricia. Él sabe que para ella es solo sexo.
re busca el abrazo después del
a luego de hacer el amor mientras
sabe,
pregu
r en la cama, él se coloca de lado y se apoya
iera se l
s conjeturando tus razon
y con la yema de los dedos
iba a matar. A él y a todos sus amigos. Pero me dejaron sin comida y sin agua todo ese tiempo. Su papá quería matarme de a poco. Pero no lo logró. Por alguien escuché que se había ido, que un tipo se la había llevado y no había vuelto más. Entonces, escapé, mi doña, y la busqué. Hasta que di con Erick Barker, me enteré de todo lo que había pasado y de lo que usted pensaba hacer. Tardé tre
emite la muje
a, que esto no cambie nada. Uste
fiel, Gabriel -dice Eva acurrucándos