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Corazon sin ley

Capítulo 4 ¿Fabián Ríos

Palabras:1955    |    Actualizado en: 16/05/2022

cosas en mi departamento esta semana no ha estado marchando muy bien, mi jefe ha estado de u

el punto de venta se llena la caja, respondes el teléfono un momento y ya la cola llega a la recepción. Me hago una idea porque la mayoría no dura como operadora de caja. Se necesita mucha paciencia para atender

ht, una discoteca en playa Concorde. Quedamos en encontrarnos en mi edificio y de aqu

a no pensar en cierto doctor de ojos a

soñando. Además, no me pasó desapercibido la forma en como Zuliann

ta vulgarmente. “yo

bre y una mujer han teni

estar pensando en él. Necesito una no

oy cansada, y el agua tibia ayuda a relajarme. Quisiera pasar toda la noche, pero no puedo.

negras de plataforma. Comienzo primero a rizarme el cabello y aplicarme un maquillaje suave para que combine con cualquiera de los

namiento y vamos en el mío. Mi amiga debió haber sido modelo con sus piernas de infarto y su pelo rubio. Voy conduci

an llamativos que alegran con solo verlos, hay dos ambientes uno cerrado

i y Grey Goose, después nos sentamos en una mesa cerca de la barra

ble —dice Estefanía, una de las

otra mientras son

ardiente —añ

os las cuatro a

, Marc Anthony, Pitbull, Jlo. Mi cuerpo se siente tan relajado a pesar de los tacones que tengo puestos. Miro hacia nuestra mesa d

arandal que separa la discoteca de la playa. Al sonar Bailando de Enrique Iglesias grito como loca con Fede y comenzamos a contonear la

hacen aquí? —s

de? ¿no es eso lo que tú estás haci

r y compórtense como dos adultos

nsión entre Federica y Arnaldo y por

es y escucho sonar La Mordidita de Ricky Martin, comienza a mover

nstagram y me sorprendo al ver

irtié

ede saber dónde estoy, si aún no he publicado fotos.

é me habla D

mía y ya el vodka se

e encontraras se

contra

a qué j

uesta es

a tu izq

tro. Se me seca la boca, está para comérselo. Que hombre más divino, es

i. Aguanta esas bragas que se te caen con semejante D

e de Fabián Ríos —digo, entro en páni

emos que se acerque

ani se lo comen con la mirada y me da cierto malestar ver lo que provoca en otra

nción a mí—. Luciana nos volvemos a encontrar. —dice mientras su mir

esa —y en un sitio de

no ayudaba para nada a mis nervios. Sin dejar que su presencia amedrentara mi humor, seguí tomando con mis amigos e hice

y sabía perfectamente que era el

lcohol de mi sistema. Me dirijo hacia la entrada del local y me veo embosca

nse. Solo le pido a Dios que mi cuerpo no me delan

—me sonríe amable Gabriel, el medico ca

o —me veo obligada a decir

ella —ladra el doctor que se

iel me ve, son

que está para cometer muchos pecados, sería quedarse corto, Juan La Cruz no solo es un excelente médico, sino que t

ente— ¿no crees que has

a de base. Y c

tendida. De pronto me pongo a pensar en mi aspec

—dice tan fresco como una lechuga, acercándose hasta quedar reducidos los espacios entre nosotros—. Vine porque me moría de ganas por verte, porque no dejo de p

e—. No soy un juguete que puede tener cuando desea, seamos sinceros, eso que usted quiere yo no puedo dárselo, ¿sabe por

. A la salida escuché a tu amiga decir el sitio donde vendrían, pasé parte de la noche diciendo si hacerle caso a mi

ner con todo esto, pero aléjese de mí. Además hay códigos que nos impide que se dé algo m

s puestas—. Ambos sentimos una atracción el uno por el otro, sé identificar cuando alguien se siente atraído ha

cendida en mi cabecita, que me dice

ñorita Araujo. Además esa no fue la educación que recibí de mis padres, me degollarían por cometer t

susurra en mi oído—. Algo si le aseguro, usted se

abrumada, ¿Quién

epsi-cola de

me dejaría engañar por

ano que protagoniza esos culebrones de novel

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