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Infieles

Infieles

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Capítulo 1 1. Capítulo: Máximo

Palabras:1423    |    Actualizado en: 30/03/2022

xi

rdadero, menos las palabras, y por contradictorio que parezca, para mí

me dejé hipnotizar por el negro que cubría el mar aún bajo la luna llena, a lo lejos donde ni mi vista ni las espectaculares luces del yate alcanzaban. Era un cielo estrellado, y aunque se celebra

luptuoso, su cabello también fue barato intento de lucir elegante, suelto y ondulando a fuerza, pero se veía hermosa, la miré mientras se acercab

erd

os sobre mí con un gesto de so

ar tan pretencioso—dijo soltando un suspiro

miró a los ojos con un gesto amable y casi infantil, como quien es descubierto escapando de su obli

ncioso—admití. Ella abrió

dueño de la fiesta?

N

livio!—

icándole una media sonrisa

áximo Rossi—dijo y se llevó las manos a

na de la novia de mi

ado—dijo mientras sus mejillas se ruboriza

ropa más info

con tono seguro sosteniéndome la mira

estoy huyendo d

muy lindo gesto—dijo con expresión to

mis diseños en una gala diciendo que mi casa de moda usaba piel de animales en extinción,

e que todo es moda, no la compro, un día las ballenas y al día siguiente los niños con cáncer y parece falsa—

caes mej

castaño claro, piel blanca, pechos generosos, caderas pronun

do tu nomb

que simulaban que sus labios estaban húmedos, el efecto era distractor, prácticamente el resultado de su apariencia terminó sien

re

conseguir una invitación extra para ti porque e

matrimonio el sábado y debió irse el domingo, así que ellos pensaron

rajeron

n el escote, no pensé que fuera consciente del efecto que causaba, tuve que hacer sendos esfuerzos para mantener la vista sobre su cara. También en

on, les dije que no importaba que así me im

ompromiso ¿Cuánto tie

ndió pensativa,

ro que les vaya bi

asado tienes tú?—preguntó se

lo fuimos novio

ue bien, prácticamente

n al con

rmes, elegantes y decididos, los de mi mujer.

ia fiesta—dijo fingiendo que me regaña

estás? ¿Todo bien?

é de la fiesta un rato,

—, vamos adentro Máximo, la gente está habl

y me giré con mi mujer colgada del brazo, no le dedi

eraré un poco más

s número treinta y uno de Máximo, te prometo q

entregada durante la presentación de mis colecciones, los desfiles eran su pasión; por lo que me acompañaba siempre a todos lados, así la conocí, yo recién comen

nticuatro y ella veintiún años desde que nos vimos coqueteamos pero no hablamos más que de trabajo, ese día más tarde hu

. Valoré mi encuentro con Irene de esa forma porque fue revelador, la había visto, pero no la había visto realmente, y nada tenía que ver

ermosa, así como su rostro, con labios sensuales que provocaban pensamientos sucios, los cuales no me alteraban los nervios porque era solo la apreciación de una mujer que exudaba sensualidad, no era co

efecto, no era la primera, no sería la última, aunque no era frecuente que apareciera una mujer distinta a mi mujer, que me hicier

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