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Esos dos mafiosos son míos

Capítulo 4 "La verdadera cara del lobo"

Palabras:4225    |    Actualizado en: 11/03/2022

egra e incluso podría llegar a afir

e ya era bastante tarde. Me apresuré a ponerme el uniforme que claramente fue la fantástica idea de Bastián, me sie

un traje corto y unas medias de encaje que claramente se vol

usión tonta. Me topé con la mesa servida y cuando recorrí con la mirada los alrededores me lo encontré

varios además de los de su brazo. Está con una manzana a medio morder, basta con que me mire por unos momentos con sus ojos

esta casa existen otras empleadas —rodeo los ojos ante s

lizarme y tardo varios minutos en voltear medi

o sos una esclava y hasta que yo no te de la orden no te puedes mover —p

Milán. Se supone que este hombre arrogante que tengo ante mis ojos debe pensar que lleva el control, por que es

o tan cerca que puedo apreciar mejor las facciones de su rostro, s

os mientras su mano toca mi mejilla, se me

a, solo necesito enfocarme en lo que debo hacer para irme cuanto antes del lugar. Toma u

rgo si me largo ahora no vo

jer como yo —digo en un canturreo burlesco y me dispongo

notable. Esta era una de las cosas que siempre funcionaban con mi hermana, que dicho sea de paso tiene u

de zafarme de su agarre l

tomaste distancia —sonrío negand

queña? —separa sus labios al escuchar

is palabras, doy unos pasos hacia él y le acaricio el pecho— Soy c

s experiencias amorosas son tan escasas que ni siquiera se si dije algo digno de burla, sin embargo si no inten

talón negro, es entonces que se detiene. Enlaza sus dedos a mi cabello, se coloca tan cerca d

dirige hacia una niña y toma una distancia prudente— Organiza la mesa y cuando termine

apo se veía mucho mejor y yo seguro que era mucho más valiente. Claro que no le dije absolutamente nad

lares que suenan en la radio. Es uno de los placeres que nadie puede quitarme, me gusta arm

ario con uno de esos vestuarios maravillosos. Un maquillaje super producido,

lo tonta que debo verme y los aplausos detrás de mi me sacan de mis pensamientos. El vaso resbala de mis manos

más tareas aún para compensarlo, sin embargo estoy segura

detrás y me pega el pecho a mi espalda pa

io —titubeo y paso la

momentos oportunos. Pero en esta ocasión quisiera no tenerlo tan cerca, su respiración me está dando

ión. Desde niña me cuesta verme cuando me lastimo, siempre era mamá la que me miraba y me curaba las rodillas sin que yo me diera cuenta. No se trataba del dolor que pudiera sen

us manos mojadas por encima del uniforme. Los cristales se me caen y el ob

as de sangre —sube mi mano y la pone a

a saliva que tengo en la boc

sangre, aun sigues siendo una niña pequeña —

vaya a lograr entenderlos. Giro mi rostro cuando siento un pequeño dolor, que llego a la conclusión que debe ser qu

con fuerza sin borrar aquella sonrisa divertida de su rostro. Me pregunto si sabe que

as voy a cambiarme y tengo que volver para verte lastimada —me rega

e con esa camisa color vino y esos pantalone

os ojos un momento y vuelve a sonreí

no deja de mirarme curioso y eso me pone nerviosa, per

cómoda tan ce

mi alrededor, cualquier cosa mejor que estar mirándolo

cerca, no te gusta como yo te gusto y es por eso que

—incluso ante mis palabras no puedo ha

cia él. Pongo una de mis manos sobre su pecho firme, le acomodo el borde del

de lograr ponerlo nervioso, creo que Bastián finge tener una

su rostro, pero sin embargo

a —miro la sangre en mi dedo y por sup

a por lo que bajo la cabeza y siento un pequeño ardor

rece Milán que con media sonrisa

al me deja estática— No metas más tus manos en el agua, ya me encargo

ne el chico de ojos azules c

que no se te olvide Bastián que no te pertenece —pasa por su lad

de un amigo en la noche pero antes me toca hacer un par de cosas d

rto que apenas me tapa lo suficiente para que no vean mi ropa interior. Los detalles, un cierre delante el cual no llega hasta arriba por lo que por supuest

co de labial además del brillo en los parpados me siento distinta. Me observo una vez más en el espejo ah

zo a adaptar a lo que veo, de alguna manera me empieza a gustar y después de ser una chica pura ante

a para tí —se apoya en el umbral Bastián

de bajarlo un poco para que me cubra un poco más per

a de abrochar me doy cuenta que es un collar, pero no uno de esos bonitos y mucho menos una joya brillante. Me terminó colocando un co

—puso una cadena bastante

de lágrimas por que nuevamente me hacen sentir humillad

ta y se apartó para permitirme subir primero. Claro que, con el vest

inal cuando la camioneta se detuvo en un gran deposito se bajó con un humor del demonio. No se quienes estaría

a la salida me dedico una mirada que me causó un escalof

e pasó el teléfono celular. El lugar parece abandonado, sin embargo en ese rato que es

r unas palabras que reconocí "Er kontrolliert diesen Bereich nicht, ich werde ihm den Kopf abreißen". Habla al

sas que hace una chica que no le permiten salir de casa es leer muchos libros. En la casa de mis padres si

borracho evitando que pudiera recuperar el sueño iba por un libro. Pasaron por mis manos muchos libros, entre ellos diccionarios y libros de diferentes id

escubre que puedo entenderlo es probable que no vuelva a hablar delante de mi, siempre y cuando no me castigue por meterme en sus asuntos. Ya demostró que ante mis

era vez llamar por su nombre al chofer, o e

mbre como Bastián es algo que no termino de entender, pero al ver su

le dijo que nos lleve no está muy lejos pronto se detiene frente a la entrada. Me está dando hambre, llevam

e ordena con su

hombre que lucha por zafarse patalea y grita que lo suelten. Bastián baja y se desprende los

u frialdad y entonces entiendo que a mi jamás me miró de esa manera. Podría destruir al mundo si e

mi territorio Larry? —canturreó cami

, lo tomaron uno de cada lado y lo obligaron a ponerse de pie frente a Bastián. Mi corazón comenzó a latir fu

as no te hace más valiente —se alborota

ta vez en la cara y los hombres lo levantan. Quiero gritarle que se detenga, solo si

un arma, una pistola plateada brillante que e

e seco las lágrimas q

empre. Bajo la mirada a mis manos por momentos, entonces escucho el sonido de u

nunca te olvidas de esa mirada y es verdad. Luego de verlo tendido en el suelo con su mirada fija hacia la nad

to por el contario solo se sirvió un vaso de whisky y volvió a tomar otra l

termina tiene siempre lugares donde te puedes entretener a cualquier hora del día. Al parecer este lugar era u

o a él, que justo en la puerta se detuvo para mi

dió esta lista —el hombre robusto y alto no

ra el dinero y que también tienen gustos raros. La mayoría de los hombres llevan a

o que veo otros se llevan pastillas extrañ

nta de que sos una esclava de verdad

todo lo que estaba pasando abajo por unos amplios ventanales. Claro que la música no llega casi hasta el lugar lo que te permite poner la tuya propia o

e empuja sobre el sofá de cuero largo que hay a un lado— Tengo

lcohol —niego

—se empieza a carcajear en mis

ciles entre nosotros, pero este hombre no entiende que tengo una promesa c

relajado con el brazo apoyado en el respaldo del sofá y

no pienso beber Bastián —espeto y el hombre con la bebida

rarte lo que sucede cuando desobedeces sie

las hubiera dicho y quizá es lo más cercano por que yo me negaba a escuchar

astillas, dulces o quien sabe lo que eran. Tomó una se la coloco en la boca y lu

rció tanta fuerza que tuve que abrir la boca por que me dolía la quijada. Bastián me besó y aun que estaba

ardía y aun que ni siquiera me di cuenta estoy segura d

o me desobedecen —me acarició el rostro y yo sent

e tomó del cabello de forma leve. ¿Él quería volver a sentir mis labios? creo que

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