Entre dos tentaciones prohibidas.
fueron ha
mirando el suelo, como si la estupidez
iere a ti. -Melody buf
a ligera mirada y luego miré a quien sabía de
que dijo, pero rápidamente mi rostro volvió a
e da risa. -Pero mis ganas de partirm
por eso estás siempre con ese amargu
ó Melody, me removí incómoda sobre mis pies,
e ya quería irme a mi casa, lo que había pasado con Owen había hecho qu
so las tres bajamos las escaleras. La atención recayó en nosotras de alguna forma y mientras yo trataba de o
pero no emoción, era traición, dolor. Los labios del chico que me había q
n saber, sin conocer, sin haber estado en nuestras vidas
nunca, pero... Era mi amiga, ella lo sabía, ¿No se su
con enojo, pero le sonrió justo como yo lo hice cuando v
jar en ti, te ahor
e...
personas, pero logré salir del lugar, tenía ganas de l
ciente y feliz? Con u
ín me llamó la atención. Estaba un poco lejos por lo
ví hacia donde ahora se encontraba detenida y no me sorprendió en lo absoluto ver a una camioneta negra con los cr
donde me secuestran, me mata
esa misma sensación cuando los ví por primera vez a ellos, cuando
nían de hecho la misma estatura, el pelo negro, se
ombre de unos años mayor que yo m
asa donde se encontraba la fiesta, en su r
mis tiempos eso no estaba permitido, era casi imposible po
n a distraerse una vez a la semana de esa forma, no veo nada de mal
mpraron este recinto. -Aquello
nes son esos? -I
Ayers. -Asen
asintió afirmando lo que había pens
o en sexo, drogas y alcohol; que ni se dan cuenta de las cosas que pasan a sus
de inmediato, yo solo suspiré empezando a
que no había visto a mi hermana, en la que
e pagaban mucho, pero era suficiente para sus gastos. La hacía muy feliz dado que todas las cosas que había
mente estaba esperando terminar esa orden para salir. El sonido de mi teléfono en el bolsillo tr
¿
escuchar como suspiró. «-No sé si sabías, pero Owen se mudó hace casi tres días, la cosa es qu
estar ahí, creo que deberías darte por vencida, Nat. -Oí com
e. No puedo oír ahora, sé que p
elves a perder no te ayudaré a recuperarlo.
a darme el lujo de gastar todo ese dinero, de hecho, no podía darme el lujo para ga
ededor de veinte minutos en camino; minutos en los que hacía sumas en su cabez
a con rapidez, caminé con más rapidez, pero eso no evitó que sobre mi cuer
z minutos, hasta que a lo lejos pude lograr ver las rejas del residencial. El color que había en
ieran que y
tando de disipar aq
ía un frío intenso, toda mi ropa se había empapado de agua y el bulto que había puesto bajo mi blusa me había
de que alguien me oyera, una sonrisa se dibujó en mis labio
re que
erte de nue
a mí, me encontraba en shock por lo que cuando él tomó mi mano llevándome hacía d
juriosamente atractiva, todo lo que había en él hacía que mi cuerpo empezara a calentarse a pes
i cuerpo se tensó de inmediato y su mano que se
ojos se encontraron -Mojarte completa y no jus