Entre dos tentaciones prohibidas.
envidiaban, mujeres querían unirse a ella; hombres querían tomar su pequeña cintura entre sus manos, hombres querían frotar
que me podía ver ridícula mirándola de esa
igas; yo había sido el arrastre. Al llegar hasta la mesa en la que nos habíamos puesto noté que no estaban
ue la música a tan alto volumen evitaba que pudiese oír algo. Caminé con un poco má
bien parecía un lugar de descanso dado que había pequeños lugares con c
de aquél espacio y supe así que me estaba alejando de dónde estaba el bullicio. La
mm, dame más
on el chico que nos había invitado junto a uno más, mis labios se entreabrieron ante la sorpresa y jadeé sorprendida; de form
na de las habitaciones que estaban abiertas, tro
pude evita
os negros frente a mí, eras finos, estaban tan
dioses; sus ojos grises, su nariz perfilada, sus labios en forma corazón llenos de un rosa parecido a un rico néctar de fresas, su mirada arr
ierda hizo que le prestara atención a su postura, él quitó el botó
s me están grit
unos ojos café que me miraban con intensidad, sentí la presencia de alguien tras de mí, y la tensión del ambiente empezó a subir de tono, el chico delante de