ADOLECER
ítu
d
in"─ un de
manchas de sangre, son pequeñas, pero es sangre. Las pequeñas manchas se dirigen hacia la ducha. Despacio corro la cortina descolorida. Es Sofí. Ella está sentada en la ducha con una hoja de afeitar en su mano derecha, tiene cortes en todo su brazo izquierdo y algunos trazos en sus piernas, el color rojo de su propia sangre decora todo su cuerpo y la bañera. No tengo idea hace cuánto tiempo está aquí, por lo menos está despierta y llorando. Lentamente me acuclillo, la miro a los ojos sin juzgarla para luego quita
o. Abro con cuidado el grifo de abajo y con agua tibia le quito la escena del crimen de encima. Llorisquea por rato, a lo que le hago callar. No la juzgo, nunca lo haría, solo que me duele tanto como a ella, aún sin saber el motivo. Le tomo por las manos para que pueda ponerse de pi
r qué
quer
e digo i
mienza a llo
el infeliz? ─
ad
ada? ¿Qué hiz
s acostemos,
hizo daño? ─
acordar a, ya sab
muy malo, nadie tiene derecho a hacer lo que te hicieron, pero me dijiste que lo superaste. Y si no es así, te
Ada...
con Teresa para que te cure. Tranquila que lo vamos a h
s marcas en sus brazos. Lentamente bajamos las escaleras y cambiamos de edificio. Ahora estamos go
ayudarles? ─Siempre con un
era terminé la frase cuando entré dentro de
é suc
s a nadie que estuvimos aquí─ Hago puc
pira con sus ma
mundo logra pegar sus trozos, ese mal nacido cuando la destrozó se guardó un trozo para evitar que sane, es una herida que siempre sangra a pesar de coserla constantemente
e modo, un gran pastel de chocolate, bonetes coloridos, algunos de sus familiares (pues amigos no tenía) y lo más importante de todo; su padre sobrio y amoroso. Pero no, aquel día fue diferente. Su madre tenía un turno de doce horas seguidas en el hospital, se fue antes de que la pequeña Sofí despertará. Se levantó contenta, llena de vida, al llegar a la cocina solo encontró un solitario cup cake con glaseado de chocolate y chispas de colores, sobre él una pequeña vela rosada con su llama flameante. Se acercó y tomo el pastelillo, arrugó la nariz y pidió un deseo. Si quieren saber cuál fue, pues lo único que quería a sus padres juntos, felices y un pastel de cumpleaños. Pero su padre tenía otros planes para ese momento. Al caer la media tarde, Sofía no dejaba a su soledad, sino que la abrazaba y se acurrucaba junto a ella, lentamente sintió unas grandes y caídas manos, esas mugrosas manos la tomaron por los hombros y jalaron de ella. Sus gritos de desesperación desgarraron
raban su antigua piel de porcelana, y la sangre... O eso era lo peor, su sangre había dejado un rastro desde el hecho del crimen hasta unirse con su cuerpecito. Miró hacia todos lados, pero no encontró al pervertido. Arrastrándose, volvió a la cama del delito y se durmió profundo. Al despertar, había
mini discusión, me desinfectó las heridas, bromeé un pocaso sobre ponerme la antirrábica, uno nunca sabe si
os hablar de
pregunto mientras recib
ocó una razón inexistente─ Nos senta
tá
las hadas no existen, pero el helado de seguro tiene alguna porquería para hacerte sentir mejor. Posiblemente contenga éxtasis o algo por el estilo, solo es una suposición
encantan las hamacas, tienen pinta de nostalgia. Mientras nos columpiamos suave en los pequeños columpios Sofía divaga, no dice ni una sola
oca desquiciada". Ambas sonreímos pasando por alto que posiblemente estemos locas. Estamos paradas en la fina c
..
e señorit
dos para dormir, bueno no están diseñados para cumplir esa función. Sin em
la profesora palo de escoba, indicándole que realice la pregunta que quiera pues estoy dispuesta a contestar. Le digo profesora
decir que su protagonista vomita conejitos? ─
desafío echánd
lante señor
son más que un padecimiento mental que posee el protagonista. Debido a que da a conocer muy pocos cagué. A la viej
o a usar nuevamente el uniforme escolar, sé que me queda como el orto la pollera entablillada estilo escocesa y l
Sofía; un día fueron fideos con albóndigas, otro sopa y el último no comí. El miércoles justo a la hora del almuerzo, Sofía sufrió un ataque de pánico. Se calmó al cabo de veinte minutos y subimos al cuarto. Le he estado presentando más atención a ella que a los demás. No quiero que vuelva a lastimarse. Ese fue el último día que la vi... Alrededor de las 21 horas su madre la
co. Me fijo por debajo de la cama y encuentro algo, lo saco y es de Sofía, es rosada con la estampa de un conejito pequeño en color gris, l
uelvo a marcar por
Me atiende
er cómo se encuentra Sofí
ntra estable,
volverá? ¿
la dirección. Por el momento n
tá
cor
trago toda mi cerveza y me marc