Lo que nunca me esperé
ila
e se había metido en mi cabeza de una manera asombrosa que nunca imaginé pudiera suceder, y es que
e hablará cuando pueda hacerlo. – me decía a mi misma una y otra vez para ver s
las que Leonardo me ha dicho lo hermosa que soy, pero sigo sin creérmelo, sin contar con
eso. Me tienes solo para ti lo que queda de vacaciones". – agregó, sonreí por lo que había dicho, no que
da de las últimas palabras que había dicho, no sabía cómo reaccionar
o haber quedado como la estúpida del año. - "Pero ya te puedo hablar y me tienes
, la verdad pensaba en mis días sin hablar con Le
ustaba la idea de depender emocionalmente de aquel hombre, pero no podía negar q
eso, buscaba cualquier manera posible para verme sonreír, y una persona cómo yo, con todas mis inseguridade
e, pero fue como si me hubiera dicho eso mirándome a los o
dí sonriendo, mis mejillas
ses de
¿Casualidades de la vida? ¿No? No podía evitar poner aquella sonrisa de estúpida cada vez que pensaba e
do, muchas veces lo había visto en videollamadas, pero no estaba aquí y mi mente comenzó a jugar conmigo, como lo hacía siempre. ¿Y
no era completamente masculino, mi cuerpo se congeló, traté de responder, pero mi voz ta
vergüenza, que a su vez provocó que mis mejillas enrojecieran. Él son
ar mi mejilla, acto que provocó que casi me derritiera, no sabía que me pasaba, me preparé mentalm
co en esta ciudad, además no podía devolverme aún, le dije a mis padres que venía a una convocatoria de la universi
o, confiaba en él, si no lo hiciera nunca hubiera venido hasta este lugar, quería pensar m
que le molestó fue cuando le dije que un chico me enseñaría la universidad, pero habíamos de
te gusta la compañía? – mencionó nu
orme que es esta ciudad, además de que ni sé
nriendo y tomando mi mano, ¡Por qué lo hace! Mi corazón comenzó a latir fuerte producto del ner
ás terco! ¡Tu mano quedará peor que papel mojado! – Leonardo, ¿Falta mucho? – pregunté tratando de esquivar el tema, quería
poder frenar sin que algo le pasara, ¡Gracias Dios! Sequé mis manos, traté de que no se diera cuenta, pero vamos, obvio
a inerte, ¡Por qué me pasaban estas cosas! Él sonrió y se bajó del auto, dio la vuelta hasta don
encionó, por un momento la palabra "nosotros" sonó en mi cabeza cómo si se tratase de alg
atando de controlar lo qu
i les iba a gustar mi presencia, después de todo nunca me había
dre de Leonardo. – Me llamo Marth
– contesté, ella sonrió y luego
go que por aquí todos se creen con el suficiente poder que ya han perdido
cionó Leonardo, supongo que entre ellos dos se e
ba se debe ser más que especial. Por cierto, gracias por eso, querida,
– dije mostrándome lo más sincera posible. Quería entender
n sus amigos de fiesta en fiesta, y lo peor es que pasaba de cama en cama con diferentes mujeres,
irando a Leo, muchas veces había pensado en
e te lo ha revelado. – mencionó el chic