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POLVO DE EL DORADO

POLVO DE EL DORADO

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Capítulo 1 Parte Uno

Palabras:1798    |    Actualizado en: 23/03/2022

DE EL

o ser

o Wald

Matisse Studio http

LVO DE E

s reservados. © 20

tac

r/facebook.com albertowaldemar.blogs

anto no se permite su reproducción, copiado ni distribuci

ítul

eblo. Desde la calle se podía escuchar las risas y la algarabía de los hombres que allí se encontraban bebiendo. Don Cesáreo Ruiz dueño del negocio, servía tragos a sus clientes; mientras su hermosa, joven y recatada mesera Agustina -de acento español-, atendía las mesas. Las ganancia

cierto grado de desconfianza, y recorriendo el lugar de lado a lado con su mirada. Luego de escupir la espiga de trigo que traía entre los dientes, se acomodó el sombrero y se dirigió a

su bebida, un alcoholizado hombre quiso aprovech

.Me gustan tus modos palabra ¿Qué hace una hermosa espa

uélt

pongas

suelte h

nes que darm

se controlar, estrelló una botella de cerveza en la cabeza del hombr

ontra el forastero, arrojando la mesa al suelo y con ella sus tragos y las cartas de una baraja.

ra mirarla. Luego le preguntó en voz ba

Cóm

no traigo mi pistola... Sólo

ó la carta de una baraja. Al

de tranquilizarlos — ¿Van a defender

reño se inclinó hacia el hombre en el suelo, y fingió

s confundidos en un principio,

a última partida este infeliz

que esa supuesta carta guardada

barra y comenzó a hacerse a puñetazo limpio contra los hombr

al aire su vieja carabina, que tod

ozar mi negocio! — sentenció el viejo si

eño; y en un oscuro callejón le dieron u

cando sus dedos — te me vas. No qui

o me puede echaa! ¡Vamoo que yo no

e me vas

trada se encontró con otro hombre. Era alto, rubio, bien

aquí? ¿Te encuentras bien?

Silve

ió a faltarte? Porq

me he queda

tienes necesidad de todo esto... Si tan

aa maa Silverio...! Ya veré

ven echó a andar, per

e. Ya es muy tarde y tú no

allí, que vine en mi car

dime donde te está

... Y por favo

egas a necesitar algo s

emerosa se detuvo y descendió. Caminando entre unos matorrales, se encontró el cuerpo de aquel fuereño que la había proteg

esoo canalla lo ha

bre inconsciente a la carreta,

a completa tortura. Con la mirada comenzó a recorrer el lugar. Algunos santos colgaban de las paredes azul pastel, y un ligero olor a incienso llegó hasta su nariz. De pronto pudo ver a un costad

te creyó escuchar las risas de algunos niños, lo que lo hizo abrir

? — preguntó un

tro —. Es el papa nuevo

a joven

Debeis salii y dejaa qu

oz baja y con burla mientras los

r lo que hizo por mí —

stá en deuda soy yo... Y

maa, en...

... Pero si eso es só

eyen

ro que no ee a

agó el desierto. Nadie sabe a bien donde se en

hogaa de to

el rostro con detenimiento—. Ahora veo bien porque se quer

la otra parte de un hábito

lamó el homb

... No son mioo. Y como ve

en la... — dijo sus

Rita cuidaba de estoo crioo. Pero ar fallece la hermana pue tuve que buscaa un empleo. Así que iba de noche a ese horri

¿ellos?... digo... quiero decir. ¿

loo ocho niñoo que uste ya ha visto. Manuee, Miguee, Ramón, Simón, Hernán, Adrián,

convento lo entiendo, lo de los niños tambi

he dicho clarito. E

a entonces este debería ser el

lo

Entonces aq

en este lugaa hay oro escondio poo ahí,

é está ta

uí sólo hay porvo, sólo eso porvo de er Dorao... Mire. Nosotroo lo sabemoo bien, pero laa personaa como uste no lo entienden. Este lugaa es lo único que tenemoo. Si alguien maa se e

ve

ecorría con su mirada de asombro e

lee — dijo la joven poniéndose de pie —. Comprenderá que

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