Una Mafia con Amor
a
efinitivo. Mi novio de dos años me dejó. El problema es que no me dolió ni pedí intentarlo de nuevo, tampoco me hizo fal
to fui. Tal vez debería estar llorando en casa, deprimido y viendo una película triste, de esas que hacen que el helado se vuelva deliciosamente salado, en cambio estoy buscando
lo su nombre, Blake. Estoy sumamente nervioso, nunca he tenido un encuentro sexual con alguien a quien no conozco, corro el riesgo de que me toque alguien con fetiches raros o tener que decir que no me agrada su
quién. Miré a todas partes en busca de esa mirada incisiva. Me saludó un hombre, en un extremo de la barra donde desfilaban las copas vacías de anteriores tragos. No se veía mal, sin embargo, no e
notaba que siempre conseguía lo que quería y sus ojos me dijeron
o necesito? ¡Ya tengo
muslo. Me separé inmediatamente, a veces rechazar a alguien es lo más difícil
us brazos, incluso su colonia cara y empalagosa me repugnaba. Dios, lo men
a, se levantó a devolver el golpe, pero no fue capaz. Su fuerza era minúscula ante este chico misterioso de aura peligrosa. Definitivamente, no puedes hacer nada contra alguien con más poder que tú. Al menos el herido n
v. ¿Cómo era conocido por este bastardo acosador? -Si lo tocas de nuevo tendrás algo más que u
da, parecía que podía quedar marcado sólo de tocarlo y me pasó por la mente querer enterrar mis uñas en su espalda para probar mi teoría. Tenía labios finos y rosados, esos ojos tan profu
n pasos cortos y decididos a mí. Su aroma era completa
me trabó la lengua?
debo invitarte a la zona VIP, d
aba a nada de tomar el impulso e ir, pero crei que mi
s. Sólo acompáñame, puedes ponerte cómodo mientras tomas algo. –Se dio la vuelta para camina
o que sea que fuere, no lo quería así. Pocos minutos después vi que me buscaba inconscientemente, eso sí me gustaba, quería más de su atención. No voy a negar que su tranquilidad mientras bebía en s
ar mi curiosidad, él estaba sólo así que pensé que llegarían su
al menos. –Y, otra vez, antes de re
bajaron a la pretina de su pantalón con un movimiento sutil, su mirada desesperada por captar cualquier indicio de p
orriendo cada parte de su iris, llenándome de su perfume y desvistiéndole con la mirada. Lo bueno de todo, el sentimiento parecía ser mutuo. El chico desconoc
é que iba a ser desechado por segunda vez en una noche, pero no. Él
uella joven me estremeció. También sentí ganas de hacer lo mismo que ella, correr lejos, pero algo más fuerte me hi
bar. No sé por qué salió la siguiente frase de su boca, pero recu
olescente de quince, pero algo en él no me dejaba negarme. Estaba en el cielo con su lengua en mi boca, dejando rastros por donde pasaba. No entendí qué me ocurría, mi piel ardió tanto que pronto quité mi ropa y
un malvadisco esponjoso en una cama. Aunque uno muy satisfecho. Creí que me desmayaría cuando noté que la noche recién comenzaba para amb
porqué estaba perdiendo el control sobre mis emociones. Él aumentaba el vaivén de su cuerpo sobre el mío cuando halló una zona en mí
ertó repartiendo besos en mi cuello, era señal de que todo empezaría. Y no interesaba si cada vez con más fuerza me atraía a ese inf
de la
xistente sino una invención. Cualquier rel