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El hombre de oro

Capítulo 2 El escape

Palabras:8286    |    Actualizado en: 03/12/2021

y poco transitado, al ser un área rural, donde iba corriendo. Ya estaba cansado de tanto correr, pero no podía detenerse, ya que estaba tratando de escapar de esas personas. De tanto

n. Tendré que saltar. Muy bien, allá voy -, y así saltó. Llegaron, los hombre que le perseguían, justamente solo para ver como caía al vacío de aquel barranco. Se miraron, entre sí, y uno de ellos dijo - rayos. Ah

ó sin que aquella persona se diera cuenta de él. Al estar casi cerca, le iba a hablar pero no fue posible, ya que se detuvo al escuchar lo que decía, por teléfono - No se preocupe señora. Aquí le aseguro que tengo al hombre de oro. Pero el que se lo regrese, dependerá de cuanto usted esté dispuesta a negociar -, el hombre de oro, no podía creer lo que escuchaba - ¿Cómo?, solo eso me darás. En ese caso, lo venderé a otras personas. Estoy seguro que pagarán más por él -. El hombre de oro empezó a caminar con más cuidado, para no ser descub

sombras de los árboles - ¿Quién podrá ser? - se preguntaba. - Creíste que escaparías de mí - dijo, mientras se acercaba a él. Él hombre de oro, no podía creer de quien se trataba, al acercase a él la silueta. Tartamudeando, de miedo, dijo - ¡No pue

ue siempre te voy a encontrar donde quiera que estés -. Levantó la mano, mientras el hombre de oro temblaba de miedo, apunto hacia él y dijo - sabes muy bien que no me gusta hacer esto. Pero no me

o - por lo menos, deseo que me digas una cosa - ella lo miro y respondió - ¿Qué es lo que deseas saber? - él dijo - quiero saber ¿Quién soy?, ¿de dónde soy? - ella lo miro y se río. Después, de terminar de reírse, dijo - no sé de dónde seas y nunca me importó. Y a ti no te debe importar tam

sentía y, la fría y solitaria noche, que no le dejaba de recordar su fracaso y falta de identidad, haciéndole pensar que él no er

ir con alguien. Pues escuchó una voz que le decía con desesperación - ¿Dónde estás?,! Dónde te encuentras?. Si me oyes regresa ya. Hombre de oro, ¿po

los barrotes de la celda. Salió por la ventana pero, está vez, no se dejo llevar por sus impulsos, sino, pensó y buscó la manera de ser muy cuidadoso. Vio el río, que p

de Yesica. Ya había recorrido bastante, entonces, viendo hacia atrás pensó - ya estoy muy lejos, no creo que me pueda encontrar aquí.

acho le preguntó - ¿De dónde eres? -, el hombre de oro, lo miró con una cara triste y dijo - No lo sé. Ni siquiera sé quién soy -, el muchacho, - ya somos dos. Yo tampoco sé quién soy -, le coloco la mano en el hombro, - sabes una cosa. Que tal si buscamos juntos quienes somos -, el hombre d

enes en mente? -, Enbe se puso a pensar. Se preguntaba - ¿Qué nombre le puedo dar a un hombre de oro -, se le ocurrió una idea y dijo - ya sé. Que tal Rodrigo -, el hombre de oro - no -, Enbe, - no, en ese caso. Sería Rek -, el hombre de oro, - no. No quiero llamarme Rek -, Enbe, - en ese caso, no se me ocurre nada más -, el hombre de oro, - creo

por todos lados hasta llegar a encontrar mi identidad. Y tú Enbe, ¿Qué vas a buscar? -, Enbe, - yo también deseo encontrar a mi familia. Pero, durante el camino, deberemos de encontrar mi identidad. También te ayudaré en la búsqueda de tú familia -, Sesben, - gracias. Ahora, sólo nos falta pensar por dónde empezar -, Enbe, - no te preocupes por eso. Ya sé donde podemos comenzar -. Se dirigieron a un pueblo que estaba adelante. Pero, Sesben

menzar a correr, se vieron y sonriendo salieron. Enbe dijo - Hay un lugar donde podemos ir... -, fue interrumpido por los ladridos de los perros. Sesbes dijo - no puede ser, ya nos encontraron. Debemos de ir a ese lugar. Llévame allá -, Enbe respondió, moviendo la cabeza, "sí" y dijo - sígueme. Debemos dirigirnos al río, para perdernos de su vista, primero -. Cada vez, los perros estaban más cerca de ellos. Enbe, tomando una piedra, se las arrojó, con el fin de obt

- ¿Cómo así? -, Sesben, - mi nombre es Sesben, no hombre de oro -, Yesica, - crees que, tan solo, con ponerte un nombre cambiará algo. Al fin de cuenta, nadie te va a llamar así -, Sesben, - yo no me lo puse. Ese nombre, me lo ha puesto un amigo -. Yesica se río, lo

no se sentía mal ni triste. Lo único que pensaba era - todo habrá valido la pena. No dejaría que

que buscaremos juntos a nuestras familias y nuestro propósito. Así que, no me voy a ir sin ti -. Enbe empezó a buscar una manera de sacar a Sesben de ahí. En eso, Sesben recordó que uno de los guardias tiene la llave para salir de ahí. Por lo que Enbe, subió a traer la lla

las llaves. Abrió la celda y salieron por la ventana con Sesben. No podían ser más los problemas que tenían, sin mencionar que ya se habían dado cuenta de que Sesben se había escapado, al no encontrar un lado donde escapar. Miraban por todos lados pero no encontraban don

se detuvieron y, al estar en un árbol junto al río, se lanzaron de el hacia el río. Esta vez, bajaron mucho más que la vez pasada. Saliero

que manera tuvimos de despertar -, Sesben, - tienes razón. Pero, si nos hubiéramos quedado, de seguro que nos encuentran -, Enbe, dándole una manzana a Sesben, dice - tienes razón. Ahora que nos dirigim

deanos de aquel lugar y su forma en que viven. Pero a pesar de querer hablar con ellos ni siquiera se acercaron demasiado,

tirado algunas personas. Sesben dijo - recogiendo esto, parecemos unos moribundos -, Enbe, - Tienes razón, pero sólo lo haremos por esta ocasión. Una vez lleguemos a Florest, podremos comprar sin ninguna p

e problema para ellos, si se trataran de sirvientes de Yesica. Ya Enbe y Sesben, empezaban a presentir que algo no andaba bien, por lo que no se durmiero

endirnos aún. Si lo haces, habrá sido en vano todo lo que hemos hecho hasta este momento - Sesben, al escuchar esto, dijo - Tienes razón. Todavía tenemos un gran camino por seguir -. Salieron del pueblo y, para poder esconderse, esca

empezó a preguntar si era seguro ir a Florest, por lo que preguntó - Enbe, si Florest está a sólo tres días ¿no nos irán a encontrar muy rápido? -, Enbe, - Tienes razón, pero no nos quedaremos por mucho tiempo ahí. Solamente pasaremos pidiendo algo de inf

fácil ocultar la identidad de Sesben, por ser de oro. Por lo que Sesben se puso una máscara y no se quito la capa, para que no se dieran cuenta de que era completamente de oro. Lograron pasar sin ningún problema algunos pueblos pero

iban a tratar de vender los de la caravana, me alegre mucho cuando fuimos salvados por el coronel. Es bueno que aun halla personas como él, que ayudan a los demás sin importar nada. Él no pensó en obtener una recompensa o tener a alguien como si

ha, retrocedieron lentamente, con el fin de regresar al camino anterior y tomar otra vía. Pero, a pesar de su precaución por no ser escuchados, ellos se dieron cue

ltaba poco para llegar a nuestro destino. Ahora ¿Qué haremos? - pero Sesben, sin ningún temor, dijo - ¿Qué es lo que quieren?, ¿porqué nos están persiguien

mo ésta -, él sacó de su bolsillo la carta y se las entregó. Enbe lo abrió y leyó. Al terminar de leer, les dijo - díganle a su jefe que estoy muy agradecido por su oferta, pero no puedo unirme. Que aún no he terminado mi misión, por lo que me es difícil el acep

eron que irse sin ningún resultado. Sesben quería preguntar a Enbe de qué se trataba todo aquello, pero

preocuparnos más por el que nos están siguiendo. Conque podamos llegar a Florest bien, eso será lo mejor y, como no tuvimos que pelear o ser retenidos a la fuerza,

sentir un gran alivio -, Sesben pensaba - Conque ese pueblo de adelante es Florest. Muero de ganas por poder ver cómo es. Si Enbe dice que podemos encontrar ayuda en ese lugar, de seguro todo cambiará. Al fin, podré saber quién soy y sobre mi fam

de estar pensando un buen rato, entro doña Amali, una amiga de la familia de Enbe, y dijo - con permiso. No pude evitar escuchar que quieren tener información sobre tu amigo. Yo sé de alguien que podría conocer algo de él -, Enbe y Sesben, al mismo tiempo, sorprendidos, dijeron - ¡De verdad! -, Enbe, - Dígame, doña Amali. ¿Dó

cerca las posibilidad de encontrar respuestas. Sesben, cada vez, más feliz se sentía, pues pensaba - muy pronto, sabré quién soy. También, podré co

l lugar, en busca de pistas de Sesben. Además, apenas estaban entrando a Pal, se dieron cuenta de que habían algunos carteles, donde daban una recompensa por atrapar Sesben y por

podrían llegar a Obapu. Pues, el camino más corto que podrían tomar era Obapu. Lo que no se esperaban, era que los estaban esperando en

-. Enbe se rió y dijo - hola muchachos. También hacia tiempo que no los encontraba. Pues verán, me dirijo hacia Obapu. Y ¿ustedes? -, uno de ellos, - que coincidencia, nosotros también vamos en camino hacia

importancia. Así siguieron el viaje sin preguntar nada sobre Sesben o porqué Enbe quería ir a Obapu. Todo parecía tranquilo y sin ningún tipo de problema. No había pasado

nbe, al verlo, no tenía palabra para contestar. Los miró y dijo - ¿desde cuando tienen eso? -, ellos, - creíste que te quedarías con todo para ti sólo. El si ple hecho de que vas para Obapu, en este camino, sólo debe significar que pens

, - yo te alcanzaré más tarde - sonrió. Sesben, al ver esto, empezó a correr en dirección contraria. Al darse cuenta de esto, ellos intentaron agarrarlo, p

n poco raro. El camino hacia Obapu, no era tan fácil para alguien que no conoce la camino. Hubo momentos que estuvo dando vueltas en círculo y otras en que se perd

y recordaba - es cierto, no puedo rendirme. Después de todo, Enbe decidió ayudarme y, sería desconsiderado, si no doy lo mejor de mí. No puedo darme p

r más corto el camino para llegar a conocer su identidad y encontrar a Enbe. Se cubrió con la capa que le había dado Enbe, para no despertar sospecha muy pronto. Entró a l

a de la colina, comenzó a ver el lugar y compararlo con el mapa. De esta manera, pudo darse cuanta del camino que debería de seguir. Ese día no bajo de la colonia, ya que le agraria la noche en el camino. Por lo que decidió dormir en ese lugar. Arreglo una pequeña fogata, para cocinar su comida te

inado que hubiera tantos tipos de personas, algunas eran buenas y otras malas. Lo que les hacía igual era el hecho de poder llegar a ser feliz y encontrar su propio identidad. Sesben pensaba, al ver todo esto - al pa

dado, ya que había demasiados que lo buscaban. Por este motivo, no pudo comprar nada y no descanso en ningún momento, hasta salir de la ciudad. Por todos lados, sólo podía ver a mucha gente que mostraba sus rostros tristes. Ninguno estaba feliz, todos sólo aparentaban,. Eran pocas las personas que se veían felices con lo que eran. Pues la mayoría, a

noche y la fogata ya e había apagado, aparecieron unos de los secuaces de Yesica. Sesben se despertó, al escuchar sus pasos. Se levantó y, trepando un árbol, espero a que llegaran. Al v

, ya que lo podrían alcanzar en cualquier momento. Durante el camino, estuvo parando por un momento para ver si no venían atrás de él. Así pasó el resto del camino hasta llegar a ver la casa en el bosque. A

lgo impresionante para Sesben. El señor le dijo - ¿Qué quieres? -, Sesben, nervioso, contestó - hola señor, mucho gusto en conocerlo. Mi nombre es Sesben y me habían contado que usted podría conocer sobre mí -, El señor, - ¿Quién te ha man

o demasiado difícil. Si eso es lo que deseas conocer, te lo diré -, Sesben, - Sí, por favor -, Rif, - verás, primero que nada, es cierto que no eres el único. Hay muchos más como tú -, Sesben, al escuchar esto pensó - no puede ser, no soy él único, ¡no soy él único! -, Rif, - también, de donde provienes, lo entenderás cuando encuentres a tú papá. Solo él te dará la razón del porqué estás aquí. También debes de saber, cuando conozcas de dónde vienes, sabrás dónde se encuentran los demás - y así le explicó a Sesben todo lo qu

go de ellos, mientras tanto, intentaras huir cuando encuentres una oportunidad -. Sesben acepto y se alistó para escapar. Rif abrió la puerta y, con un palo en la mano, los empezó a alejar. Ella iban pelando con ellos, prono eran ning

a dicho que esperara en la puerta de atrás para salir. Después de que le había dicho todo el plan a Sesben, él le agradeció. Así fue como Sesben esperó para por la puerta de atrás. Sesben vio

a a buscar con Amali. Pero, antes de irse, Rif se comunicó con Amali, quien le había dicho que se encontraba en Pinabe. Por tal motivo, es que Sesben se dirigió hacia allá. Sesben, deseaba esperar a Enbe con Rif pero él le dijo que no podía quedar

l pueblo y empezó a ver por cada lado. Iba caminando por la ciudad, cuando recordó, Rif había dicho que entraría a doña Amali en su negocio de comida. Así que trato de ir buscando, desde afuera, en lo

aberla encontrado -, doña Amali, - que bien, pero creo que no puedes estar durmiendo en este lugar, no valla a ser que te atrapen aquí. Vamos, te llevare a mi casa -, Sesben, - casa, acaso no vive en Florest -, doña Amali, - si, tienes razón, vivo en Florest. Pero, cua

esaba hasta muy tarde. Sesben dejó bien limpio toda la casa. Por lo que, al regresar doña Amali, se sorprendió al ver la casa tan limpia. Pasó viendo cada cuarto, que se encontraba arreglado y limpio. Por último se dirigió a la cocina, donde Sesben la esperaba con

un poco confortante para doña Amali, ya que también le ayudaba con algunas recetas para su restaurante. Pero esto no pudo continuar por mucho tiempo, ya que lle

a mayor parte de la ciudad buscándolo, esto no sería algo fácil. ¿Qué podrían hacer?, se preguntaban, hasta que doña Amali recordó que tenía un cofre, que sería lo suficientemente grande para que entrara Sesben. Fue en busca del cofre y, al encontrarlo,

tomen. Así fue como, doña Amali, envío a Sesben con sus conocidos. Justamente tenía unas horas de haberse ido Sesben, cuando pasaron los secuaces de Yesica con doña Amali. Por lo que ella se sentía aliviada de haber sacado a Sesbe

allá, ya que lo que tenía que decirle era muy importante. Pero, justo cuando se iba a ir, llegaron a avisarles que habían perdido el cofre. Doña Amali preguntó cómo, a lo que le respondieron - verá. Lo que pasó fue, que cuando íbamos pasando por la orilla del mar, tuvimos un pequeño percance. Y al darnos cuenta, el c

anza de poder ver llegar a alguien, ya que estaba rodeada por agua su entrada. Si alguien quisiera esconder algo ahí, sería mejor escondite, ya que no cua

gresar. Se paró en la orilla y miró la entrada a la cueva. Se sentó y pensó - ya he llegado muy lejos como para r

n las fuerzas renovadas, volvió a intentar. Para esta ocasión, pasó a ver si podía escalar por la pared de la cueva. Empezó a nadar y salió a ver si era posible escalar. Al encontrase afuera, después de un rato de examinar la cueva, se pudo dar cuenta que tendría

y aveces se desprendía algunas rocas al agarrarse de ellas, por lo que Sesben tuvo que tener mucho cuidado. Una vez logró llegar a la cima se recostó, pues ya no tenia fuerzas para continuar. Sesben dijo - si hu

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