Por amor a los dioses
un traje color azul oscuro de rayas y
u portafolio y junto con un largo suspiro-. Mucho, los vi subir al ascensor, todos tienen
u lado a Adam, estoy segura de que no dejará que te maltraten -c
as dos semanas conmigo enseñándome l
en lo patética que se veía enojándose por un hombre que seguramente ya le gustaba. Adam
y ni siquiera me dejan entrar mi ofici
vo, debe ser eso,
itió-. Estoy e
jo lo habían tratado de sirviente los primeros nueve meses, traer el café, arreglar la impresora e incluso limpia
ves. ¿Sabes? -jugueteó con su pluma por unos segundos pensando en las palabras que le diría, se acer
en porque Cameron
abeza con un cojín-. Repito, Adam está detrás de ti. Y se v
sus ojos con severidad-. Y deberías
de seguirme para saber si tengo más dinero que darle -
una oportunidad a otras cosas. No sólo porqu
nada, pero, también tú tienes que ha
de edad que la mía. Ya veo por qué m
rodó l
m, se te está pega
ja de pen
lograba soñar con él, y con lograr pensaba que era un orgullo lo que debía sentir, conocía el concepto de las personas que podían controlar sus sueños y au
era un perfecto hacendado ambientado en el mismo lugar que su película favorita de "Orgul
to la puerta de la habitación de golpe, los golpes pronto llegaron, cuando su primo lograba esqui
staño con el corazón desbocado por la
ncuentro muy apenada -Ada
vando retorcerse al hombre golpeado-. Permítame llevarla a
adornos en morado, estaba desarreglado. Y su pecho subía y bajaba por la sorpresa de la v
a su amiga desconectarse del mundo, su mano viajaba de un l
-comentó con
mejante hombre moverse entre los bosques de Pemberley, era algo que le llamaba sumamente la atención, su facilidad con
ue, tengo.
a Adam, ¿no es cierto? -rio-. He vi
han co
a para acercarse a su amiga-. Vaya, no sa
siquiera
e, despidiendo a otras. No sabía qué estaba planeando. Aunque eso no le molestaba, lo que de verdad odiaba es q
que rogaba por atención suya. Confusa se levantó h
dónde
algo realme
osaron en ella, no estaba segura cuánto tiempo seguiría aguantand
encontrar alguna cara amable, no lo h
uien detrás de ella-. No te pr
a suya, con largas piernas envueltas en un pantalón formal de color negro y ta
io girando para enc
mandado a recogerte, pero, me parece que viniste
ltaba ser una empleada de Adam. Una extraña ola de celos la azotó.
acer -dijo presionando el botón del piso de su ofic
ando el botón
-se petrificó al escuchar efec
n la mente, ¿sabes? -Je
uro. Pero, debes dejar de pr
jer que caminaba con la misma gracia que su jefe, con increíble facilidad llamaba la atenci
mó-. ¿Para qué q
n una voz melosa que le asaltó el corazón por completo-. Pero, tan idi
ió-. ¿Desde hace
a me ha agradado cuando me pide favores, pe
, y no precisamente del rostro, sus cejas no eran simétricas, la nariz no era fina sino un poco más gruesa, los labios carnosos con una d
uien me vuelve a
retando el volante del auto por unos s
a que no pudo pasar desapercibida po
l menos él contaba de ella a otras personas, así no supi
das las casas eran gigantescas, tan elegantes que
on detalles de madera en color blanco. El jardín perfectamente cortado y con tulipanes amarillos ado
a ella-. Gracias Jess, por i
gruñó entrando a s
gusta que la p
ujó un poco más su bolsa y bailó lev
sas, la verdad no tengo el sazón que te gusta del restaurante
detrás de los libros de cocina, yo e
ueno -respondió señalando la entrada de su casa, Oly
io de la habitación, al fondo podía verse a través del enorme ventanal el jardín extenso con una piscina y unas cuantas tumbonas blancas. La cocina estaba enseguida pasando por una
o estaba llena de vari
siado para sólo dos personas, le ofreció asiento en uno de los taburetes
unos segund
rfectamente con sólo olerlo o verlo. Tocó la superficie del pan de elote y lo presionó un poco, soltó incluso un suspiro en cuanto e
talento. Ni siquiera sé qué tomar primero. Quiero agar
ntregó una copa q
ajarte con tranquilidad