Querido Dios
y una lluvia ligera, inusual para la fecha en ese lugar. Entre quejas y
lver a cerrar sus ojos, mas cinco minutos después, otro reloj situado
ó a recostarse en su cama. Realmente, su cuerpo se sentía demasiado pe
e su tercer semestre y ya anhe
no querer preocupar más a su madre, tomó toda la
l inicio del verano. Tomó el atuendo que había preparado el día anterior: una simple blusa azul de manga larga, unos jeans y unas botas
lular y revisó la hora: tenía cuarenta y cinco minutos para desayu
pensar en el trayecto que debía dar y abrió la
tráfico que se formaba y dejaba la casa mucho más temprano de lo que hacían lo
a su estómago satisfecho por la mayor parte de la mañana, y
llarse ligeramente. Mientras se ponía un ligero abrigo encima y tomaba su paraguas no po
lo usual por lo nublado del día, por suerte el metro se encontraba a ta
lentos para el gusto de cualquiera, pero al menos e
deseó un buen día. Había vivido toda su vida en la misma casa, por lo que podría decirse que su colonia sabía
ar la oferta de su padre de llevarla en la madrugada, era que debía aguantar la h
para su primera clase, por lo que corrió hacia su facultad, causando que c
a, no pudo evitar pensar en lo muc
solo fue un zumbido molesto y lejano para sus oídos, hubo momen
poder ir a su hogar. Gracias al cielo pudo organizar su horario de clases
do de su facultad cu
Sar
oz y encontró a su amiga, Samara
alegría. Su nariz respingada combinaba con su delgado y largo rostro. Habiendo pasado tanto tiempo con su madre, siempre que la veía pensaba que era
a tomar un café y Sara, aunque dudosa, aceptó, pues la castaña tenía un corazón amable. Además, la
a del campus. Samara comenzó a charlar acerca de
hablar, pero a la joven universitaria poco le importaba, pues su actitud le entretenía, sobre todo cuando u
Sara, no era lo suficientemente fuerte par
de hace tres semanas, sin vida. F
, ¿est
la importancia al asunto. Samara siguió su relato cómo si nada hubie
estación y después se fuero
su calle ya no se encontraban afuera. Si eran jóvenes, probablemente estaban almorzando con sus hij
a, por lo que la jo
a y enseguida pudo escuchar cua
ual. Como había salido tan temprano esa mañana, el perro ni siquiera estab
antes de ir al segundo piso. Realmente necesitaba
es una segunda vez ese día, y maldijo cuando al lavar su cabello una gota de shampoo cayó en su ojo,
o cuando escuchó la pue
xclamó su madre de
jo del baño y mirar su reflejo. Sus ojos cafés se encontra
tras hacía esto pudo notar cómo su piel morena se encontraba ligeramente enrojeci
estar para pasar un poco de tiempo de calidad con sus padres, quienes en ese m
ucaba con ella y la seguía a todas partes. Su padre, por otro lado, no era fa
una mano al pecho y fue a su habitación, quedándose sola con pensamientos que intentó ahogar c
do el primer día de clases del semestre, la chica no tenía nin
no no recibiera ningún mensaje de la mu
Galleta entró a su habitación con alegría y se recostó en su pequeña c
s estar en m
de humor, pues el can dejó de morder su hueso de plástico para mirarla
mente finalmente se había abierto, causando que Sara tuviera que
ió a su cama y se acurrucó con ella, aumentando e
del cine, no ella. Dulce debió haberla llamado esa mañana para ir jun
uel que la consolaba y la hacía derrumbarse al mismo tiempo, y e
na al azar, y le
rido
ad. Mentiría si te dijera que no estoy nerv
ciones de baile. ¡Ah!, ¡odio eso! Aunque creo que mi m
y espero... bueno... tal vez eso me ayud
a dormir, aunqu
quie
ul
haz que Sara teng
ver la imagen de la cadena que su madre le había obsequiado le daba una pequeña sensación de paz. Era como si esa pequeña figura fuera la única
hora simplemente la
uardó el pequeño diario
, ¿por
s antes de quedarse dormida, pero como recientemente pasaba, ese