La mirada de mi bailarina
ste; Dios no ju
*
. Sin embargo, Santiago podía intuir cuando aquella chica extraña lo miraba de soslayo ¿y cómo no? El castaño la estaba mirando fijamente, atento a su danzar, aprovechando la poca luz qu
para cambiarse el calzado. Santiago buscó la hora en la pantalla de
a y me canso» pensó el much
hacha ya de pie y vi
quedado alrededor de dos horas
ó como respuesta algo m
na sonrisa que ni ella
¿acaso no te
e se había acostumbrado a él, pero pensándolo bien, sí le dolían mucho l
hech
, no hallaba respuesta coherente. No creía en las bobadas del amor a primera vista, aunque sí en la atracción a primera vista. Pero, ese no era el caso, ya que el primer sentimiento que cruzó a la chica cuando vio la silueta de un hombre entre sombras, fue el sentimiento del miedo, no, lo que sintió fue pánico ante tal visión cuando el día anterior había divisado a
ar callado? -di
Digo no -
jó la vista
estás aquí
aló sonoramente -. Escu
Ésa fue tu excusa de aye
oy? ¿Había que
ente, cosa que no había hecho hasta el momento. Con el celular le alumbró el rostro para
frotándose los ojos- ¿Qu
ojo
ser testigo de un
o desprecio, o, al menos no lo exteriorizaba ¿Por qué tenía esa idea de un fenómeno
ojos más hermosos qu
asculló despu
isto Heterocro
atos... No e
ciente del tema alrededor de toda su v
iste tu nombr
sorna. Otra vez estaba en plan medit
que le parecía muy ordinario
s modernas y... Person
cuché alg
e observa. N
espectáculo de danza tal como el ballet con infl
scuchaste -frun
he visto en la tv a niñas vestidas de rosa c
ensaba -sonrió de medio lado e hizo algo pec
e la chica causaron u
izada -voceó en conjunto con
lo que ya acostumbraba antes de... -se interrumpió a sí misma. Le dedicó una mirada resentida a quien la escuch
tú respondiste -se encogi
un entr
de procesar lo q
tiempo -hizo énfasis-. Tú comenzaste a hablar de más. No es mi culpa. Y n
a los ojos, que reflejaban estupor. Nadie, salvo su padre,
les perfor
...
absurda disculpa de Santiago.- Tengo
se estado de pasmo que no la dejaba ejercer su actitud apática. Al notarse cambiada, se dijo que ya er
Ya en la puerta del salón su teléfono resonó y la pantal
El
Si eres una nena
e estupid
ué
s a venir
te estoy llaman
o vístete
é no, Santiago acordó esperar a su amigo
metiéndose volver al día siguiente, au
*
abello afro- ¿Tus amigos tambi
ía comenzado a molestar a la cuarentona. La madr
s a ponerte a
timenta- ¿Pueden estar
por el suelo, resultado de haber desempacado la nueva vajilla en el último momento. Karen pensaba poner todo en orden cuando estuviese arreglada, pero al esc
te. Había pasado por un matrimonio penoso en sus últimos años con el padre de su hijo. Santiago recordaba ese tiempo: "papá comienza a menospreciar a mamá, mamá se queja, papá le grita, papá no quiere y e
al salir con un vestido liso de
smo tiempo que su hijo decía «Hermos
? -el chico negó-. So
¿desde cuándo ti
manos que le habían dejado a su madre en la recepción y que el ordenanza les llevó. Santiago aprovechó los diez minut
El timbre sonó y fue Karen quien atendió mientras los chicos aguardaban desde el comedor. La voz chillona de una mujer emocionada rasg
de August, el hombre que las acompaña
ilar
tes -afirmó Eliot sin d
los ojos de la rubia, la cual se había manteni
*