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Pacto de Almas

Capítulo 4 El destino

Palabras:2595    |    Actualizado en: 27/01/2022

no supo nada de Mirkea; sin embargo, su intuición le decía que él no había muerto como el resto de sus pares, sabía que él estaba vivo en

s para atrás el destino. Mira solo

ición me dice que Mirkea está viv

r así. Ese hombre no es para ti. Ya no s

da. Es de los míos. Tiene sangre gitana

sus destinos, el pertenecerse. Así que deja la necedad y olvídalo. Tú tienes una misión que cumplir y pensar en ese gita

z. Lavanda, para calmar tribulaciones y conseguir un sueño reparador. Ruda, para alejar malos espíritus y prender velas de protecci

ienes pleno conocimiento de lo que dices. Eso me gusta

, donde ambas, compartían conocimientos y veneraban la luna, el sol y los cuatro elementos. Pero estas prácticas eran mal vistas por la gente del pueblo; puesto que, el cristianismo estaba presente y toda mujer que hiciera esas cosas, era co

ando alrededor del fuego, mirando la luna llena, Alai

ertirá en dolor. Esta es la última noche que te t

ortantes sucederán al mundo y tú tienes que estar para ayudar, así sean todos unos desagradecidos.

a reconoceré? –Le respondió h

os cuantos segundos el mismo día de la aparición de tu amor. Solo debo advertirte que no todo será como lo esperan los dos. Un gran amor acogerán en sus corazones y tratarán de

ra mi alma? Pensé que ahora sí se

o. Acéptalo y podrás seguir. Además, lo volverás a ver, la

lo que venga y que sea lo que

idado, porque estará cegado de celos y su alma gitana solo querrá venganza. Tú solo cumple con lo

aron a su casa para descansar, ya casi eran las 3 de l

su camino al bosque. Estando allí, sintió el soplo suave del viento en sus mejillas y vio como si Violeta estuviera frente a ella. Esto la sorprendió, porque ella pensaba que la anciana seguía durmiendo en la casa y que era imposible que estuviera tan rápido allí frente a ella. Así que, se enjuagó los ojos con el agua clara del arroyo que estaba a sus pies y v

que faltaría mucho para que eso sucediera. No me dejes sola otra vez, por favo

iera el pequeño cuerpo de su amiga y mentora y la depositó allí junto a sus flores favoritas, tulipanes. Alaia al echar el último montón de tierra elevó una plegaria a los dioses para

ara su subsistencia. Así que, a pesar de todo lo que le había dicho Violeta sobre la gente del pue

Sin embargo, esto no la amilanó y prosiguió su marcha. Entró a una pequeña tienda donde vendían comestibles y bebidas, compró lo que debía y al salir, le pareció haber visto en una esquina a un hombre muy parecido a Mirkea, solo que su vestimenta no concordaba con él, no vestía como gitano, sino como un caballero de sociedad. Ella v

e ojalá fuera él. Pero si era así, ¿por qué huyó de su mirada, por qué no fue a su encuentro? Ella estaba segura

laia se consumía entre hacer sus pócimas remedieras, pasear por el

que justo habría también luna llena, luna azul; pero había olvidado lo que le había adverti

, que coincidía justo con un eclipse total de luna. Recogió ruda, tulipanes, jazmines, algo de lavanda, romero y ruda, y, cuando estaba por sacar

do, era unos tres años mayor que la gitana, con ojos pardos profundos, tez blanca, un pequeño bigote que hacía juego con una barba casi efímera debajo del labio inferior de su boca. Su pelo era ab

agua debe estar muy fría. –Le dijo Alaia sin

unas se detuvieron en los ojos pardos del joven y se perdieron en la profundidad de su mirada segura e imponente y justo ahí, recordó lo que le había pronosticad

os el uno con el otro, Augusto,

e llamas,

aia.

e, linda damita. ¿Alaia tiene ape

, payo. –Le respondi

abía quedado nadie después del incendio de la aldea gitana que e

dea. Creo que soy la

escapar del incend

de esa casita que ves por allá. Dijo Alai

ioleta. –Dijo el joven-- Por lo menos hizo

cía daño a nadie, amaba a los animales y estos a ella, hacía remedios co

Yo solo estaba repitiendo lo que se dice de ella. Pero, ¿sabes?, creo lo que me dices.

scuchar decir eso a A

ido que, a ustedes, los payos, les

gusta la astronomía. Esta noche habrá eclipse de luna q

n amor por la astronomía. ¿Te gustaría quedart

edaré! Por e

uscaron un mejor lugar para contem

ena… Cantaba y danzaba al mismo tiempo en que esparcía las flores y las hierbas que había recogido más temprano en el bosque. Augusto, entre tanto, se limitaba a obse

sobrenatural quería decirles algo, ese algo que podía ser importante para sus vidas y que ejercería un gran poder sobre cada uno de ellos. Y justo en ese preciso instante, Augusto miró a Alaia fijamente y cuando la luna oscureció, él posó sus labio

, hermosa gitana, me has robado el corazó

o sé absolutamente nada de ti, puedo

decidieron quedarse contemplando la luna hasta que se desapareciera del firmamento

abía que la profecía se estaba cumpliendo y que tendrían poco tiempo para ser feliz al lado de su amor. Por lo tanto, ella necesitaba saber cuanto antes, más acerca de él, quería

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