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Acero y carne, 9002-9027

Capítulo 5 Destello de mar

Palabras:1739    |    Actualizado en: 25/09/2021

eció un punto azul en su superficie; se trataba de un boquete que al fin se había abierto en el hielo

istórico que habían aprendido en su natural proceso de educación. Sin embargo, esa mancha azul para otros —en particular para los habitantes de Marte, jocosamente ll

dejándose ver por poco tiempo. Pero en ese entonces los colonos de Marte notaron algo que les llamó la atención: con el pasar de los años la Tierra se hacía cada vez menos brillante, cosa lógica, pues los océanos se iban extendiendo y la luz era absorbida por el azul creciente de los mares. Las nubes aparecieron débilmente al principio, pero a medida que los océanos progresaban, su

tenas, México… todas esas ciudades de sus sueños y que veían en el arte del Prexilio —para las lenguas de los hombres de esos tiempos, palabra casi equivalente a ‘prehistoria’, pues designaba todos los tiempos anteriores al Éxodo y, como prehistoria significó alguna vez, designaba la nueva palabra, Prexilio, los tiempos incomprensibles de los hombres que vivieron antes de las eras realmente entendibles para ellos: las eras espaciales—. Una histeria colectiva infundió a la gente —en Marte con enorme

seis personas que cayeron al norte, a varios cientos de metros sobre lo que un día había sido Viena. Los robustos seres humanos que emprendieron esa aventura llevaban cascos con visores oscuros para protegerse de la radiante luz que hostigaba a aquel mundo y del frío

casco para respirar

nas? —preguntó otro

determinación Arenas—. No creo que me p

grados. No es cuestión de solo pasar

así quiero respirar este aire. Mir

utorización a c

Robert, no

nqueció por completo ante la repentina cristalización de humedad en su superficie. Por fin, el astronauta logró exponer su rostro al mundo, convirtiéndose en la primera faz humana en encarar directamente a su antigua Madre Tierra. Arenas era un hombre de piel clara,

. Me congela

co —Robert so

del frío—. Solo quiero aspirar una vez más. Es un aire como n

lecido en otras colonias más o menos duraderas, aunque no tan importantes como las del proyecto marciano: en Ishtar, un pequeño planeta, otrora llamado Lalande 21185-4, y en Hilas, un satélite del tamaño de la Tierra que giraba en torno a Heracles, un gigante gaseoso un poco más pequeño que Júpiter, pero, dada su elevada densidad, poseedor de una fuerza de gravedad asombrosamente elevada para un astro de su talla, casi la gravedad propia de una estrella pequeña —lo que a todos recordó la descomunal fuerza que poseía el personaje mitológico que le dio nombre—, y que en los tiempos más antiguos era llamado Lalande 21185-7b, ambos en órbita de Lalande 21185 —ahora tal sol llamado oficialmente Lalande, a secas—. Igualmente, estaba Forseti, planeta calcinado como el Mercurio solar, el mundo más hostil y complejo en el que se había establecido el hombre —ese lugar en el que nunca debió haber prosperad

ier —Siempre había algún imprudente que sacaba a relucir la verdad—.

alguien que respondía—. Ya s

s lo que llamó su atención fue ese pequeño destello azul, un destello de mar, que lo cautivaba como si fuera una flor de color brillant

todo, su lugar de origen, su verdadero hogar. Por eso la dureza de ese reto no empequeñeció al hombre, que justificó la continuación durante tan largo tiempo del trabajo realizado por los espejos, los cuales calentaban la Tierra lentamente y con delicadeza, sin agredirla ni maltratarla, como se había hecho con Marte o Hilas. La Tierra er

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1 Capítulo 1 1. El llanto de exilio2 Capítulo 2 El llanto del exilio (Continuación)3 Capítulo 3 La añoranza de Dorothy4 Capítulo 4 El sol múltiple5 Capítulo 5 Destello de mar6 Capítulo 6 Vida (I)7 Capítulo 7 Vida (II)8 Capítulo 8 Vida (III)9 Capítulo 9 Vida (IV)10 Capítulo 10 Vida (V)11 Capítulo 11 Vida (VI)12 Capítulo 12 Vida (VII)13 Capítulo 13 Ojos Absortos (I)14 Capítulo 14 Ojos Absortos (II)15 Capítulo 15 Tierra Blanca (I)16 Capítulo 16 Tierra blanca (II)17 Capítulo 17 Tierra blanca (III)18 Capítulo 18 Tierra blacna (IV)19 Capítulo 19 Tierra gris (I)20 Capítulo 20 Tierra gris (II)21 Capítulo 21 Tierra gris (II corregido)22 Capítulo 22 Tierra gris (III)23 Capítulo 23 Tierra gris (IV)24 Capítulo 24 Tierra gris (V)25 Capítulo 25 El tránsito de los esclavos (I)26 Capítulo 26 El tránsito de los esclavos (II)27 Capítulo 27 El tránsito de los esclavos (III)28 Capítulo 28 El tránsito de los esclavos (IV)29 Capítulo 29 El tránsito de los esclavos (V)30 Capítulo 30 Protocolo secreto número 25 (I)31 Capítulo 31 Protocolo secreto número 25 (II)32 Capítulo 32 Protocolo secreto número 25 (III)33 Capítulo 33 Protocolo secreto número 25 (IV)34 Capítulo 34 Protocolo secreto número 25 (V)35 Capítulo 35 Protocolo secreto número 25 (VI)36 Capítulo 36 Protocolo secreto número 25 (VII)37 Capítulo 37 Protocolo secreto número 25 (VIII)38 Capítulo 38 La gente de hielo (I)39 Capítulo 39 La ente de hielo (II)40 Capítulo 40 La gente de hielo (III)41 Capítulo 41 La gente de hielo (IV)42 Capítulo 42 La gente de hielo (V)43 Capítulo 43 La gente de hielo (VI)44 Capítulo 44 La gente de hielo (VII)45 Capítulo 45 La gente de hielo (VIII)46 Capítulo 46 La gente de hielo (IX)47 Capítulo 47 La gente de hielo (X)48 Capítulo 48 La gente de hielo (XI)49 Capítulo 49 Un beso vacío (I)50 Capítulo 50 Un beso vacío (II)51 Capítulo 51 Un beso vacío (III)52 Capítulo 52 Un beso vacío (IV)53 Capítulo 53 Un beso vacío (V)54 Capítulo 54 Un beso vacío (VI)