Skyfall © - Parte II
o-. ¿Acaso no te he ofrecido lo mejor? Estamos a noviembre, en un mes se cumple ya casi un año desde que dejaste de
rmarse en mis labios
no solo respondiendo a su pregunta casi sin importan
bía sido casi a la mera fuerza. Él pensaba que después de todos estos meses terminaría aceptando por mi propia cuenta. Él había cre
ocasión perfecta para o
les -dije deteniéndome detrás del sofá q
taste -dijo casi
pero enseguida apoyando mis manos sobre el
er tu mano derecha
volvió a
aceptaste
rporarme. Me acerqué al carrito donde los licores yacían, tomé el vaso con hi
ia, Henry -dije antes de
a obvio que no entendería nada de lo que yo le decía y mucho menos lo que estaría por d
vimientos importantes y de confianza. La mano derecha es la mayor caja fuerte, la que todo lo sabe y
estos. Sonreí para acompañar aquella diversión que se expresaba en su rostro, después ba
a de tantas veces que me había encontrado ahí. No solamente por la cantidad de veces que había estado ahí, sino porqu
cho -dijo de repente y vi como se colocó fre
ara mis
; apostar, jugar, apostar. Es exhausto y bastante rutinario, ¿no crees? Me gustaría que me dieras otros trabajos. En múlt
rbilla, tocando esta de manera pensativa con los ojos l
gó
rindado gran
pasos lentos mientras llevaba el vaso a mi boca y daba otro trago. Me detuve frente a él y sonreí-. Me necesitas, Henry. Ambos sabemos que podrías crecer en este mundo conmigo
quello no lo esperaba. Mucho menos en aquel momento en el cual ju
aniel? -cuestionó de nuevo cruzán
r en el sofá. Crucé una pierna colocando mi tobillo sobre la rodilla opuesta y extendí uno de mis brazos por el respaldo del sof
hacen tus hijos mucho mejor de lo que lo hacen ellos dos juntos. Aunque ahora que estamos siendo sinceros y hablamo
piado de decir a un padre, sab
y yo le acompañé con una sonrisa igual de lado-. Pero, temo
tra tu hijo han muerto, aquella vez estaba cegado por la situación que conoces a la perfección. No me interesa más eso. Ahora lo que me interesa
ndido y sin tener respuesta algu
veo que tu manera de pensar sobre los negocios y de tu estadía en estos rumbos ha evolucionado de una manera fructífera
trás del escritorio apoyando sus ma
hagas, quizá en algunas cosas pueda reemplazar tu lugar si es
n.
alabras-. Nueva York, por ahora. Quizá después de estar l
a su barbilla apareció. La rascó y fr
rumbos, muchacho? -preguntó como si de verdad co
me dijiste que estando dentro ya no había salida -sonreí, di un trago más al whisky dejando este en mi boca por unos segundos para ha
eseos. Carraspeó su garganta y ahí supe lo que se vendría entonces. No necesitaba que lo dijera en voz alta para saber l
finalmente mientras me
do y bajando la pierna de mi rodilla
ue quieres que haga primero?
en su rostro. Una sonrisa ll
con mercancías? -preguntó entonce
ficiente claro? -p
que por fin había ganado ese trofeo que tanto había anhelado desd
tosa del escritorio-. Hay algo de lo que quiero que te encargues -se levantó de su silla volviendo a rodear el escritorio
eír, pero lo contuve dentro de mí mientras alzaba e
contrato de este nuevo p
nega
é al castaño y extendí mi mano hacia él-. Creo que este tipo de lazo que nos unirá de ahora en adelante no necesita de
fue cuando sonreí, él lo hizo igual, pero a diferencia de mí él sonría por un logr
no: re