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Skyfall © - Parte II

Capítulo 7 VALET

Palabras:3470    |    Actualizado en: 29/08/2021

ojos en automático por la luz que había en la habitación. Parecía que cerrar los ojos no ayudaba en absoluto para que aquel mareo desa

brí los ojos mirando hacia el techo. Tragué saliva, sentía la boca seca y tenía mucha sed. Me dolía el cue

noche vinieron a mí. Ignorando el dolor de cabeza

te

pregunté entonces si aquello había sido re

. Él estaba ahí.

es cuando me di cuenta de que no llevaba nada más que solo unas bragas y una blusa holgada. Esta me llegaba por arriba de la mitad

lular con el ceño ligeramente fruncido. Parecía que no se percataba de que yo ya me encontraba despierta pues seguía con la mirada fija en la pantalla de su celular. Rea

dejó fruncirse. Yo me encargué de cubrirme con la sábana luego pensando en lo patét

r en su pantalón después cruzándose de brazos-. ¿Cómo te sientes?

acto devolviéndome un recuerdo que ojalá pudiese

voz un poco ronca y rápido la aclaré haciendo

desde aquel lugar del ot

pero en el intento sent

mití porque sabía que no podrí

o lo hizo, cosa que no sabía si era bueno o malo. Cosa que no sabía si deseaba o no en ese momento. En cambio

yude también con el dolor de cuerpo -me dijo volviendo a mirarme sereno. Detecté un

na aprobación de mi parte para poder irse porque tan solo asentí sin s

meses. No sabía si era bueno o era malo. Claramente era bueno que las miradas frías y las palabras llenas de veneno no estuvieran más, al menos ahor

en las sábanas blancas, mis manos dejaron de empuñarse a la que había tomado para cubrir mi cuerpo. Mi mirada se perdió por unos segundos casi sintiendo

y miedos que comenzaban a formarse en mi cabeza. Tragué saliva de nuevo, volviendo a sentirla áspera. Fue aquello lo que me hizo por fin moverme de ahí y caminar hasta el buró donde estaba una píldora y un gran vaso de

astro de m

a. No quise recordar porque tan solo hacerlo mis mejillas ardían. Sentía vergüenza. Vergüenza de no poder recor

o tratando de humedecer aquella zona. Luego como si la bañera me hablase, decidí darme una ducha rá

lemente recibir regaños o dudas de todo lo que había pasado anoche. E

mposible no cerrar los ojos y soltar un suspiro. Justo cuando escuché los toques en la puerta de la habitación lo

ijo del otro lado de la puerta

erta, que aún pe

lo suficiente par

o a buscar algo que ponerme. Me puse ropa interior, unos jeans rotos que había sido lo primero que encontré y una blusa blanca lisa. T

sta con el ceño ligeramente fruncido. Hasta que pareció percatarse de mi presencia y giró su rostro en mi dirección. Apretó los labios y se alejó después girándose hacia la estufa, tomó la pala que había dejado a un lado y después el sartén. Qu

-dijo sin mirarme cuando

or unos s

hacerlo

vez mirándome y casi siento

os bancos sentándome en este y junté mis manos sobre mi regazo con la mirada baja. Me mordí el labio sin

ndo mis ojos se percataron de qué e

, chilaquiles. Los m

refrigerador. Una jarra de jugo que claramente yo no había hecho ni recordaba tener ahí. Tomó un vaso de v

de empezar a degustar de aquellos deliciosos

en algún punto fijo del granito de la mesada por lo que aproveché ese momento para comenzar a comer casi soltando un suspiro ante la delicia de aquel desayuno. Hice

cual agradecí. Aunque mi estómago imploraba porque devorara todo con rapidez, no lo hice porque temía a lo que podía pasar cuan

l jugo incluso más rico. Fue ahí entonces cuando Nate me miró. Pude que la línea en sus labios se hizo hacia un lado casi siendo una sonrisa que después se transformó en una mueca. Resp

ó después apretando sus l

s labios con tanta fuerza como si pudiese

te? -murmuré

recuerdas -contestó de i

s sobre mi regazo mientras jugaba con estas sintiendo los nervios em

a LAV

tes de que pudiese term

mi cabeza. ¿Por qué me preguntaba la razón por la que había estado ahí? Si bien él sabía que yo sabía a quién pertenecía ese lugar, ¿no se suponía que él pensaba que yo había sido cómplice del hombre que lo arr

del lado de las personas que lo arruinaron. ¿Por qué de pronto me daba a

evó -fue lo ú

ecto a los ojos casi sintiendo la

pté casi alza

eramente el ceño como si tratase de

-me encogí un poco de hombros

as cejas. Entreabrió sus labios como si las palabras que acababan de

pensaba lo peor de mí? Ahora parecía que sabía lo que re

ándome directamente a los ojos-. ¿Qué fue l

o queriendo salir corriendo de ahí. Mi respiración se descontroló por un momento, pero traté de controla

o que había deseado decirle desde el momento en que lo volví a ver cuando regresé a la ciudad. Algo que imploraba que pasara cada noche cuando me

ntien

ender -dijo sin siquiera pestañar, con los ojos fijamente en los míos anclándolos

clavando mis uñas ahí y apretando estos. Apreté también mis labi

en el pecho por las palabras que saldrían de mi boca-. Sabes

te c

la expresión en sus ojos. Pestañe unas cuantas veces

ás y no sabía exactamente a lo que se refería-. No me dejaste, al menos no porque tú quisieras. Hay algo que te hizo hacerlo y temes decirme por lo que pueda pasar. Esa noche no te fuiste

mí aquel sentimiento en mi pecho porque no podía permitirme el d

ntó entonces y ahí fue cua

qué te

ijo esta vez con mi nombre en

e cuando sus ojos no podían dejar de mirarme. Mis manos se aferraron a mis piern

n estaba ahí. Podía hacer cualquier cosa. Todas sus palabras

aquel trance y en auto

pensar y su ceño se frunci

ecesario de decir en voz alta. Al menos en ese momento, porque los ojos de

azos casi desnudos por la camisa remangada hasta la altura de sus codos. Tragué saliva porque no podía pensar con clarida

las? -preguntó y aquello fue

l banco casi

todo lo de anoche, en ser

mirándome aún sentado c

on. Sentí un escalofrío. Se levantó y me tensé temiendo a que se acercara porque por mucho que quisiera

tido. Yo... tú sabes que leo muchos libros y veo muchas series que probablemente me meten i

que él sospechaba de lo que había sido aquella noche me hacía temer y sentirme pequeña. Me hacía querer dejarme caer en sus brazos, pero al mismo tiempo hacer que

ía tenido tiempo de estar más cerca del enemigo. Ver a Bastian durante estos meses en uno de los lugares a donde más habituaba me había advertido en ocasiones

ojos que en el momento en que te llevaste todo contigo, incluyendo mi corazón, no te importó el dolor que sabías que eso ocasionaría. Dime que solamente quisiste romperlo porque yo no te importaba y nunca lo hice de la manera que me dijiste. Quiero que me

e latir en mi pecho por un momento, sin

una eternidad, con el nudo en la g

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