Skyfall © - Parte II
ojos en automático por la luz que había en la habitación. Parecía que cerrar los ojos no ayudaba en absoluto para que aquel mareo desa
brí los ojos mirando hacia el techo. Tragué saliva, sentía la boca seca y tenía mucha sed. Me dolía el cue
noche vinieron a mí. Ignorando el dolor de cabeza
te
pregunté entonces si aquello había sido re
. Él estaba ahí.
es cuando me di cuenta de que no llevaba nada más que solo unas bragas y una blusa holgada. Esta me llegaba por arriba de la mitad
lular con el ceño ligeramente fruncido. Parecía que no se percataba de que yo ya me encontraba despierta pues seguía con la mirada fija en la pantalla de su celular. Rea
dejó fruncirse. Yo me encargué de cubrirme con la sábana luego pensando en lo patét
r en su pantalón después cruzándose de brazos-. ¿Cómo te sientes?
acto devolviéndome un recuerdo que ojalá pudiese
voz un poco ronca y rápido la aclaré haciendo
desde aquel lugar del ot
pero en el intento sent
mití porque sabía que no podrí
o lo hizo, cosa que no sabía si era bueno o malo. Cosa que no sabía si deseaba o no en ese momento. En cambio
yude también con el dolor de cuerpo -me dijo volviendo a mirarme sereno. Detecté un
na aprobación de mi parte para poder irse porque tan solo asentí sin s
meses. No sabía si era bueno o era malo. Claramente era bueno que las miradas frías y las palabras llenas de veneno no estuvieran más, al menos ahor
en las sábanas blancas, mis manos dejaron de empuñarse a la que había tomado para cubrir mi cuerpo. Mi mirada se perdió por unos segundos casi sintiendo
y miedos que comenzaban a formarse en mi cabeza. Tragué saliva de nuevo, volviendo a sentirla áspera. Fue aquello lo que me hizo por fin moverme de ahí y caminar hasta el buró donde estaba una píldora y un gran vaso de
astro de m
a. No quise recordar porque tan solo hacerlo mis mejillas ardían. Sentía vergüenza. Vergüenza de no poder recor
o tratando de humedecer aquella zona. Luego como si la bañera me hablase, decidí darme una ducha rá
lemente recibir regaños o dudas de todo lo que había pasado anoche. E
mposible no cerrar los ojos y soltar un suspiro. Justo cuando escuché los toques en la puerta de la habitación lo
ijo del otro lado de la puerta
erta, que aún pe
lo suficiente par
o a buscar algo que ponerme. Me puse ropa interior, unos jeans rotos que había sido lo primero que encontré y una blusa blanca lisa. T
sta con el ceño ligeramente fruncido. Hasta que pareció percatarse de mi presencia y giró su rostro en mi dirección. Apretó los labios y se alejó después girándose hacia la estufa, tomó la pala que había dejado a un lado y después el sartén. Qu
-dijo sin mirarme cuando
or unos s
hacerlo
vez mirándome y casi siento
os bancos sentándome en este y junté mis manos sobre mi regazo con la mirada baja. Me mordí el labio sin
ndo mis ojos se percataron de qué e
, chilaquiles. Los m
refrigerador. Una jarra de jugo que claramente yo no había hecho ni recordaba tener ahí. Tomó un vaso de v
de empezar a degustar de aquellos deliciosos
en algún punto fijo del granito de la mesada por lo que aproveché ese momento para comenzar a comer casi soltando un suspiro ante la delicia de aquel desayuno. Hice
cual agradecí. Aunque mi estómago imploraba porque devorara todo con rapidez, no lo hice porque temía a lo que podía pasar cuan
l jugo incluso más rico. Fue ahí entonces cuando Nate me miró. Pude que la línea en sus labios se hizo hacia un lado casi siendo una sonrisa que después se transformó en una mueca. Resp
ó después apretando sus l
s labios con tanta fuerza como si pudiese
te? -murmuré
recuerdas -contestó de i
s sobre mi regazo mientras jugaba con estas sintiendo los nervios em
a LAV
tes de que pudiese term
mi cabeza. ¿Por qué me preguntaba la razón por la que había estado ahí? Si bien él sabía que yo sabía a quién pertenecía ese lugar, ¿no se suponía que él pensaba que yo había sido cómplice del hombre que lo arr
del lado de las personas que lo arruinaron. ¿Por qué de pronto me daba a
evó -fue lo ú
ecto a los ojos casi sintiendo la
pté casi alza
eramente el ceño como si tratase de
-me encogí un poco de hombros
as cejas. Entreabrió sus labios como si las palabras que acababan de
pensaba lo peor de mí? Ahora parecía que sabía lo que re
ándome directamente a los ojos-. ¿Qué fue l
o queriendo salir corriendo de ahí. Mi respiración se descontroló por un momento, pero traté de controla
o que había deseado decirle desde el momento en que lo volví a ver cuando regresé a la ciudad. Algo que imploraba que pasara cada noche cuando me
ntien
ender -dijo sin siquiera pestañar, con los ojos fijamente en los míos anclándolos
clavando mis uñas ahí y apretando estos. Apreté también mis labi
en el pecho por las palabras que saldrían de mi boca-. Sabes
te c
la expresión en sus ojos. Pestañe unas cuantas veces
ás y no sabía exactamente a lo que se refería-. No me dejaste, al menos no porque tú quisieras. Hay algo que te hizo hacerlo y temes decirme por lo que pueda pasar. Esa noche no te fuiste
mí aquel sentimiento en mi pecho porque no podía permitirme el d
ntó entonces y ahí fue cua
qué te
ijo esta vez con mi nombre en
e cuando sus ojos no podían dejar de mirarme. Mis manos se aferraron a mis piern
n estaba ahí. Podía hacer cualquier cosa. Todas sus palabras
aquel trance y en auto
pensar y su ceño se frunci
ecesario de decir en voz alta. Al menos en ese momento, porque los ojos de
azos casi desnudos por la camisa remangada hasta la altura de sus codos. Tragué saliva porque no podía pensar con clarida
las? -preguntó y aquello fue
l banco casi
todo lo de anoche, en ser
mirándome aún sentado c
on. Sentí un escalofrío. Se levantó y me tensé temiendo a que se acercara porque por mucho que quisiera
tido. Yo... tú sabes que leo muchos libros y veo muchas series que probablemente me meten i
que él sospechaba de lo que había sido aquella noche me hacía temer y sentirme pequeña. Me hacía querer dejarme caer en sus brazos, pero al mismo tiempo hacer que
ía tenido tiempo de estar más cerca del enemigo. Ver a Bastian durante estos meses en uno de los lugares a donde más habituaba me había advertido en ocasiones
ojos que en el momento en que te llevaste todo contigo, incluyendo mi corazón, no te importó el dolor que sabías que eso ocasionaría. Dime que solamente quisiste romperlo porque yo no te importaba y nunca lo hice de la manera que me dijiste. Quiero que me
e latir en mi pecho por un momento, sin
una eternidad, con el nudo en la g
Lamento habe