Lujuria en la Hacienda Del Rio
ara mí, una chica de ciudad, acostumbrada a llevar una dieta r
e, dibuja en su rostr
acia? ¿Qué es lo graci
ontesta Fernan
la risa burlona de Fern
ioso porque no estás ahí triste, te est
no te gusta y que tú seas quien no tiene el valor de decir que prefie
acia- enojada no enc
rpo y el mío pegados, no dejemos
xtraña! ¿Qué quer
blado en vos alta, intento ignorar eso y continuar j
te a qué se ref
chas veces me doy cuenta de que
ento con la cabeza. El extiende s
es en las piernas, mi presión sanguínea a
s y de sorpresa pega su cuerpo totalmente al mío. De frente se jun
completo. Puedo sentir su respiración
corriendo y mi ropa me pide a gritos que la retire
os un centímetro a la imaginación". Y en automático me de
besarlo, se retira y cor
ún espacio entre los cuerpos, de hecho, sin r
lencio, trago, bebo agua
uedo e intento disimular
onita. Seguro querrás darte un
ón le diste?- p
, nadie más podría protegerl
osa difícil, estaré dorm
me aprovecho de las d
en voz alta eso. Tengo ese problema, digo l
da? Quería ver tu reacción porque ni loca diría alg
inofensivos, ten confianza y ve a
eso haré
enos que Fernando se ofrece a es
el río y ahora lo veo atractivo. Lo q
entra delante de mí,
po usé está habitación. Sentirás mi olor p
quedará será el
ita, descans
l- contesto en
noche, pero por lo visto lo más
echó su perfume o qué. Quizás viaje por el aire hasta
de rica y abundante agua caliente. Me desvisto, comienzo por la
idos. Aprieto un poco las piernas y recuerdo la canción que fu
habitación, comienzo a tocar mis labios y diciendo a los pechos,
tina. Me cubro con una toalla y buscand
vista a la habitación de al l
rivacidad de nadie- me digo a mí misma u
corta, con tela transparente y espalda al descubierto. No s
los caminos conducen a ver por el huec
r toda la habitación y hasta un poco del baño porque l
y luego tapo mi b
a quitado todo, ha dejado