Lujuria en la Hacienda Del Rio
no pasara nada, su miembro está erecto, ni siqui
ver por ese agujero, la curi
ose, no distingo bien si la entre pierna o el abdomen tan definido que tiene. Muerdo mis la
e madera con un agujero para ver todo. De pro
ebe saber que hay un hueco en esta pared y que podría
d y aquel agujero. Voy a la cama y no logr
mano, sentado casi acostado en sábanas blancas, él leyendo y yo leyéndolo. Nadie
go- me recuerdo
mprar la otra mitad y construir un lugar lleno de creatividad. No sé si casas en los á
ervándolo, sabía que él conocía el agujero y volví a él ¡Que tonta, que i
do a abrirla, pero no sin antes cubri
eña toalla en la cintura que apenas cubre sus partes íntimas.
aquí, justo al lado- con
la bata de mi cuerpo dejando al descubierto la pequeña bata de lencer
la habitación, arroja la pequeña toalla y de cer
nte y junta su cuerpo con el mío susurrándome "recuer
arropar mi cadera, bajar poco a poco, m
esivamente me da una nalgada. No sé por qué, pero
parte alta de mi espalda maniobrando suavemente hasta recorrer y
ráctica con los senos al descubierto con tan solo mo
igor. Aprovechando su estatura y que peso como pluma
go algo de miedo, pero
mis muslos hasta mi vientre, y desde mi vientre recor
me besa las mejillas, el cuello, la frente, se detiene un buen rato en mis labios porq
pero sigue dando vueltas porque como todo
ara besar mi espalda y ahí suelta otra nalgada. Parece q
izo y doy la vuelta, tomó la sábana y me c
a si lo uso
contesto con
ro no lo haré si no
uelta y me coloco de espaldas, justo cuando t
bien? ¡Ericka!- deb
lo de su madre, no lo veo por ningún lado, en
agujero me quedé dormida
a y me cubro, abro la pue
el Río, gracias po
i no estoy cerca Fernando me busca. Te deja una bata de mi
ho- no sé ni qué decir, estoy demasiado confundi
y trato de recobrar el sentido de la noche. Quiero volve
mi ojo derecho en el agujero, para mi sorpresa mi pupila se encu