11:59
ue ya han bajado más de cuatro pisos, una vez más cruzan una mirada, pero él le huye a sus ojos y se concentra en la marca roja encima d
deberíamos pasar por mi casa para
d y un poco de miedo, mientras respond
los audífonos y su tarro del almuerzo. Él intenta agacharse para ayudarla, pero se da cuenta que cualquier movimiento será mal entendido por los cuerpos, así que aprovecha para mirar un poco más a Carolina, ya que desde su perspectiva puede admir
para otro día, sí, prefiero eso... listo así quedamos, chaooo - cuelga casi sin dejar que
huir de la mirada curiosa de los vigilantes. El carro es realmente increíb
nta con sus pocos conocimientos. Como es tarde logran encontrar un espacio en la autopista para acelerar el carro, Juan Camilo con una so
r música, hasta el momento la radio estaba en una emisora con un programa de opinión. É
o la quisiste oír en el ascenso
me sorprendo¸ piensa. Carolina toma un mechón de su pelo y lo envuelve en su dedo mientras con la otra mano busca algo "apropiado" para el momento, pero n
omento deja de ver la vía y le da una mirada matadora,
iste tiempo de cantártela – y comienza a tararearla. Ella se ríe a la vez divertida y sorprendida por q
r de ella, pero sorprendentemente él sonríe y le pide abrir su listado de música para descubrir que esta canción está entre sus favoritas. Está fascinada, es
regunta él al se
un poco ruborizada y le pregu
música se me ocurrió algo... es so
con hambre? – la dice y suelta la risa, es un chiste muy bobo, pero él se ríe igual – mentiras estoy molestando – asegura entre risas, como si no fuera obvio – quería saber de dónde con
mi familia tiene una finca en Tenjo y solemos ir a jugar t
Carolina dejándose llevar nuevamente por ese rostro perfecto. - Quizá algún
as? – pregunt
ago, creo que es el inhibidor perfecto para cualquier deporte... por
más de tres canciones en el ipod de Carolina, pero ella no lo ha notado y ahora
tenías mucha fe – sonríe
ar... mira lo paciente qu
e era un ambiente cerr
urante, al que vamos también es un ambi
egunta entre inoc
conmigo solo lo tienes que decir, mmm a
mente roja y mira haci
a de adelante que dice BAD 346 – Él no
santo – dice mientras señala un
no puede evitar sentir su aproximación y vuelve a haber electricidad en el ambiente. El silencio
do la calle, tiene una gran vista a pes
huir de allí no es fácil – l
lado – dice Juan Camilo con un poco
era brom
staba molestan
upo para una comida en un restaurante. Juan Camilo parquea y sale del carro con gracia, mientras Carolina abre la puerta y recoge su cartera del piso, se so
rita G
tor M
rte la respiración. Los recibe un mesero quien pregunta - ¿mesa para dos? – sin hablar Juan asiente, con dulzura acerca a Carolina a la silla que el mesero ha corrido pa
ión y el silencio, pregu
– el corazón de Carolina late con fue
ensar, pero luego agr
o es para acompañar la
un vino tinto, si es posib
mmm pero bueno este chileno estará bien – y señala s
e no sea un problema, que él no la juzgue por ese pequeño detalle. Él ve
olvidar que es uno de sus jefes, que no la conocía hasta hace unas horas y que definitivamente se siente poca mujer para estar a su lado. Decide dejar sus ideas negativas de lado y disfrutar de la comp
rva el vino lo cata y dice – ¡Qué buena elección Caro! – ella no evita darle una gran sonrisa, aunque han vuelto a perder el contacto de la mano -. Aún
sta imagen se debe a la mirada de Juan Camilo, si alguien te ve hermosa, te sientes hermosa, es mágico y cierto, piensa. Luego de entrar al baño se l
ar al lado para concentrarse en verla caminar. Menos mal me puse esta falda hoy,
omer? – pregunta
alguna rec
hora y el vino podría ser un plato más ligero... quizá
nte sin pedir un postre al final y ese no lo comparto – se ríe Carol
a de pronto yo quedo con
s pensamientos con Juan Camilo durante toda la noche. La vergüenza no le dura mucha, así que luego vuelve a relajarse
los ojos y
ebo suponer que usted estuvo
a sonrisa remata – aquí está mi tarjeta, daño ascensores,
s servicios, ya que se que manej
ina a sueldo solo me falta poc
ola a los ojos Juan Camilo vuelve a buscar la mano de Carolina sobre la mesa, pero esta parece ser un poco más amplía, ya que el calor del vino, las sonri
al mesero volver a servir vino. Carolina siente sus mejillas calientes, pero no se niega a la siguiente copa, ya voy a come
as malas que dañan los ascensores – dice mientras sonríe y no deja de ve
so, como ver películas hindú en las noches, y Juan Camilo le cuenta que tiene un tejo marcado con su n
tre – hace puc
r el volcán de ch
– aunque sea tarde no creo que me quite
o, pero con una condición, vas
, casi imitando el ronroneo de un
colate chupando la cuchara, mientras
que solo con mirarte hubiera podido sentir el choc
on tinto para bajar el dulce, limpia sus dientes con la legua y
ata diciendo – mmm quizá tienes razón, a veces los hombres deberíamos adoptar
unta Carolina
pasión como tú lo has hecho. De verdad me ha dado un antojo de...
nta? – pregunta C
ente de la puerta del copiloto y Juan parece indeciso por primera vez en la noche, toma la cara de Carolina, la palma de su mano es amplia y caliente, suavemente sube el mentón de ella mientras s
puerta. Carolina se monta al carro con la respiración agitada ¿Qué acabo de hacer? ¿por qué no dejé
Camilo y elije una canción al azar. Comienza a sonar un vallenato que raya con el a
do – dice Carolin
mo una orden, pero luego d
do en que el vallenato no cuadra
nta Juan Camilo y sus palabras ca
te del Supermerca
me guías cua
as por todo, por mantener la calma en el ascensor, por pre
sobretodo la experiencia del asce
y dejarse besar y quizá un poco más, tocarlo y que la toquen, sentir su erección y mojarse un poco, quizá jugar con las manos y
u casa, ¡mierda! piensa mientras con una inhalación toma fuerza para enfren
ma a la derecha y luego a la derecha, de
¿Cómo no
rolina mientras se muerde lo
preocupes – murmura
en la mejilla y quizá tener la oportunidad de tocar su barba. Él la mira y ella al acercarse cambia de opinión y simplemente lo besa en la boca, quiere darle un pico inocente, pero antes de que pueda alejarse él tiene su cara entre las manos y mete suavemente su lengua por sus labios. El beso que comenzó sin intens
ferior, aún tiene la respiración un poco agitada, pero ha logrado control