PRISIONERA DE LA BESTIA

ió su ayuda, pero para no ir en contra de su voluntad no lo hizo y ahora estaba viendo el resultado. Su alma le do

hospital, Joel tenía decidido que ella era su protegida y en lo que

a puerta frente a la casa de esta, bajo el cristal de la ventana y pudo oír murmullos de los presentes. Unos decían que era la misma escena de siempre, discusión de pareja, otros

e empieza en infierno de la mujer que tantas cosas sentía y que lo empezaba afectar. Su coraz

encima de ese poco hombre que pegaba a su

rpo, no hay ruptura del tabique del hueso de la nar

el en señal de apoyo, ya que se se

icías– anunció su amigo y

ina de su rostro, cada moretón y sobre todo esa belleza que se ocultaba detrás de esas heridas. Los ojos de Aina aún estab

estaba acostumbrado a dar y su corazón bailaba al tenerla cerca. Lo que tenía claro es que la

shb

gritó a los vecinos que presenciaron to

e humano al ver una a

oy fue ella mañana puede ser alguno de ustedes—

Flas

ón de Aina y de Joel y también por el informe del

bandonar este mundo por unas palizas que otra persona le da en el nombre del amor. No señores el amor no lástima, no duele, no es egoísta. Así qu

la habitación del hospital, el día amaneció y la voz d

dijo sin ab

, Aina, se

a enfermera y volvió lo más rápi

stoy a tiempo para

dejaba caer de sus ojos unas lág

terminó Aina, y ahora solo

a diciendo y después cerró los ojos nuevamen

ransmitían tantas cosas y nada buenas. Se preguntó ¿qué hubi

scansar— entró el doctor

de alguna manera u otro Joel

omar un café?— preg

, pero no sin antes de que Joel le pidiera como fav

é tienes con e

ando respuestas mientras s

la solo es una emp

ón a alguien porque si, a no ser que fuera tu pacie

muchos, un par de encuentros y esas miradas que valen por años, por una vida y por momento insignificantes,

— eso fue lo único que contestó Joel y

APOYO DE

us manos al menos ayuda en llamar a la policía, nadie tiene derecho a pegarte, no tu hermano,

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